Noviembre 17, 2024

Emboscada del PSOE, IU y Compromís a Podemos para salvar la investidura de Sánchez

El PSOE, Izquierda Unida y Compromís se reunieron ayer durante cinco horas con Podemos bajo un mismo objetivo: estrechar al máximo el margen de Pablo Iglesias para votar en contra de la investidura de Pedro Sánchez. Se trata de una carrera contrarreloj en la que siguen en pie todos los vetos de la formación morada.

 

 

 

Una estrategia compartida por Izquierda Unida con el PSOE y Compromís consiguió sentar ayer en la misma mesa, por primera vez desde el 20-D, a sus equipos negociadores junto a los de Podemos. Dentro de lo que en las filas socialistas se califica como una especie de emboscada, la reunión sirvió para constatar que la principal fuerza política que puede aportarle a la investidura de Pedro Sánchez la pátina de izquierdas que compensaría un acuerdo del PSOE con Ciudadanos, no va a convertir ni mucho menos en un camino de rosas su posible acceso a La Moncloa. En el encuentro, que duró cinco horas, no pudieron cerrar pacto alguno y lo único que consiguieron anoche fue la elaboración de un índice programático sobre el que discutir en los próximos días en una carrera contrarreloj: política económica, Estado del bienestar, lucha contra la corrupción, reforma territorial, relación con la UE y composición del futuro Gobierno.

Pedro Sánchez se reunió con Albert Rivera mientras su equipo intentaba encarrilar el pacto con Podemos

IU y Compromís aportan seis diputados y tienen muy avanzado su acuerdo con el PSOE. En cambio, Podemos no solo no ha levantado todavía ninguno de los vetos que había puesto a un entendimiento con el PSOE, sino que los ha multiplicado. Iñigo Errejón defendió anoche la derogación del artículo 135 de la Constitución, el que incluyó Zapatero en agosto de 2011 para garantizar el pago de la deuda a los acreedores como una prioridad. Desde Podemos y sus confluencias defienden su desaparición, algo con lo que Pedro Sánchez estaba de acuerdo en el arranque de su mandato como secretario general, aunque más tarde reculó. Podemos también dejó claro ayer que quiere cargarse la reforma laboral no solo del PP, sino también la del último Gobierno socialista, la que rebajó las indemnizaciones por despido, algo que el PSOE descartó en su campaña electoral. Errejón exigió también el reconocimiento del derecho de autodeterminación en Cataluña como parte “del ADN de Podemos”. Finalmente, su organización tampoco cede en la exigencia de la Vicepresidencia del Gobierno, de la portavocía y de un reparto de los ministerios proporcional a los resultados electorales.

En el encuentro, quedó claro que los socialistas tendrían que pasar por el aro de admitir el referéndum en Cataluña, poner a Bruselas y a los mercados en pie de guerraal cuestionar el pago de la deuda y entregar a Podemos los resortes claves del Estado, como precio a la investidura.

Pese a todos estos obstáculos, el objetivo del PSOE, IU y Compromís pasa por estrechar al máximo el margen de Pablo Iglesias para votar en contra de Sánchez, quien ayer dedicó la tarde a intentar cerrar un acuerdo con Albert Rivera reuniéndose durante una hora con él en el Congreso. Cuando el diputado de Compromís Joan Baldovíse enteró de esta cita, recordó la canción de Antonio Machín que se pregunta cómo se puede querer a dos mujeres a la vez “sin estar loco”.

A la primera reunión, la de la emboscada a Podemos, acudieron 23 diputados que, en realidad, representan 161 votos, a todas luces insuficientes para llevar a Sánchez a La Moncloa. Los socialistas saben que necesitarían también del concurso del PNV, Coalición Canaria y Ciudadanos, puesto que si no pactan con este último partido deberían recurrir a los avales de Esquerra Republicana y Democracia y Libertad, fuerzas independentistas a las que vetaría el comité federal y quién sabe si también la militancia.

La consulta a los militantes del PSOE, en el aire

Quedan 12 días para la votación en la que Sánchez solo necesitará de la mayoría simple para conseguir su objetivo y todo sigue en el aire. Quedan cuatro para que los posibles pactos sean trasladados a los 200.000 afiliados censados en Ferraz y aún se desconoce la pregunta a la que tendrán que responder y ni siquiera si podrá celebrarse la consulta.

El encuentro de cinco horas con Podemos, IU y Compromís acabó sin acuerdos y sin que la formación morada haya renunciado a sus vetos

A pesar de las apariencias, de la levedad con la que Pablo Iglesias aborda la negociación con los socialistas da buena cuenta el hecho de que la reunión tuviera que celebrarse por la tarde debido a los compromisos que algunos de los diputados de la formación morada habían contraído durante la mañana con varias televisiones. En Compromís y en IU causó malestar la anécdota, al constatar que en Podemos sigue primando más el espectáculo que el esfuerzo en formar un Gobierno de izquierdas.

Antes de la reunión con Rivera, Sánchez se paseó por el Congreso con cara de funeral, sabiendo que acaba de iniciar una angustiosa cuenta atrás en la que la actitud de Podemos puede convertir en una pesadilla su acceso a La Moncloa. Hace tiempo que sus hombres de confianza le avisaron del nulo interés de Iglesias en llegar a acuerdo alguno y de su predisposición a ir a unas nuevas elecciones generales. Este aviso es lo que le ha hecho reacio a hacerse una nueva foto con el líder de Podemos, algo que éste último no conseguirá si no da su brazo a torcer.

 

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