Noviembre 19, 2024

Colombia: Prensa libre y responsable. Sin ataques ni estigmas. ¿Será posible?

La prensa se convierte en muchas ocasiones -demasiadas- en el centro de ataque de quienes no se sienten identificados, con una u otra publicación.

 

Ha sido tradicional que la izquierda haga señalamientos a la prensa por oficialista. Y lo ha sido. Pero no toda la prensa, no, de manera radical.

 

 

No es en vano el alto número de periodistas asesinados en todo el país. Según la Fundación para la libertad de prensa (Flip), define en 142 el número de asesinatos entre 1977 y comienzos del 2014. Muchos periodistas son los asesinados por decir lo que a “alguien” le disgustó.

 

Nombres como el de Guillermo Cano, Jorge Enrique Pulido, Jaime Garzón, nos recuerdan este hecho. Y tantos otros que olvidamos los colombianos.

 

Pero la coyuntura social y política, acrecienta en este momento histórico la polarización que también cobija a la prensa colombiana. Específicamente se hace referencia a los ataques del expresidente Álvaro Uribe a periodistas como Félix de Bedout, Camila Zuluaga, Daniel Coronell, y ahora, al columnista de El Espectador, Yohir Akerman.

 

El 27 de marzo Akerman publicó en el diario “El asociado No.82”, y en uno de sus apartes afirma: “En marzo de 1991, la Defense Intelligence Agency (DIA) o Agencia de Inteligencia de las Fuerzas Militares de ese país, elaboró un listado de 104 personas que estaban relacionadas, conectadas o trabajaban directamente para los carteles de narcotráfico, en especial el de Medellín”.  En el mismo documento, Ackerman relaciona a Uribe como el asociado número 82.

 

La respuesta del expresidente no se hizo esperar. Por eso este domingo, Ackerman le escribe una carta a Uribe, y en ella, entre otros aspectos dice: “El pasado 29 de marzo usted, señor expresidente, trinó en su cuenta de Twitter lo siguiente: “Johir Akerman, desteñido militante del Eln que busca notoriedad con la honra de los míos y la personal”, como respuesta a mi columna del domingo pasado”.

 

Y agrega en otro de los apartes:

 

“Es importante aclarar que en su respuesta no hace mención de ninguno de los hechos ni documentos que publico en mi columna, sino que simplemente emprende una estrategia de ataque a mi reputación con mentiras que no tienen ningún fundamento, y menos pruebas de soporte. Usted, señor expresidente, es un fiel creyente y practicante del dogma: la mejor defensa, es un mayor ataque. Y ahora soy yo víctima de sus ataques”.

 

 

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