La economía global inició la primera jornada del año con un tropiezo en China que tuvo sus efectos en el resto del planeta financiero. La fuerte caída del índice bursátil chino de más de siete por ciento desencadenó las alarmas y la suspensión de las transacciones, evento que se expandió al resto de los mercados con descensos pronunciados en Estados Unidos y Europa. Incluso la Bolsa de Santiago caía hacia el mediodía en 1,8 por ciento.
En Wall Street los principales indicadores, como el Standard & Poor´s y el Dow Jones caían en 2,2 y dos por ciento respectivamente, en tanto en Europa el FTSE 100 cayó este lunes 2,26 puntos porcentuales.
Según informó el portal especializado Invertia, las nuevas normas chinas establecen que, a partir de hoy, si el índice CSI 300, que incluye a tres centenares de empresas que cotizan en los dos parqués chinos, pierde un cinco por ciento durante el día, se suspende automáticamente la cotización en las dos bolsas (Shanghái y Shenzhen).
Si tras la reanudación la caída se prolonga hasta un siete por ciento, los dos mercados cierran automáticamente hasta el día siguiente. Así, Shanghái cerró tras apenas 28 minutos de sesión de tarde, con pérdidas de un 6,85 por ciento, mientras que Shenzhen se hundió en ese tiempo más de un ocho.
Los motivos de tal retroceso están en datos de la industria manufacturera china, los que confirman el proceso de desaceleración que se ha traducido en un freno a la actividad económica global. En el caso nuestro, continúan las presiones sobre el precio del cobre, que este lunes cayó 1,2 por ciento para quedar en 2,1 dólares la libra.
Este nuevo evento económico ha impactado también en los valores de las divisas nacionales. En este episodio, el dólar ha salido fortalecido desfavoreciendo a monedas locales, desde el euro mismo a las divisas latinoamericanas. En el caso chileno, el peso sufrió una nueva devaluación para cotizarse a 717 pesos por dólar, su peor valor en doce años. Recordemos que el último día del 2015 había cerrado a 710.