Noviembre 17, 2024

¿Hacia dónde va el PC?

 

El año 2018 los trabajadores encontrarán que el salario mínimo habrá llegado a los 276 mil pesos. En dos años se habrá reajustado la miseria de 26 mil pesos.

 

 

 

Cuesta saber si las explicaciones que da el vocero PC son más patéticas que su rechazo inicial a votar la iniciativa. Con todo, habría resultado un ahorro en vergüenza haber votado desde el minuto uno a favor del reajuste y haberse evitado la pataleta que les generó el desprecio que les hizo Valdés.

 

El caso es que el PC hace rato que perdió el horizonte que le daba la vida desde hace más de cien años. Definitivamente se puso del lado de los poderosos. De los que han regateado por más de un cuarto de siglo la justicia histórica que se ganó el pueblo en diecisiete años de lucha con los costos de muertes y sacrificios que jamás serán debidamente reconocidos.

 

En esa lucha el PC jugó un rol heroico. Muchos de sus militantes fueron asesinados en las cámaras de torturas y otros muchos cayeron combatiendo. Miles sufrieron la persecución y la prisión y la tortura.

 

Pero esa historia comenzó a diluirse cuando abandonaron la pelea y se instalaron en las oficinas de los ministerios y del Congreso. La teoría de un pie en el gobierno y otro en la calle, como toda conducta con tintes esquizofrénicos, simplemente es un espejismo.

Como saben muy bien los comunistas, o se sirve al poderoso o a sus víctimas. O se es yunque o se es martillo.

 

Y el PC se ha puesto del lado de los restos náufragos concertacionistas en el momento en que ese conglomerado vivía sus momentos más aciagos. Y ha tenido, en los hechos no puede ser de otra manera, que asumir el legado de una alianza que a cada paso intenta perfeccionar el neoliberalismo impuesto a sangre y fuego por la tiranía.

 

A menos que se quiera hacer el ejercicio de tamizar la realidad para elegir solo aquello que les gusta y rechazar de plano lo que no.

 

Pero no se puede. Una alianza programática se compra a fardo cerrado y no por presas.

El PC deberá pagar un costo no despreciable por haberse puesto de lado de los que en un cuarto de siglo no han hecho otra cosa que construir un país que no es capaz de mostrar ningún avance de altura humana.

 

En aquellas políticas que se relacionan con derechos, tales como salud educación, Chile no llega a ninguna parte con sus índices, y la sostenida privatización de ambos servicios lo ha transformado en el país que menos hace en esos aspectos, otrora tan importantes para la agenda reivindicativa del PC.

 

Ha comenzado a reventar con niveles de escándalo la crisis de sistema de pensiones. Los que enfrenten la tragedia de pensionarse lo harán sobre la base de sus ahorros individuales, lo que en palabras simples, significa viejos disparados directamente a la miseria luego de haber consagrado una vida al trabajo.

 

Las pensiones a las que pueden optar constituyen una vergüenza y un crimen. Y ese sistema no será tocado por el gobierno en el que el PC es un factor clave.

 

El sitio militar permanente del territorio mapuche parece no incomodar a la militancia PC. El acoso a comunidades, los allanamientos en los que se gasea y balea a ancianos mujeres y niños, la permanente animadversión de las autoridades políticas en contra del mapuche acusando su pelea como terrorismo, parece no inmutar al PC.

 

No se sabe de su reclamo airado en el ejecutivo. Ni de alguna declaración en que manifieste su rechazo a esos episodios de genocidio, ni una denuncia por la violencia desatada como sí lo hacen muchos otros sectores, históricamente solidarios con el pueblo mapuche.

 

Tampoco ha sido como debiera el reclamo por la inhumana represión que sufre todo aquel que ejercer su derecho a manifestarse en las calles, en particular en contra de los estudiantes que han sido víctimas de una persecución vergonzosa por parte de ministros y autoridades del gobierno del que el PC es parte, los que han intentado empañar sus luchas y criminalizar sus movilizaciones.

 

Ahora manifiesta su acuerdo por un reajuste que en otros tiempos habría sido calificado de ratón por ellos mismos. Y aún no se acaban los ecos del enorme retroceso en términos de derechos que ha significado la pretendida reforma laboral.

 

Un mal pensado de eso que abundan hacía una reflexión para tomar en cuenta: el Partido Comunista ya no tiene pobres en sus filas.

 

¿Hacia dónde va el PC? No se sabe muy bien, pero definitivamente, algo huele muy mal en Vicuña Mackenna.

 

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