DESDE LA SORPRESIVA victoria electoral de la oligarquía argentina el pasado domingo, la atención de la opinión pública venezolana está volcada sobre su impacto en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.
No hay que ser un experto en política, para reconocer que el éxito electoral de la contraofensiva del poder neoliberal continental, tendrá su influencia en los futuros procesos electorales de gobiernos progresistas, empeñados en defender su independencia y avanzar por caminos de justicia social. La presencia de la esposa del líder contrarrevolucionario venezolano, Leopoldo López, celebrando el triunfo electoral del multimillonario empresario y la declaración del presidente elegido, anticipando que pedirá aplicar la cláusula democrática para suspender a Venezuela del Mercosur “por tener presos políticos”, muestra la oreja de lobo debajo del disfraz de Caperucita.
La exdiputada ultraderechista, María Corina Machado, declaró: “Su triunfo (de Macri) es un impulso definitivo para la transición en Venezuela. En nuestro país, como hoy en Argentina, florecerá pronto la democracia”.
La injerencista ofensiva contra la revolución bolivariana, liderada por la temporal victoria del vocero de la oligarquía argentina, contó con el tradicional coro internacional. Francisco Guerrero Aguirre, Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia de la OEA, declaró: “Particularmente ha llamado la atención de la OEA, que algunos opositores (venezolanos) se encuentran afrontando procesos legales y algunos de ellos están en la cárcel”.
Con anterioridad el expresidente costarricense, Oscar Arias, conocido “componedor de bateas” de la ultraderecha continental bajo el descolorido disfraz de “demócrata”, sentenció: “En un país con el grado de inflación y desempleo que tiene Venezuela; con la disparidad que existe en los tipos de cambio, la violencia y la inseguridad ciudadana, y con unas encuestas que muestran una diferencia a favor de la oposición muy elevada, el Gobierno no puede ganar. No ocurriría en ningún país del mundo. Ante la escasez que padece el pueblo venezolano de productos básicos, el partido en el Gobierno no puede ser reelegido. Así de claro”.
Por su parte el canciller chileno, Heraldo Muñoz, anunció que solicitará a la OEA el envío a Venezuela de una comisión que constate la situación de los “políticos presos”, Leopoldo López y Daniel Ceballos, sin mencionar las decenas de muertos provocados por la instigación a la violencia de ambos líderes contrarrevolucionarios.
Impulsando la campaña para desacreditar la transparencia electoral del 6 de diciembre, el secretario ejecutivo de la coalición opositora MUD, Chuo Torrealba, descalificó a la misión electoral de UNASUR, criticando su imparcial gestión para lograr un acuerdo de reconocimiento de los resultados electorales: “La misión de UNASUR, no merece ni el beneficio de la duda”, declaró Torrealba.
Aunque la heterogénea base social opositora se sentirá estimulada por la victoria de la oligarquía argentina, igualmente la base revolucionaria bolivariana, mucho más numerosa, organizada, coherente y combativa, se verá más comprometida con la victoria electoral del 6 de diciembre.
La buena noticia es que la estrecha victoria de Macri sobre el peronismo revolucionario puede neutralizar temporalmente a los sectores más extremistas de la contrarrevolución venezolana, desarmando temporalmente los planes de violencia de cara a las elecciones presidenciales de 2018.
*Periodista y escritor uruguayo.