El estudiante Avilés tendría la responsabilidad de que carabineros no haya auxiliado a tiempo al malogrado anciano funcionario municipal, puesto que estaban “inhibidos” por la dura crítica y demanda judicial que fueron objeto a raíz de haber azotado la cabeza de este en los incidentes del año pasado en la misma fecha.
Tal parece ser la lectura correcta que se desprende de las últimas declaraciones de las autoridades pertinentes.
Carabineros ya había hecho un apronte a horas de transcurrido el penoso hecho de la muerte del anciano funcionario municipal producto de la asfixia que le provocó el incendio provocado por manifestantes que se convocaron para protestar en el marco de la ya tradicional marcha que acompaña a la cuenta presidencial de cada 21 de Mayo. En efecto, Bruno Villalobos Krumm, General Director de Carabineros de Chile publicó a las 19:38 PM del 21 de mayo en el informe del CIMAT (Centro Información Alerta Temprana) una declaración claramente deliberante, desvergonzada, y culpando a sus superiores de la inhibición de actuar a tiempo por parte de ellos.
Cito:
“…Basta de poner siempre en tela de juicio a los Carabineros. Nosotros ponemos el pecho a las piedras, las balas, los fierros, y al final siempre encuentran un pero.
Acá no falló la inteligencia policial (sic), al morir un trabajador, que es padre de un carabinero, por acciones de delincuentes, el que falla es el país, las familias que no ejercen su rol de autoridad para frenar a estos individuos que le perdieron el respeto a la vida.”
y agrega: “…los antecedentes e informes se entregaron oportunamente para que se tomaran cursos de acción operativas …”
Así las cosas, la responsabilidad se traslada con insólita publicidad al ministerio del Interior, el ministro Burgos habría desoído u ordenado la actitud de carabineros. Lo sorprendente del caso, es que la propia presidenta de la república sale a declarar que carabineros se habría “inhibido”, casi como justificando ese hecho, y sellando con ello su propia responsabilidad frente al país.
Hasta el momento no hay efecto político de estas graves prácticas, de una irresponsabilidad e impudicia aceptada por ellos mismos, como si no estuvieran conscientes de lo que están declarando, de la anormal conducta de la policía que debe velar por la seguridad de la ciudadanía según lo manda expresamente la ley.
Pareciera que el país está dormido, que la presidenta y su ministro del interior estuvieran enajenados de la alta función pública que desempeñan. Ojalá que la ingeniosa irrupción de estos nuevos e inagotables pingüinos a la Moneda, logren despertar a las autoridades del sueño equivocado en que se encuentran.