Septiembre 21, 2024

Ingeniería política sin sociedad

piera_walker270

piera_walker270La ingeniería política que caracteriza a los países de Europa y América funciona de tal manera que los movimientos sociales y la soberanía popular tienen una nula influencia en la vida cotidiana  de la  nación.

   

 

La democracia sin sociedad limita al ciudadano a la participación en procesos electorales periódicos; en  este sentido, los ciudadanos vendrían a jugar el papel del coro en la antigua Grecia de los basileus, limitándose a aplaudir o rechazar la acción del monarca. Algo de esta realidad ocurrió en España, en las últimas elecciones municipales y autonómicas: a pesar de existir los campamentos de los “indignados” del 15M, en el plano electoral lo único que ocurrió fue el reemplazo del PSOE por el PP.

Tanto en los regímenes presidenciales, como en los parlamentarios, las leyes electorales y los sistemas de partido hacen un papel de cerrojo, que impiden que los ciudadanos tengan la más mínima participación, no sólo en las decisiones políticas, sino también en las que atingen a su vida cotidiana – la cesantía, la pobreza, los impuestos -. En casi todos los países de Europa y de  Chile en particular, el duopolio se ha convertido en una realidad casi irremontable. Es cierto que existen pequeños partidos, incluso resabios del comunismo, pero sólo pueden convertirse en actores cuando hay una crisis política en el sistema parlamentario. Algo de esto ocurrió en la última cuenta de Rodríguez Zapatero, de esta  semana, donde los partidos nacionalistas, aprovechando las crisis del PSOE pudieron presentarse como un fiel de la balanza.

En Grecia, la situación es aún más grave: la derecha sumió al país en la miseria, y el Partido Socialista no le ha quedado otro recurso que administrar la crisis vendiendo islas al mejor postor. Al menos, antiguamente, Grecia jugaba un papel de excepción en la cultura universal: baste recordar los viajes de Lord Byron; según Toynbee – y estoy muy de acuerdo con él – en la cultura griega se han tratado  todos los temas fundamentales del pensamiento occidental. En la actualidad es tan brutal  la influencia del neoliberalismo que, muy fácilmente, esta cuna de la humanidad se está convirtiendo en una parcela de los chinos o de bancos alemanes y franceses, especialmente. En ese duopolio griego murió la política en manos del mercado.

El sistema político inglés fue caracterizado por los cientistas políticos como de los dos y medio partidos, es decir, laboristas, conservadores y liberales. En la actualidad, también predomina el bipolio, sin que ambos partidos se distingan mayormente. Algo similar ocurre en Alemania con socialdemócratas y democratacristianos, o en Francia, con la derecha y el Partido Socialista.

En el caso chileno, la famosa alternancia entre la Concertación y la Coalición por el Cambio, se convirtió en un circo: el gobierno de Piñera se caracteriza por los escándalos de muy parecida factura  a los de la Concertación; quizás, la única diferencia es que el presidente-empresario se está derrumbando a una velocidad inesperada.

Pienso que esta forma de democracia representativa está agotada, y los movimientos sociales que hoy no tienen relación con aquellos del siglo XX – no responden a una matriz clasista como era la izquierda en el pasado – sino con temas y problemas de carácter ético y político, y de una sociedad que supera los temas materiales en sí mismos, para buscar nuevos paradigmas relacionados con una democracia directa, con formas de representación horizontales y con temáticas que abarcan nuevos horizontes, muy lejanos de los juegos de poder de la política tradicional.

Rafael Luis Gumucio Rivas

29/06/2011    

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