BOGOTÁ.- EL PLAN Colombia, la estrategia antidroga y contrainsurgente, llega a los 15 años con el apoyo financiero y militar de Estados Unidos, que entre el 2000 y 2015 ascendió a 9.6 mil millones de dólares, un apoyo clave para golpear a los narcos y la medula de las FARC y obligarlas a una negociación política.
El Plan Colombia fue aprobado en el congreso de Estados Unidos en el 2000, durante la administración del demócrata Bill Clinton, pero su aprobación se dio en un Congreso de mayoría republicana. Desde entonces, el Congreso estadounidense ha mantenido su apoyo constante. Los cambios en las mayorías de una u otra cámara legislativa no han afectado el respaldo financiero en estos 15 años.
El Plan Colombia fue un logro del gobierno del presidente Andrés Pastrana (1998-2002), porque le permitió canalizar una importante ayuda militar y financiera de Washington, para modernizar las Fuerzas Militares, especialmente el componente aéreo, que fue estratégico para golpear no solo a los narcotraficantes sino a las guerrillas de las FARC, que para ese entonces había logrado avanzar hasta las goteras de Bogotá.
Es a partir del gobierno de Pastrana, que empezó a tomar forma la estrategia conocida como Plan Colombia, con un apoyo inicial para el año 2000 que fue de 1 124 millones de dólares.
La ayuda para Colombia aprobada en la administración del presidente Clinton estuvo incluida en el paquete de 13 400 millones de dólares para operaciones extranjeras, que cubría gastos de asistencia militar en otras regiones del mundo como el Medio Oriente.
En esta misma legislación, la S-2522, se incluyeron 205 millones de dólares para financiar operaciones antinarcóticos en la región latinoamericana, de los cuales a Perú se destinaron 42 millones de dólares, Bolivia 120 millones de dólares y para Ecuador 25 millones de dólares.
Para el gobierno de Pastrana el Plan Colombia fue diseñado sobre la base de varias estrategias para consolidar el poder del Estado, otorgar confianza en la capacidad operativa de sus organismos de seguridad, sistema judicial y superar la crisis de credibilidad por los altos índices de corrupción.
Sin embargo, organizaciones humanitarias, sindicales y políticas -advirtieron en su momento- que la ayuda de Estados Unidos podía profundizar el conflicto armado interno que de por sí ya estaba en uno de los niveles de mayor degradación.
Pero 15 años después una de las conclusiones del Plan Colombia es que fue clave para golpear a fondo a los narcotraficantes y a las guerrillas de las FARC, para llevar al grupo rebelde a una mesa de negociación, lo que se concretó en noviembre del 2012 y hoy en el 2016 gobierno e insurgencia están a las puertas de firmar el Acuerdo General de Paz.
Una vez aprobada la ayuda de Estados Unidos, la ejecución del Plan Colombia en su componente militar, arrancó en diciembre del 2000 con una serie de fumigaciones masivas en el departamento del Putumayo y se intensificaron en enero de 2001, y años posteriores.
Para el 2000 Colombia registraba 160 mil hectáreas de cultivos ilegales, y para el cierre del 2015 las autoridades locales y organismos internacionales que monitorean los cultivos, coinciden que hay 60 mil hectáreas.
Pero estas reducciones de los cultivos ilegales por vía de fumigaciones áreas, dejó una estela de impactos negativos en las comunidades campesinas de las zonas cocaleras, como la destrucción de los llamados cultivos “pancoger”, es decir aquellos que son de consumo diario de la población.
El Plan Colombia antidroga contiene procesos de erradicación voluntaria por parte de campesinos cultivadores de hoja de coca y fumigaciones masivas para cultivos considerados como industriales. Estos últimos ya fueron suprimidos el año pasado por la administración Santos.
Las fronteras colombianas se convirtieron en las zonas más calientes de la región andina y amazónica a cuenta del Plan Colombia y desde el mismo momento de la aprobación de los millones de dólares por parte de Washington.
Los vecinos Venezuela, Panamá, Perú, Brasil y Ecuador, alertaron a sus fuerzas militares para que reforzaran las líneas fronterizas.
Los 6 312 kilómetros de fronteras terrestres que tiene Colombia, comenzaron a ser objeto de vigilancia y control por los ejércitos vecinos, a excepción de Panamá, cuyos controles los hace la policía en tanto que ese país no cuenta con Fuerzas Armadas.
Los vecinos creían que el Plan Colombia podía profundizar la guerra en este país y los movimientos rebeldes como las organizaciones de traficantes de droga desplazarían sus operaciones hacia Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá.
El gobierno del expresidente Pastrana, quien insistió durante su mandato en que el Plan Colombia era para la paz y no para la guerra, implementó una serie de políticas bilaterales con cada uno de estos gobiernos, tendientes a garantizar la seguridad y el desarrollo integral de las regiones fronterizas.
La administración de Pastrana, era consciente de que por la misma situación de orden público de Colombia, era casi imposible garantizar una presencia puntual en dichas zonas.
Colombia tiene una población de 47 millones de habitantes, de los cuales el 12 por ciento vive en las cinco fronteras terrestres, que representan el 45 por ciento de la totalidad del territorio nacional, cuya superficie es de 1 138 914 kilómetros cuadrados.
En enero de 2001 llega a la Casa Blanca, George W. Bush, quien le da un espaldarazo al Plan Colombia y logra en julio de 2002 la autorización por parte del Congreso para que la ayuda antidroga de Washington a Bogotá también se pudiera usar en lucha contra los grupos insurgentes.
Es decir, con la llegada a la Casa Blanca de los republicanos, el Plan Colombia se convierte en una estrategia contra las drogas, que fue su propósito original, y otra contrainsurgente, lo que significó que la ayuda financiera y militar se podía aprovechar para estos dos frentes, sin objeciones.
Para la izquierda colombiana la llegada de Bush profundizó el componente militar del Plan Colombia, y el gran receptor de las ayudas futuras de Washington fue el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), que a su vez la aprovechó al máximo para golpear en los ocho años siguientes a las FARC, que estratégicamente era el grupo guerrillero a derrotar.
Uribe Vélez, quien arrancó su primer mandato en agosto del 2002, se encontró con unas Fuerzas Militares que se estaban modernizando, y empezaban a recibir los helicópteros Black Hawks, que fueron estratégicos en la lucha contrainsurgente y fue su gobierno el que debilitó militarmente a las FARC, una estrategia que continuó su sucesor, Juan Manuel Santos (2010- 2018).
Fueron Uribe Vélez y Santos los dos gobiernos que se beneficiaron con el Plan Colombia que se inició en el mandato de Pastrana, y golpearon sin piedad a las FARC, y lograron dar de baja a los principales comandantes guerrilleros con operaciones aerotransportadas.
Ante la contundencia del Estado, los nuevos comandantes de las FARC, que se conocen como la segunda generación, decidieron negociar una salida política a más de 50 años de guerra, porque entendieron que la única opción de buscar el poder era por la vía electoral y no con las armas.
Para que los nuevos comandantes dieran el salto a los diálogos, jugaron un papel importante presidentes de izquierda en el continente, como Hugo Chávez y Raúl Castro, comprometidos con el proceso de paz que se adelanta en La Habana.
El Plan Colombia en este contexto será analizado este jueves en la Casa Blanca entre los presidentes Barack Obama y Santos, en una cita para celebrar el 15 aniversario, con un invitado especial: el expresidente Pastrana, el artífice de esta estrategia, que evitó que las guerrillas de las FARC, dieran un nuevo salto cualitativo en el terreno militar.
Ahora Colombia buscará el compromiso de la Casa Blanca y el Congreso por mantener el Plan Colombia, pero ya no para la guerra, sino para el postconflicto, y aspira que la ayuda de 319 millones de dólares en el 2015, se incremente de manera considerable para los años de la paz, el perdón y la reconciliación.
* Periodista colombiano, autor de crónicas, reportajes y entrevistas sobre la guerra interna en Colombia, corresponsal de NOTIMEX en varios países.