Casta de parlamentarios y dirigentes de tiendas partidistas, así como dirigentes de gremios patronales, manifiestan temor real por reacción de la ciudadanía ante corruptelas y colusiones. Unos huyen del país, otros quieren repetir lo realizado entre 1970-73
El ambiente está sin duda enrarecido. La política ha logrado transitar del ‘arte de lo posible’ al ‘arte de lo soportable’, y a decir verdad en muchos chilenos la paciencia ha comenzado a agotarse… aunque en otros ya no existe.
Nos encontramos en la bifurcación que señala solamente dos caminos a seguir: la rebeldía hecha protesta y acción (lo cual significa que la gente, el pueblo, se organice y tome las banderas y las calles), o la desidia y alejamiento respecto de todo lo que signifique materia pública, vale decir, una especie de laissez-faire que dejaría a los chuchumecos parlamentarios y dirigentes partidistas dueños de accionar y activar lo que les parezca conveniente, sin tener que rendir cuentas ni responder preguntas.
Alguien dirá, seguramente, que la primera alternativa está fuera de toda posibilidad de concreción; y que la segunda, a su vez, tampoco tiene visos de hacerse efectiva. Ni fu ni fa. Bueno, esa es la tercera alternativa, misma que hasta el día de hoy campea y trota a su regalado gusto para felicidad de diputados, senadores y vejestorios de aquellas instituciones ‘que funcionan’, como aseguraba el faraón Lagosnatón Primero, gran impulsor y defensor de la religión ‘concesionaria’, hija legítima del bolicheo transnacional.
Sin embargo, hay algunas cuestiones que pese a parecer todavía menores y difusas (o intrincadamente extrañas), simulan delinear una ruta que los chilenos mayores de “titantos” conocemos bastante bien. Aunque en esta ocasión el final de ese trayecto es más incógnito e impredecible que aquel acaecido entre los años 1970-1973, pues para todos quienes a comienzos del ‘73 tenían más de diez neuronas, era un hecho cierto que, tarde o temprano, la derecha y sus aliados de la democracia cristiana y la ‘democracia radical’ (incentivados y apoyados por el empresariado y EEUU) provocarían un golpe de estado, como finalmente sucedió.
Mal que peor, Chile ha vivido de manera permanente en ese volcán político cuyo magma administra la derecha dura. Y no sé por qué, pero estas cuestiones algo intangibles –aunque reales- permiten afirmar que fútbol y política se hermanan en varios aspectos. Vea usted.
Los famosos ‘secretos de camarín’ a que se acogen siempre los pataduras profesionales cuando ellos y sus clubes viven problemas serios, no son sino réplicas de aquellos que los políticos acostumbran mantener ocultos de la prensa y del público, aunque el mundo amenace con reventar.
Que en la política chilena algo está pasando, cobrando formas impensadas, ya no es chiste ni ficción. No es necesario recurrir a viejos hechos, pues los nuevos –los de ahora- aglomeran suficiente material para la sospecha. Échele una ojeada al siguiente listado, que me permití destacar en negrillas, y después seguimos la conversa, ¿le parece?
Hernán Büchi, el ‘economista que todos los países latinoamericanos envidian’ según afirmaron Pinochet y Merino el año 1987, abandona el país (¿o ‘huye’?) a objeto de refugiarse en una nación que al parecer le da tranquilidad para continuar besuqueando el sistema que coadyuvó a armar, aunque de acuerdo a sus detractores más bien se trata de un escape oportuno antes que la fiscalía lo llame a declarar, y/o lo impute, por su vinculación en el caso (ya internacional) de los “Panamá Papers”, al ser mencionado como accionista de Compton Investment. Ante tal situación manifestó: “No encuentro nada de malo que la gente sea accionista de offshore. Las offshore existen porque el mundo es integrado, pero los sistemas tributarios son distintos”. Pese a ello, declaró sentirse muy incómodo “con la situación que hay en general” (¿?), por lo cual decidió irse de Chile arguyendo como causal la ‘incerteza jurídica’ que, seguramente, podría constituir a futuro un serio problema para su bienestar personal. Pero, si no encuentra nada de malo (¿ni tampoco ilegal?) en que la gente sea accionista de offshore, entonces, ¿por qué se va y abandona de la noche a la mañana los jugosos directorios de SQM y Quiñenco? ¿Cuándo volvería? ¿Con otro tipo de gobierno, más duro, menos democrático?
Caso SQM: cerca de un centenar de personas serían formalizadas en los próximos días por sus vínculos con este caso. Entre esos formalizados estarán los vinculados a las denominadas “platas políticas”, sistema mediante el cual la minera no metálica (SQM) entregó dineros para campañas desde el 2009 en adelante. Además, habrá otro grupo de formalizados que no responde a la arista política. De un ‘cuantuay’, según el fiscal Pablo Gómez, pero la tembladera en ciertas tiendas del duopolio se siente desde lejos, estructurando un preocupante cuadro que de una u otra forma, respetando aquello del “secreto de camarín”, los dos bloques principales de la política criolla intentan minimizar o, mejor aún, sepultar para siempre. ¿Podrán?
Desclasificación de documentos acerca de un enclave nazi. Sin lugar a dudas, debe haber tembladera en ciertos sectores de la UDI y de RN, pues el gobierno de Alemania –con la ‘dura’ Ángela Merkel a la cabeza- informó que desclasificará documentos relativos a la Colonia ‘Dignidad’, enclave alemán ultraderechista (con arrestos de aires nazis) en los que podría confirmarse la participación -indirecta pero efectiva- de algunos actuales dirigentes de las tiendas mencionadas, como es el caso, específicamente, de Hernán Larraín, público defensor de la Colonia y de su líder, el pederasta y delincuente nazi Paul Schaeffer, defensa que se extendió hasta el día en que Canal 13 de televisión emitió un programa de investigación periodística informando la calidad de criminal y pederasta que tenía Schaeffer. Recién entonces Hernán Larraín guardó silencio y se hizo, hasta ahora, ‘el de las chacras’, pero el gobierno alemán podría regresarlo –a él y a otros más (varios ex militares entre ellos) – al ojo del tornado justiciero. Señores fiscales… ‘attenti al lupo’, como cantaba Lucio Dalla.
Tribunal Constitucional (TC) y Reforma laboral. ¿Para qué gasta el país miles de millones de pesos cada mes en parlamentarios vociferantes e ineficaces si, finalmente, son sólo diez individuos –cuyos traseros están bien asentados en sillones del Tribunal Constitucional (TC)- quienes legislan como si fuesen una tercera Cámara? Este órgano, parido por la dictadura con el principal propósito de velar por la buena salud de una Carta Fundamental impuesta a bayonetazos, resulta ser una institución ajena a la democracia institucional y contraria al republicanismo, toda vez que su sola existencia –con miembros designados a dedo y no mediante elección popular- niega la independencia de dos poderes del estado, a la vez que su actuar se orienta preferentemente a defender intereses de capitalistas y especuladores financieros, en impúdico detrimento del bienestar general.
Suena un susurro: ‘Remember’ Comando Nacional de Trabajadores. Cada vez con mayor certeza, la ciudadanía confirma que el insaciable mega empresariado es una especie de ‘enemigo de la sociedad civil chilena’, y muy particularmente de la clase trabajadora. Ello, por cierto, con el visto bueno del gobierno y del legislativo, quienes se meten al bolsillo los acuerdos firmados en la OIT, en especial esos que dicen referencia con el tripartismo laboral. La derecha lucha con denuedo contra cualquier legislación que beneficie a los trabajadores, sean estos obreros, empleados, técnicos o profesionales. A ella, el TC le viene como anillo al dedo, pues sus miembros son coyotes de la misma camada y lacayos de idénticos intereses. No obstante, olvidan que el año 1983 los trabajadores chilenos se encontraban en situaciones aún más desfavorables (incluso, sufriendo secuestros, torturas y asesinatos), lo que hacía sonreír burlescamente al gobierno dictatorial respecto del casi inexistente ‘poder’ de la clase trabajadora. Sin embargo, en mayo de ese año (1983) todo cambió. Los sindicatos chilenos dieron nacimiento al Comando Nacional de Trabajadores, a las Protestas Sociales, a la paralización del país y, finalmente, construyeron el tobogán por el cual se deslizaron hacia la salida del gobierno el tirano y sus adláteres. Ocurrió una vez… puede volver a suceder. Las condiciones están dadas. Sólo falta el liderazgo adecuado. ¿Habrá alguno?
Milicogate. En algún viejo artículo aseguré que al sistema neoliberal le era imposible existir y mantenerse sin corrupción. Lo acaecido en un sector de las fuerzas armadas con los dineros entregados por el país, a través de las regalías que permite la ley del cobre, lo demuestra sin ambages confirmando que ese aserto tiene asidero. Mientras exista este sistema es posible asegurar que la corrupción llegó para quedarse, pues forma parte activa del mismo, y ahora alcanzó a las fuerzas armadas. Nada nuevo en realidad, ya que años ha, con el dictador aún en el cargo de comandante en jefe, el evento de los ‘pinocheques’ mostraron el estado de putrefacción existente en un sector del ejército. Si la investigación del actual “milicogate” continúa avanzando, ¿viviremos nuevamente algún “ejercicio de coordinación y enlace” como ocurrió antaño? Hasta el momento en que estas líneas son redactadas, esa investigación del ‘milicogate’ está en curso y nada indica que se detendrá. Hasta el momento.
Cowboys vs Aliens (o parlamentarios vs megaempresarios). No constituye misterio decir que la imagen de muchos grandes empresarios se encuentra bajo la línea de flotación. El día que el Mapocho inundó la zona “alta” de Santiago (entendiendo por tal a aquella que se encuentra al este de Plaza Italia), un nombre saltó a la palestra con fuerza: Andrónico Luksic, ‘el dueño de Chile’, el mismo que de acuerdo a lo escrito y denunciado por el periodista Francisco Martorell, en su libro “Impunidad Diplomática”, habría participado en orgías y partuzas realizadas en la sede diplomática de la República Argentina en Santiago, organizadas por el embajador Óscar Spinosa Melo, designado por quien era en aquel entonces presidente de la nación vecina, Carlos Menem. El diputado Gaspar Rivas (independiente, ex RN) zarandeó a Luksic a insultos e improperios en la Cámara de Diputados, asegurando que era el mayor delincuente que había en el país. En realidad, los habitantes de Caimanes podrían dar fe de cuán acertada es aquella apreciación del parlamentario. Y los vecinos de San José de Maipo, también.
Redes Sociales, principal enemigo. Estamos cerca del momento en que algún parlamentario solicite a sus colegas legislar duramente respecto de las redes sociales, señalando como necesidad imperiosa sancionar con penas de cárcel a quienes critiquen a un ‘honorable’ vía tuiter, facebook o cualquier otro sistema existente en la red. Los diarios electrónicos independientes, así como el actuar del público en general vía redes sociales, han sido un cuchillo en la garganta para los políticos en general, y los parlamentarios y gobernantes en particular (sin dejar de lado, en el olvido, a los megaempresarios). Pero, sin embargo, las redes sociales parecen ser inexpugnables. Sancionarlas, prohibirlas, amañarlas, sólo traería gravísimas consecuencias, resultando ser el remedio peor que la enfermedad. La casta política, así como la empresarial, tendrá que acostumbrarse a vivir bajo la lupa del respetable, entendiendo que si ellos son personajes públicos no tienen forma alguna de resguardar su vida privada, a menos, claro, que renuncien a lo primero. Luchar contra los avances de la tecnología es tiempo y esfuerzo perdidos. Lo saben… y les incomoda a nivel de dolor profundo.
Reflexiones finales. Con todo lo dicho, esos ‘secretos de camarín’ –en la política activa- ya no logran el oscurantismo del silencio. Mientras las aguas se agitan y el oleaje amenace convertirse en marejada y este en tsunami, para muchos pillastres resultará conveniente desaparecer de escena, hundirse un tiempo en el anonimato, salir del país, hacerse el cucho, aparecer en televisión explicando lo inexplicable, o buscar prensa para aclarar, oscureciendo aún más, lo que se quiere defender.
Otros frescolines continuarán dando pelea contra los derechos de la sociedad civil… y hay algunos (eso supongo, pues no puedo certificarlo) que deben estar maquinando fórmulas para repetir las barbaridades cometidas por ellos -o por sus parientes- en la época cuando gobernó Salvador Allende… incluyendo solicitudes de apoyo -mediante invitaciones a parrilladas y after hours– a algunas jefaturas de recintos militares. ¿Usted cree que no, que eso es imposible? ¿Apostaría su sueldo?
Definitivamente, Chile ha ingresado a territorio oscuro… aunque creamos que lo dicho en estas líneas no es posible. Pero lo es. La gente mayor de ‘titantos’ puede dar fe de ello. Consúltele y salga de la duda; después… ayude a organizar la sociedad civil para defender la escasa democracia que nos va quedando, pues la casta política y las cofradías megaempresariales han comenzado a desesperarse.