La foto que ustedes ven fue tomada hace un par de días en el Paseo Ahumada de Santiago a dos cuadras de los Tribunales de Justicia y a tres del palacio presidencial de un país que se dice democrático. El policía le ha echado encima el perro a ese joven ciudadano que buscaba ganarse la vida honradamente vendiendo sus productos. El muchacho sería luego arrestado y seguramente será multado y pagará una elevada multa. El trato fue prepotente, brutal y a la vista de todos.
Presencié estos hechos personalmente.
Hay fotos y videos de carabineros arrojando a la basura comida saludable de comerciantes callejeros. Eso es irracional e indigna.
El Estado de Chile actúa de manera implacable con los trabajadores que venden sus mercancías en la vía pública. Su pecado es no tener permiso municipal para practicar este comercio. Las municipalidades les niegan el permiso aunque lo solicitan, en tanto el valor de los permisos para las grandes tienden son irrisorios y van entre los 30 y 70 mil pesos semestrales. A esos “grandes contribuyentes” se les protege de manera férrea.
Legalmente la propiedad y la libertad son los grandes bienes jurídicos protegidos por la Constitución que defiende la Casta Política. Sin embargo ambos son violentados aquí pues la persona va presa (a diferencia de una infracción de tránsito en que simplemente se le notifica) y sus mercaderías caen en comiso y muchos sabemos o hemos visto cuales son los destinatarios finales.
El trabajo es una de las actividades más propiamente humanas y que nos distingue de las otras especies animales y que nos da la dignidad de vivir honradamente; sólo un Estado de miserables como el nuestro puede negarle este derecho a la gente común.
Aquí hay derecho a robar y no te pasará nada. Con dos requisitos: robar en grande y ser parte de la Casta Política. ¿O no es así Sr. Jovino Novoa?.
Más temprano que tarde el Poder Ciudadano se transformará en un Gobierno Ciudadano y se establecerá, sin lugar a dudas de ninguna especie, el derecho de todos los chilenos a vivir de su trabajo. El derecho al Trabajo está por sobre cualquiera otra consideración y aquí hemos dicho que las leyes no son sino excusa para servir de tapadera a los grandes supermercados y tiendas del retail.
Estas son las cosas que asustan a la casta política y a sus empleadores. Por ello Mahamud Aleuy dice que “enfrentarse al populismo es tarea de todos ellos”. Esto es el populismo: que la gente tenga derecho a trabajar y que los auténticos delincuentes vayan a la cárcel.
ROBERTO AVILA TOLEDO