Nuestro país fue el experimento realizado por el FMI y Washington para instalar el neoliberalismo en Sudamérica. Ahora Chile se ha convertido en el profesor que dicta clases a la ultra derecha de otros países de la región
En Sao Vicente, acogedora ciudad balneario brasileña ubicada en el litoral paulista, entre Mongaguá y el puerto de Santos, hay una pequeña colina en cuya cima se alza un recordatorio en honor al arquitecto Oscar Niemayer, “inventor” de la fantástica capital, Brasilia, situada en el Planalto que se adentra tímidamente en el impenetrable ‘mato grosso’ amazónico. Desde aquel punto en Sao Vicente –aseguran los paulistas- Niemayer determinó el lugar exacto donde finalmente se levantó la nueva capital, quitándole a Río de Janeiro el honor de haberlo sido durante décadas.
Sin embargo, lo que el genial Niemayer nunca pudo puntualizar fue cómo y quiénes harían sociedades de intereses mutuos para entregar Brasil a los intereses transnacionales. El famoso arquitecto no echó tampoco una ojeada hacia el sur oeste, hacia Chile, porque de allí vendrían los brasileños que serían punta de lanza en los futuros entreguismos y traiciones a la historia y al pueblo de aquel país continente.
Fernando Henrique Cardoso, José Serra y César Maia, son tres importantes dirigentes de la actualidad política del Brasil. Cuando en la tierra del samba y el fútbol gobernaba una feroz dictadura militar, siendo ellos de tenencia progresista cargada a la izquierda, se exiliaron en nuestro país. Aquí, Maia y Serra se titularon como Economistas en la Casa de Bello (Escuela de Economía y Escolatina), llegando incluso a ser profesores en esa Facultad de la ‘U’. Se casaron con chilenas y regresaron a su patria cuando en nuestra nación el fascismo, vestido de uniforme, destruyó el sistema democrático el año 1973.
Contrariamente a lo que muchos pudiesen pensar, ninguno de ellos pasó por las aulas de la Pontificia Universidad Católica, en las cuales –en aquellos años finales de la administración de Frei Montalva y luego en el gobierno de la Unidad Popular- campeaba el gremialismo encabezado por Jaime Guzmán.
¿Quiénes llevaban la batuta entonces en la prestigiosa Universidad de Chile? Dos nombres surgen espontáneamente: Edgardo Boenninger (PDC) y el entonces dirigente del Partido Radical, Ricardo Lagos Escobar. Respecto de este último es imperioso gastar algunas líneas para coadyuvar al entendimiento de cuán significativa ha sido su participación, no sólo en Chile sino también en Brasil y en la misma oposición derechista venezolana, para consolidar el sistema neoliberal que la dictadura militar chilena impuso a sangre y fuego. Personalmente, no me cabe duda que Lagos ha sido.-y sigue siendo- uno de los más activos y exitosos infiltrados que la derecha económica supo colocar en la paniaguada Concertación de Partidos por la Democracia a través, nada menos, que de otra creación del propio Lagos, el PPD. Las siguientes líneas expresan mi opinión respecto del “faraón” aplaudido y admirado por los habitúes de Casa Piedra, una especie de “vaticano” del mega empresariado chileno.
Ricardo Lagos Escobar, el ‘Tartufo’ de la izquierda renovada
Recuerdo con perfecta claridad que a las pocas horas de haber sido elegido Ricardo Lagos Presidente de la República –luego de un ballotage estrecho- comenté a mis amigos que Chile estaba llevando a La Moneda al segundo González Videla de nuestra Historia. Pocos me creyeron. No me refería entonces a una traición tan profunda como la que ‘Gabito’ ejecutó contra sus antiguos compañeros de ruta –los comunistas- sino, específicamente, a que el señor Lagos (más temprano que tarde, parafraseando a Allende) gobernaría en beneficio de la mega empresa atendiendo los parámetros más salvajes del sistema neoliberal.
Así fue. No hubo equivocación de mi parte y la administración Lagos se recuerda hoy –en todos los sectores de la izquierda criolla- como un gobierno efectuado en pro de privilegiar las grandes fortunas, los mega empresarios, las transnacionales y, por cierto, las finanzas de Estados Unidos por sobre las chilenas. Todo ello fue realizado con la mirada cómplice del socialismo organizado en tienda partidista, sabedor este de que la derecha había cooptado al “faraón” Ricardo hacía años atrás, específicamente en 1989 cuando –así titulé uno de mis artículos que tocó el tema- “la Concertación se bajó los pantalones”, toda vez que el señor Lagos fue uno de los artífices de ese contubernio que mediante un plebiscito protocolizó con cemento la fascistoide Constitución de 1980.
Pese a lo comentado, hubo muchos chilenos que se resistieron a aceptar la verdad sobre Ricardo Lagos, y fueron también demasiados los que optaron por mantenerlo arropado con capa de emperador y corona de monarca, rechazando cualquier insinuación relativa a que se trataba ya de “mister” Lagos, un político hábil que confundió a la gente con un discurso de izquierda académica pero, a decir verdad, sus acciones borraban tales dichos y apuntalaban férreamente el sistema que ahondaba más y más la brecha entre ricos y pobres.
Volviendo al tema brasileño y a los señores Cardoso, Maia y Serra, es posible entregar una escueta información acerca de sus trayectorias públicas. Usted descubrirá, casi sin proponérselo, algunas desagradables similitudes con varios de nuestros ‘eméritos’ líderes dizque progresistas, como el ya mencionado Ricardo Lagos. Lea las siguientes líneas y haga el simple ejercicio de recordar y comparar.
Fernando Henrique Cardoso. Cursó estudios de Sociología en la USP (Universidad de Sao Paulo) y fue el líder de un círculo de intelectuales marxistas con el nombre de “Grupo del Capital”. Presidió la Asociación Internacional de Sociología con sede en Amsterdam y es miembro de la Academia de Ciencias y Artes de Estados Unidos. Es autor de varios libros, como, “Dependencia y Desarrollo en América Latina” (1969).
Fue perseguido por sus ideas políticas durante los gobiernos militares brasileños, y sus libros fueron también prohibidos. Obligado a abandonar el país se trasladó a Chile donde se vinculó a la CEPAL, trabajando allí (en Santiago) durante largos años. Al regrear a su patria, fundó el Partido de la Socialdemocracia Brasilera (PSDB). En noviembre de 1992 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por el Presidente Itamar Franco.
Desde 1985 hasta el 2002 fue presidente de Brasil luego de haber derrotado electoralmente a su opositor, el candidato por el Partido de los Trabajadores Luis Inâcio Lula da Silva. En las elecciones de 2003 el candidato de su partido (PSDB, conocido como “los Tucanos’) fue derrotado por el propio Lula da Silva.
César Maia. Estudió Ingeniería en la Universidad Federal de Ouro Preto y luego Economía en la Universidad de Chile. Enfrascado en la lucha por la democratización de Brasil después del golpe militar de Castelo Branco en 1964, ingresó al Partido Comunista Brasileño, participando en congresos estudiantiles. Perseguido por la dictadura se exilió en Chile. Aquí estudió en la Escuela de Economía de la Universidad de Chile junto a su compatriota José Serra. En Santiago, se casó con la chilena Mariangeles Ibarra.
Luego de un período como político progresista, hizo un severo giro a la derecha, transformándose en uno de los principales exponentes de la derecha brasileña. Fue nominado para ser candidato a Presidente de la República por los Demócratas (DEM) para los comicios del 2006 y del 2010.. Es oportuno informar que el DEM, es un partido conservador que fue la base política de apoyo a la dictadura militar en Brasil (1964-1985), vale decir, a la misma dictadura que obligó a Maia a exiliarse en Chile durante los gobiernos de Frei Montalva y Allende Gossens.
En 1991 fue ‘prefeito’ (alcalde) de la ciudad de Rio de Janeiro. Actualmente, es ‘vereador’ (concejal) en ese municipio, y se ha manifestado no sólo opositor severo de los gobiernos de Lula da Silva y de Dilma Roussef, sino también ‘fans’ del sistema neoliberal en su faceta de mayor salvajismo, declarando admiración sin límites por lo que han realizado en Chile los políticos del duopolio y las transnacionales, sus verdaderos maestros.
José Serra: No pudo concluir sus estudios de ingeniería ya que, cuando se ejecutó el golpe militar de1964 se exilió en Bolivia y luego en Francia. Volvió a Brasil clandestinamente durante unos meses, pero decidió salir otra vez, estableciéndose en Chile. Aquí fue profesor y ocupó un cargo en el gobierno de Salvador Allende. Está casado con Silvia Mónica Allende (chilena). En el golpe de estado de 1973 fue encarcelado en el Estadio Nacional. Cuando salió de Chile viajó a lo EEUU..
Es miembro del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el mismo del ex-presidente Cardoso. José Serra fue diputado federal, senador, ministro de Planificación y ordenamiento y ministro de salud. En las elecciones estaduales del 2006 fue elegido gobernador del estado de Sao Paulo. Años más tarde, el 2010, como candidato a la presidencia de Brasil resultó derrotado por Inâcio ‘Lula’ da Silva.
REFLEXIONES SOBRE LO DICHO
La corrupción es parte del soporte sobre el cual descansa el capitalismo; sin ella, no hay país ni empresa que pueda mantener ese sistema en el mediano plazo. Una vez más, aunque siempre con el visto bueno de Washington (y nunca contra su voluntad), Brasil desea marcar pauta y abrir camino… ahora, para ‘humanizar’ el sistemita, lo que en palabras directas significa reformularlo casi a nivel de refacción profunda, pero jamás derribarlo ni trocarlo por otro. Y como en estos momentos la corrupción ha comenzado a superarlo en peso, volumen y estatura, de inmediato se puso en juego lo que la sociología llama acertadamente “el mecanismo de recuperación del sistema”, asunto que permite transformar las disfunciones que lo asfixian en nuevas y sólidas funciones destinadas a protegerlo y nutrirlo.
Lo anterior se originó cuando las pesquisas de la Policía Federal de Sao Paulo demostraron que autoridades de ese estado y empresas extranjeras habían montado una red de corrupción para la adjudicación de contratos ferroviarios en Brasil. Semanas más tarde, documentos entregados por la justicia alemana a la brasileña revelaron que la compañía germana Siemens, allá por el 2001, había pagado más de ocho millones de euros en sobornos a dos representantes de la gobernación del estado de Sao Paulo para acceder a acuerdos ferroviarios en ese territorio.
Las investigaciones corroboran la participación de influyentes figuras del PSDB, como el ex gobernador José Serra y quien dirigía esa gobernación aquel momento, Geraldo Alckmin, en la creación de un cártel entre varias empresas para adjudicarse obras de los metros de Sao Paulo y Brasilia.
En este caso puntual, los principales dirigentes del PSDB (partido socialdemócrata brasileño), llamados “los Tucanos”, una de las tiendas partidistas opositoras de mayor envergadura para enfrentar al oficialista PT (Partido del Trabajo), provocaron lo que pocos esperaban, que Brasil despertara (‘acorda Brasil’) y levantara su voz con la conducción de los ‘indignados’, preferentemente en Rio de Janeiro, Sao Paulo y Curitiba. Durante meses tuvieron a Brasil en vilo. Cada día parecía ser más grave que el anterior y se aproximaba una asonada violenta que podría poner término al establishment vigente.
Pero, más allá de los partidos mismos que lo originaron, el movimiento de ‘indignados’ fue infiltrado mediante la inserción (por cierto, destacada interesadamente por la prensa) de unas extrañas organizaciones nuevas, cuyas raíces y directivas nadie conoció jamás, las que de la noche a la mañana se adueñaron de la conducción del movimiento y hablaron ‘en nombre de millones’, pero como bien dijeron paulistas y cariocas, en “nombre de millones de… reales($$)” y no de personas. Extrañamente, las directivas oficiales de las tiendas políticas mencionadas, callaron no bien esas ‘voces’ comenzaron a hablar por ellas y por todos.
Con el paso de los años, develados algunos sucesos, poca duda cabe hoy día que en esas infiltraciones estaban las manos y conducción de los viejos politicastros “doctorados” en Chile, como Serra, Maia y Cardoso, seguramente orientados y aconsejados por sus amigos Ricardo Lagos, Fernando Flores, el mexicano Carlos Slim y el español Felipe González… los “cantamañana” del progresismo ultracapitalista latinoamericano, como se les conoce en España. O ‘los vende humo’, como se les llama en México.
Los grandes corruptos aún no han sido castigados en Brasil (¿le suena conocido?), sin embargo, si hubiese una sanción ella no obedecerá a eventos punibles por la ley sino, en estricto rigor, obedecerá a que esos individuos sobrepasaron con creces la medida ‘normal’ de corruptelas aceptada, necesitada y activada por el sistema.
Todo es tan similar a lo acaecido en Chile, que uno se obliga a sospechar que fue en nuestro país donde algunos de los principales dirigentes políticos brasileños se ‘titularon y doctoraron’ en asuntos de neoliberalismo salvaje. Sus maestros chilenos, no todos pero sí los principales, son los mismos que hoy, 2016, ondean banderas de candidaturas presidenciales para seguir con el mambo de la corrupción y la rumba del familisterio.