¿Ganó la derecha o perdió el peronismo? ¿Quién pierde más con el triunfo de Mauricio Macri? Siempre que se fractura la unidad del pueblo, la derecha gana el gobierno.
Como nunca antes, el peronismo está fracturado, dividido… en realidad, siempre ha tenido tendencias y sectores divergentes (izquierda, cristianos, fascistas, sindicalistas, revolucionarios, etc.), pero ahora el quiebre es superior a la voluntad de unidad. Por primera vez en muchas décadas, el poder de la prensa derechista hizo severa mella en la voluntad de un sector del justicialismo.
El consorcio CLARÍN –como lo han hecho El Mercurio y COPESA en Chile- logró instalar la idea de “cambio” en la mente de millones de argentinos, aunque al igual que en nuestro país se trataba sólo de la palabra (“cambio”), la que moría en su última letra pues nada había más allá de ella. Pero la gente comenzó a repetir: ‘cambio, cambio, cambio’… y de esa manera el neoliberalismo salvaje –o neoliberalismo ’a la chilena’- obtuvo el triunfo, ajustado, pero triunfo sin duda alguna.
Ya no es sólo el peronismo quien está dividido, es la nación argentina la que se encuentra fracturada en dos poderosas partes que pujan por instalar sistemas socioeconómicos opuestos. Poca duda cabe que a partir del regreso de la derecha a la Casa Rosada la sociedad civil del país hermano enfrentará una vorágine de desencuentros que podrían ser los preliminares del caos, pero, a contrario sensu, también pueden significar un giro sólido hacia un libremercadismo sin ambages, ataduras ni escarceos morales (que es como le agrada al FMI y al mega empresariado transnacional).
Uno debe preguntarse, ¿qué tan grave fue lo que sucedió en Argentina para que un voluminoso número de peronistas (en particular los ‘laburantes’ o trabajadores) declinaran votar por su propio partido y con ello rechazaron en las urnas lo realizado en estos doce años de ‘kirchnerismo’? La pregunta no es un disparo al aire. Existen sólidas razones para formularla. Un comentarista bonaerense, Pablo Carrasco, usando el lenguaje porteño de mayor flora, escribió líneas críticas, irónicas, para graficar cuán decepcionante le resulta comprobar que a esos ciudadanos –en particular aquellos pertenecientes a la clase media-, todo lo que obtuvieron con la administración justicialista, simplemente “no les alcanzó”. Estas son esas líneas, donde Carrasco destila ironía. Lea, por favor:
<No te alcanzó, fueron presos varios milicos y no te alcanzó. Te devolvieron 118 nietos y no te alcanzó. Te devolvieron el Carnaval y no te alcanzó. Te devolvieron Aerolíneas y no te alcanzó. Te devolvieron YPF y no te alcanzó. Te devolvieron los trenes y no te alcanzó. Te devolvieron el agua (AYSA) y no te alcanzó. Te pudiste comprar una moto, un auto, o en el mejor de los casos, una casita, pero no te alcanzó. Llenaste el pasaporte de sellitos y no te alcanzó. Compraste dos o tres plasmitas (de esos que tienen el calco “Fabricado en Tierra del Fuego”) y no te alcanzó.
< Tenés cada vez más laburo y no te alcanzó. Te jubilaron y te aumentaron la jubilación dos veces por año. Te dieron una notebook, Tecnópolis, Canal Encuentro, cultura por todos lados, pero no te alcanzó. Te colgaron arriba del marote dos satélites made in Argentina pero no te alcanzó. Te pasaron toooodos los partidos gratis, y en HD, y no te alcanzó (sí, con tus impuestos). Te dieron una Asignación Universal por hijo, el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, la de Empleadas Domésticas, y créeme que podría seguir un largo rato, pero no te alcanzó.
<Te lo cantó El Indio, la Renga, Charly, Fito, León y una larga lista interminable de artistas a los que seguiste, pero no te alcanzó (seguro están bien pagos)… y terminaste votando a un tipo procesado que jamás te dio una propuesta concreta ni te blanqueó con quien iba a conformar su dream team, pero a vos no te importó porque todo lo otro no te alcanza.
<Comprás eso de “pobreza cero” como si fuera una promo de súper y vos viste cómo los muchachos de Mauricio fajaban a la gente sin techo que paraba en la Plaza Almagro hace un par de años, pero no te alcanzó. Hoy te ponen a Macri, ayer fue De la Rúa, antes de ayer a Menem, y en cuatro años más te pondrán a otro títere, pero a vos tampoco te alcanzó y seguís consumiendo el mismo veneno desde hace más de 40 años (como verás, los del clarinete son los únicos que siempre están y pisan fuerte). Tenés Internet para seguir proyectos de ley (y cómo se votan), canales transmitiendo en vivo desde el Senado para vigilarlos de cerca (como para darte cuenta quién se sienta a debatir y quién te está tomando por pelotudo hablándote de falta de diálogo) …. pero obviamente no te alcanzó y preferís que el humo del choripán te tape el bosque.
<Tuviste 12 años para darte cuenta al menos de alguna de todas estas cosas, pero no te alcanzó. ¿Qué te voy a decir?, si no les interesa ni lo que se hizo ni lo que falta por hacer… por más títulos que le pongan, ustedes no cambian nunca>>.
Aunque Pablo Carrasco pareciera respirar por la herida, le asiste razón al cuestionar la actitud política de peronistas que son parte de la gran masa de argentinos ‘de a pié’. Por ello, esta otra pregunta es también válida. ¿Quién realmente pierde más con este triunfo derechista? ¿El pueblo llano, la clase media? La línea política a la que se adscribe el flamante vencedor de estos comicios no es otra que aquella conocida a cabalidad por los chilenos, y que basa sus estándares económicos en privatizar todo lo que al empresariado se le antoje como factible de restarle al Estado injerencia en lo productivo y comercial, sea ello a través de bienes o de servicios.
¿Ganó la derecha o perdió el peronismo? Lo que está claro es que la izquierda (no sólo la ‘peronista’, sino también la otra, la de verdad) perdió. El conocido sociólogo argentino Atilio Borón apuntó el siguiente comentario en su cuenta de Facebook: “El último proceso electoral ha sido un evidente fracaso de esa izquierda que llamó al voto en blanco: 1,19%. En la primera vuelta fue del 2.5 %”.
Argentina hoy se encuentra con velas desplegadas navegando mar afuera, hacia el océano del neoliberalismo salvaje. Y uno debe preguntarse si es muy distinto lo que acaece en Chile, aunque por acá la cosa puede ser peor ya que desde hace años nos encontramos varados en medio de ese océano y, además, nuestra ‘izquierda’ conforma un verdadero archipiélago de pequeños referentes y grupos sin conducción consensuada ni liderazgo efectivo, lo que la transforma en algo así como un megáfono que suena estridente pero que no convoca -ni une ni convence-, ya que aún no cuenta con un programa que represente el sentir consensuado de sus propias bases y tampoco muestra coherencia ni fuerza para defender sus raíces latinoamericanistas, tanto como su propia historia.
En definitiva, cuando la derecha llega al gobierno por la vía democrática, ello no obedece a un triunfo suyo producto del esfuerzo y de las propuestas, sino muy claramente se debe a que los otros sectores de la política (los mayoritarios) perdieron unidad. Pasó allá, allende los Andes; pasó acá el 2010, y es posible que vuelva a pasar.