Noviembre 17, 2024

El lumpen se adueña del movimiento estudiantil

El vandalismo desatado durante la última manifestación estudiantil, es un hecho demasiado grave. Quedamos estupefactos al ver la escena de algunos desalmados, ensañándose contra la imagen de un Cristo sustraído desde la Iglesia de la Gratitud Nacional. Es enorme el agravio cometido contra creyentes y no creyentes, llevando a cabo una acción repudiable que no debiera quedar impune.

 

 

No sólo este templo fue profanado. Durante la marcha, los manifestantes se ensañaron contra otros valiosos edificios de nuestro patrimonio cultural: la sede el Colegio de Arquitectos, la Biblioteca Nacional y la Iglesia de San Francisco.

Si alguien hubiera concebido alguna fórmula para desacreditar el movimiento estudiantil, no pudo haber encontrado nada mejor.  

Los pinguinos del año 2006 y los serios y carismáticos dirigentes estudiantiles del 2011, fueron capaces de congregar casi un millón de manifestantes, en marchas pacíficas, alegres y creativas. No hubo saqueos ni destrozos de semáforos o paraderos urbanos y cuando se tomaron los colegios, los daños fueron insignificantes.

Gracias a estas movilizaciones, la demanda por acabar con el lucro en la educación fue asumida por la inmensa mayoría de los chilenos y escaló  a un lugar prioritario  en la agenda política.  Michelle Bachelet conquistó su segundo mandato presidencial, enarbolando ese clamor popular.

Sin embargo, en los últimos dos años el movimiento estudiantil fue cayendo en manos de diversas organizaciones de corte anarquista, las cuales han convocado a un estado de movilización  permanente. Los dirigentes son incapaces de controlar –  cuando no cómplices-  de delincuentes  que desacreditan sus demandas.

Tras constatar el amplio repudio generado por estos actos vandálicos, los actuales dirigentes estudiantiles se lavan las manos.  Se limitan a responder que ellos no convocan a hacer destrozos. No han sido enfáticos en rechazarlos. Simplemente se desentienden de las consecuencias generadas en actividades convocadas por ellos mismos.

Históricamente, las movilizaciones han sido un arma propia de la Izquierda, como las huelgas lo son en el campo sindical. Son legítimas formas de lucha cuando los poderes dominantes cierran el paso a demandas justas. Por estas vías, desde la Revolución Francesa hasta ahora, los pobres del mundo han ido construyendo las mayorías que han permitido ampliar sus derechos al pan, a un techo digno,  a la educación o la salud.

El movimiento estudiantil chileno se enorgullece de haber tenido en sus filas a líderes como Santiago Labarca o Carlos Vicuña Fuentes que encabezaron las luchas populares, hasta poner fin a la dictadura de Carlos Ibáñez en 1931.

Igual admiración concitó la Fech de los años 1948-1950, bajo la conducción del flaco José Tohá, Fernando Ortíz, Julio Silva Solar o Alberto Jeréz, quienes  organizaron múltiples acciones de protesta rechazando la Ley Maldita impuesta por el traidor González Videla.

¡ Qué decir de los dignos dirigentes estudiantiles del proceso de Reforma en los años 1968-1970,  Miguel Ángel Solar en la UC, Alejandro Rojas en la U. de Chile y Alejandro Yáñez en la UTE. Y no olvidemos a Yerko Ljubetic o Gonzalo Rovira, líderes de la resistencia estudiantil contra la dictadura de Pinochet, que lograron recuperar desde 1984, el derecho a la existencia de una FECH independiente.

Ninguno de estos episodios fue una taza de leche, ya que siempre enfrentaron la represión policial, pero jamás se cometió algún acto vandálico.

 

Es necesario y urgente recuperar la cordura del movimiento estudiantil, desenmascarando y expulsando al lumpen infiltrado en sus acciones. La historia demuestra que las fuerzas opuestas a cualquier cambio social, suelen incentivar a sujetos con este perfil, a fin de deslegitimar las justas demandas populares.

Acabo de ver en televisión las escenas del estado en que quedaron el Internado Nacional Barrios Arana y el Liceo Darío desalojar a los estudiantes que los mantenían en toma.  Es un cuadro desolador. El daño y los destrozos son incalculables. Han destruido gran parte del mobiliario así como artefactos sanitarios, puertas y cristales. Han rayado todos los muros. Se robaron libros de la biblioteca, documentación escolar fundamental y computadores.

En el Barros Arana, además, desaparecieron los retratos de varios de sus rectores y  otro del ilustre historiador cuyo nombre lleva el liceo. .Su estatua fue pintarrajeada, así como la escalinata del acceso principal y desapareció el tomo con las actas escolares del primer curso impartido en el colegio: un tesoro cultural invaluable.

La Alcaldesa de Santiago cifró los daños en 400 millones de pesos y declaró que el colegio no podrá reabrir sus puertas antes de unos 10 días.

En el Darío Salas, la televisión destacó un cartel con la siguiente inscripción:

“Mientras ustedes sigan lucrando, nosotros seguiremos robando”

¿Qué tal?

Este cuadro lamentable no se combate con más represión. Me resulta ridícula la propuesta de algunos parlamentarios proponiendo una Ley antiencapuchados, que no tiene la más remota posibilidad de aplicarse. Bastaría que 5.000  o 10.000 estudiantes salieran encapuchados en una próxima manifestación, para demostrar la inutilidad de semejante legislación.

Me resulta incomprensible el silencio del Colegio de Profesores, de la CUT y de los Partidos Políticos de Izquierda. También de ex líderes estudiantiles como Giorgio Jakson, Camila Vallejo, Karol Cariola, Gabriel Boric  o Camilo Ballesteros. No puede ser que un puñado de desalmados acabe con los valores que ellos sembraron. No es con el silencio como van a restablecer la responsabilidad del movimiento estudiantil.  Quién calla otorga.

Es urgente trazar un plan para recuperar la moral y la conciencia social de los escolares. Además de diversas entidades de gobierno, debieran colaborar el Colegio de Profesores, la Asociación de padres y apoderado, la CUT, los ex líderes de las organizaciones estudiantiles, los Colegios Profesionales, las agrupaciones artísticas, escritores y científicos. Nadie debe restarse a esta tarea que pasa al primer plano de la agenda nacional. Debemos copar los colegios con charlas, seminarios y debates. Coloco esta tarea como absolutamente prioritaria. Es necesario cohesionar a lo mejor de Chile en esta verdadera cruzada redentora de la conciencia social.

¡Cómo deben estar celebrando este panorama, los verdaderos enemigos de la Reforma Educacional!  Aquellos que  se  juegan por entero para hacer imposible la posibilidad de poner fin a la descomunal máquina montada para lucrar con las platas fiscales.

Veamos un botón de muestra:

María Olivia Monckeberg nos da a conocer que “la corporación financiera Laureate International,  se transformó en el principal grupo que opera universidades en Chile. Los estudiantes de pregrado de sus tres universidades

–Las Américas, Andrés Bello y  Viña del Mar- más el Instituto Profesional AIEP, sumaron137.124 personas en 2012, conforme a la base de datos índice del Consejo Nacional de Educación (CNE). La comparación resulta impactante si se considera que esa cifra implica  apenas 24.000 estudiantes menos que toda la educación pública universitaria chilena sumó en sus dieciséis universidades del Estado ese mismo año.  Los ingresos obtenidos por aranceles recaudados por el grupo Laureate se elevaron a 255.929.835.162 pesos según la misma fuente oficial lo cual equivales a más de 500 millones de dólares en un año”. ([1]

 

Además, la Reforma Educacional enfrenta adversarios en el propio seno de la Nueva Mayoría, dado que no pocos militantes de sus filas son cuadros directivos o propietarios de establecimientos educacionales privados y ponen sus intereses particulares por encima de sus convicciones políticas.  

A pesar de todos estos obstáculos, el gobierno ha logrado dar un primer paso histórico. Este año, 150.000 jóvenes ya gozan de estudios universitarios gratuitos, cifra que se irá elevando en el futuro.  Además, se promulgó la Ley que pone fin al lucro, al copago y a la selección y la Ley que creó todo un sistema de desarrollo profesional docente destinada a elevar la acreditación y la formación de los profesores..

Tras 40 años de inmovilidad, el balance no es poco. Por cierto que aún falta mucho camino por andar y  se requiere  mayor cohesión en las filas de los sectores progresistas a fin de materializar tantos anhelos postergados por tanto tiempo.

Confiamos que el movimiento estudiantil pueda recuperar su sensatez,  exponiendo en forma seria y responsable sus legítimas aspiraciones.

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[1]María Olicia Monckeberg.- “Con Fines de lucro. La escandalosa hiostoria de las Universidades privadas.”,Randon House Mondadori. Prinera edición. noviembre 2013.

Pg. 428-429.

 

 

 

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