Un nuevo hecho de corrupción afecta a las AFP. Ayer fue arrestado en Brasil por sospechas de obstrucción en una investigación que se lleva adelante por corrupción André Esteves, Presidente Ejecutivo de BTG Pactual, Banco de inversiones que es dueño de la AFP Planvital.
En efecto, “la fiscalía brasilera solicito la aprehensión de Esteves por haber prestado ayuda financiera a Amaral (senador oficialista) para que sobornara a un ex director de Petrobas”[1].
En julio de 2014 BTG Pactual anunciaba la compra de Planvital, con ello se cerraba un ciclo de enajenación de las AFP a manos de capitales transnacionales. De las seis AFP actuales, Cuprum, Provida y Hábitat están en manos de compañías norteamericanas, Capital de una colombiana, Planvital es brasilera y, solo la más pequeña, AFP Modelo, está en manos de capitales nacionales.
El proceso de internacionalización de las AFP responde a la tendencia de concentración y acumulación del capital transnacional que busca obtener rentabilidades cada vez más altas. La tendencia a la concentración es una cuestión de la esencia del capitalismo, éste busca mantener en una primera etapa la tasa de ganancia, luego, necesita para garantizar esa tasa de ganancia, aumentar la inversión con mayores flujos de capitales, los que obtiene, en el caso chileno de las AFP haciéndose de la propiedad y del manejo de los cuantiosos recursos que administra.
Lo grave es que el capital en manos de las AFP, invertidos en grandes grupos económicos y financieros, cuyos propietarios y altos ejecutivos cada cierto tiempo aparecen vinculados a actos de corrupción, exponen doblemente el riesgo de esos capitales que administran. En efecto, deben conseguir retornos que les permitan a ellos obtener rentabilidad de sus inversiones y, además, lograr un delta sobre los fondos administrados. Esa ecuación, en el marco de una economía mundial que no crece resulta casi imposible, salvo que, se aventure en inversiones no productivas, altamente especulativas que al mismo tiempo, aumentan potencialmente el riesgo, produciendo un círculo cada vez más perverso. Aumenta la burbuja especulativa. Si a ello, le sumamos la permanente emisión de dinero sin respaldo de la banca mundial, es tema se hace mucho más complejo.
Estudios de la O.I.T han señalado que observado el capital en el largo plazo, 30 años, las rentabilidades normales, están por debajo del 1%. Si ello, es así, entonces las rentabilidades que las AFP pueden lograr para los dueños de esos fondos, resultan casi imposible de conseguir si no es aumentando progresivamente el riesgo del mismo capital.
De allí, que un sistema fundado en este modelo no puede calificarse como previsional, y no puede, porque la previsión se halla dentro de la Seguridad Social, la cual es contraria por el vértice al riesgo, a la especulación. La previsión debe garantizar seguridad al trabajador, especialmente después del fin de su vida activa.
Mientras las AFP sigan en manos de capitales privados bajo la lógica de las S.A. no habrá previsión digna para los chilenos. La urgencia de cambiar estructuralmente este sistema y reconstruir un sistema solidario de reparto, no es un capricho. Forma parte de una necesidad urgente. La tendencia del capital es a mayor concentración, a mayor dificultad de conseguir retornos aceptables, por tanto lo que aumenta es el riesgo como consecuencia de la especulación.
Son muchos los casos donde la presión y la tentación por lograr renta para el capital, hace caer a ejecutivos en prácticas delictuales. El caso de André Esteves de BTG Pactual no es el primero y no será el último, el problema que sus conductas y sus decisiones afectan a millones de trabajadores y sus familias.
Ha llegado la hora de acabar con los fanatismos de algunos y los intereses de unos pocos por mantener este sistema de ahorro forzoso. Las AFP solo han servido a los multimillonarios chilenos como Luksic, Matte, Angelini, Paulmann, Yarur para reproducir su riqueza y corromper las instituciones del Estado y, también para que corporaciones extranjeras usen nuestros ahorros para inversiones de dudosa moralidad.
Los únicos que pierden en este sistema son los dueños de esos multimillonarios recursos, los trabajadores y trabajadoras.
Es hora de hacer algo. Acabar lo más rápido con este sistema
- Luis Mesinaes Sec. Gral. De la Confederación Bancaria y vocero de la Coordinadora Nacional NO +AFP 26/11/2015