Noviembre 18, 2024

Rafael Guilisasti, Un trompo político: del Mapu a SQM pasando por la Corfo

 

El empresario Rafael Guilisasti Gana, uno de los dueños de la viña Concha y Toro, la más grande del país, nombrado por el ex presidente Sebastián Piñera en 2011 y ratificado más tarde por Michelle Bachelet como integrante del directorio de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), decidió aceptar una oferta para asumir la presidencia de las sociedades “cascadas”, controladoras de Soquimich, cargo que desempeñaba Julio Ponce Lerou, el ex yerno del dictador Augusto Pinochet.

 

 

Eduardo Bitrán, vicepresidente de Corfo, pidió a la Contraloría General de la República que se pronunciara sobre la decisión de Guilisasti, tras considerar que el empresario, ex militante del Movimiento de Acción Popular Unitaria (Mapu), podría utilizar en la empresa privada información confidencial obtenida en su paso por la Corfo.

“Considerando la naturaleza de las labores que implica el desempeño de don Rafael Guilisasti Gana como consejero Corfo, estaba dotado de diversas atribuciones y funciones, incluyendo facultades de orden resolutivo, razón por la cual no cabe sino concluir que en dicha calidad ejerció una función pública y tuvo carácter de autoridad de un órgano integrante de la administración del Estado”, sostuvo Bitrán. Agregó que Guilisasti “posee información privilegiada y de carácter confidencial, respecto de la cual tiene un deber de reserva. Esta situación y su renuncia para asumir en las denominadas “cascadas”, a nuestro entender, lo ha puesto en un evidente conflicto de interés. Se trata de intereses absolutamente inconciliables. ¿Cómo responder a los deberes de lealtad que asumió para con las “cascadas” sino renunciando a los deberes previamente comprometidos con Corfo? (…) Es dable concluir que al tenor de los fundamentos expuestos en la renuncia de don Rafael Guilisasti, inició las negociaciones para asumir los cargos que hoy detenta en las sociedades Norte Grande S.A., Sociedad Pampa Calichera S.A. y Sociedad de Inversiones Oro Blanco S.A. paralelamente con su desempeño en el consejo de Corfo, teniendo conocimiento de información confidencial y privilegiada infringiendo principios básicos de probidad y reserva, haciendo prevalecer su interés particular sobre el general, apartándose del recto y correcto ejercicio que la función pública exige”, concluye el vicepresidente de Corfo.

 

POSIBLE DELITO

Un eventual dictamen de la Contraloría favorable a Corfo, podría abrir un proceso judicial contra Guilisasti al configurarse el delito de revelación de secreto, sobre la base de que el ex consejero de Corfo abandonó la entidad estatal con información confidencial respecto del litigio que enfrenta Corfo con SQM. El artículo 246 del Código Penal establece que un empleado público que revele secretos o entregue material confidencial incurrirá en las penas de suspensión de su empleo en sus grados mínimos a medio o una multa de 6 a 20 UTM. “Si de la revelación o entrega resultare grave daño para la causa pública, las penas serán de reclusión mayor en cualquiera de sus grados y multa de 21 a 30 UTM”, señala el texto legal.

Rafael Guilisasti, ex presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), que agrupa al empresariado nacional, no logró concitar el apoyo de sus pares e incluso el diario El Mercurio, principal vocero de ese sector, le dedicó un crítico editorial el 23 de septiembre. “El cambio en la presidencia de las ‘sociedades cascada’ evidencia que todavía existe un sector relevante de la alta dirección empresarial que no parece asumir la elevación de estándares que demanda la ciudadanía”, indicó el periódico.

La entidad estatal argumentó también que en diferentes sesiones del consejo de Corfo se debatieron aspectos relacionados con el litigio que mantiene con SQM y que se expuso la situación legal y la estrategia judicial de Corfo en el proceso destinado a respaldar su posición en dicho juicio, y se analizaron diferentes escenarios y demás antecedentes y datos económicos y comerciales que, atendido el resultado incierto del juicio arbitral, permitirían a la Corporación ponderar y resolver, al término del proceso mencionado, la adopción de decisiones relacionadas con sus pertenencias mineras en el Salar de Atacama.

Con 62 años recién cumplidos, Guilisasti es ex alumno del colegio Saint George, donde fue compañero de quien es hoy uno de sus mejores amigos: Máximo Pacheco, actual ministro de Energía. Estudió pedagogía en historia en la Universidad Católica y luego se inició en la carrera empresarial llegando a ser vicepresidente de la viña Concha y Toro, donde su familia posee la mayoría de las acciones. Fue presidente de la Asociación de Viñas -1996 a 2003-, de la CPC -2008 a 2010-, y vicepresidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) de 2014 a 2015.

 

LOS ALEGRES COMPADRES

DEL MAPU

Como integrante del consejo de Corfo, Guilisasti aprobó el rechazo a la conciliación con SQM propuesta por el árbitro del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago, Héctor Humeres, y exigió el término anticipado del contrato de pertenencias mineras en el Salar de Atacama que detenta SQM y que le permite explotar hasta el año 2030 los minerales del yacimiento, que representan entre 60% y 75% de las ventas de la compañía.

En el gobierno el cambio de bando de Guilisasti causó sorpresa y molestia. Algunos lo atribuyeron a una recomendación de uno de los amigos cercanos de Guilisasti, el lobbysta Enrique Correa, histórico asesor de Ponce Lerou.

Guilisasti entró a militar en el Mapu en 1971, partido de la Izquierda chilena que nació como escisión del PDC. Cursaba el primer año de historia en la Universidad Católica. Allí conformaron una célula mapucista junto a Juan Carlos Correa, Martín Cobo y David Yuseff. Lo llamaban Grupo de Acción Política (GAP). Ese mismo año se fue a vivir a Peñalolén, donde se instaló en una vivienda social con algunos ex compañeros del Saint George: Francisco Ossandón, Juan Carlos Accorsi, Angel García y Máximo Pacheco. En marzo de 1973 el Mapu se dividió y Guilisasti optó por la fracción que dirigía Jaime Gazmuri, denominada Mapu Obrero- Campesino, cercano al Partido Comunista. En el Mapu-OC también se quedaron José Joaquín Brunner, José Miguel Insulza, José Antonio Viera-Gallo y Enrique Correa, entre otros, que a partir de 1990 tendrían destacada participación en los gobiernos de la Concertación.

Bajo la dictadura militar Rafael Guilisasti utilizó la chapa Pedro y se desempeñó como secretario de la Unión de Jóvenes Democráticos (UJD), instancia que desarrolló la política cultural juvenil del Mapu-OC en la clandestinidad. Tuvo destacado papel en la creación de entidades como Ceneca y la Agrupación Cultural Universitaria (ACU), donde trabajó con Arturo Navarro, Alvaro Godoy, Eduardo Yentzen, Antonio Gil, Paula Edwards y otros alumnos del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. También participó en el aparato logístico del partido, ayudando a conseguir casas de seguridad, a sacar personas del país y a conseguir recursos para mantener militantes.

Según Esteban Valenzuela, ex diputado del PPD y autor del libro Dios, Marx… y el Mapu, “una parte de ellos se han convertido en defensores de la antigua Concertación y menos críticos del modelo. O se metieron al mundo empresarial”.

Esteban Valenzuela, también ex Mapu, relató a El Mostradorque durante la dictadura militar Guilisasti colaboró con el envío de militantes -entre 50 y 100- a escuelas de cuadros en la Universidad Patricio Lumumba, en Moscú. “Tenía una red que los sacaba a Buenos Aires y Lima y los iba trasladando”, afirmó.

En Moscú también residía Enrique Correa, que allí recibió entrenamiento en lucha armada y regresó clandestinamente a Chile para transmitir sus conocimientos a las bases del Mapu-OC en poblaciones de Santiago.

Guilisasti fue muy cercano a Ricardo Lagos Escobar y a Michelle Bachelet en su primer gobierno. Durante la administración de Sebastián Piñera se distanció de la Concertación y se transformó en uno de los financistas de la candidatura presidencial de Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de Bachelet.

En 1978, a parejas con su militancia clandestina, Guilisasti se hizo vendedor de vinos de Comercial Peumo, una distribuidora de Concha y Toro. Desde 1985 a 1998 ejerció como gerente de exportaciones de la firma, que se transformó en la mayor exportadora en América Latina. Sus vinos Casillero del Diablo y Don Melchor le dieron renombre, y Concha y Toro fue elegida en 2014 y 2015 la marca de vino más poderosa del mundo por un panel de expertos que evalúa cerca de diez mil marcas.

 

MULTIPLES CONTACTOS

Desde 1998, Guilisasti ha integrado el directorio de Concha y Toro -cuyo gerente general es su hermano Eduardo, miembro numerario del Opus Dei- y presidente de Santa Emiliana, que produce vinos orgánicos y cuyo mandamás era José, otro de sus siete hermanos, quien se suicidó en 2014.

Además de la empresa familiar, Rafael Guilisasti ocupa un sillón en los directorios de CorpBanca, de Alvaro Saieh, el Duoc-UC y el Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Adolfo Ibáñez, donde trabaja con el historiador Juan Luis Ossa, hijo menor de Lucía Santa Cruz y del ex presidente de la Juventud Nacional, del mismo nombre, durante la Unidad Popular.

Por sus actividades gremiales Guilisasti trabó amistad con otro grupo compuesto por Gonzalo García, ejecutivo de la Compañía Manufacturera de Papeles y Carones (CMPC); Felipe Lamarca, director de empresas y ex presidente de la Sofofa; Fernán Gazmuri, presidente de Citroën Chile y de la Asociación Chilena de Seguridad; Fernando Echeverría, ex presidente de la Cámara Chilena de la Construcción y ex intendente de Santiago, con quienes se reúne con frecuencia. También es muy cercano a dirigentes empresariales, entre ellos Bruno Philippi, Juan Claro y Andrés Santa Cruz.

El “Pollo” Guilisasti, como le dicen sus amigos, tiene casas de descanso en Zapallar y Pucón. Está casado con Patricia Walker. Es un lector incansable, de cotidiano buen humor y con una red de contactos envidiada por moros y cristianos. La historiadora Sol Serrano, casada con Jorge Correa Sutil, cuenta que Guilisasti prácticamente es parte de su familia desde hace décadas, y padrino de una de las hijas de su hermana Marcela y de Luis Maira, el ex político de la Izquierda Cristiana y actual PS. Acostumbraba a frecuentar el campo de los Serrano en Mallarauco, donde se instalaba durante horas a conversar con el dueño de casa, Horacio Serrano, editorialista de El Mercurioy consejero de Agustín Edwards.

En los 70, también tuvo cierta fama como panelista de un programa político de Canal 13 llamado “Juventud Mayoría”. Lo dirigía Eduardo Tironi y lo producía Stefano Rossi, ambos del Mapu, y era la versión juvenil de “A esta hora se improvisa”, el exitoso espacio que conducía Jaime Celedón.

Guilisasti asiste a misa todas las semanas al colegio Las Ursulinas; la eucaristía la celebra el jesuita Antonio Delfau. En esa parroquia se encuentra con un grupo de amigos con los que conforma una comunidad de reflexión: Federico Mekis, Isabel Rozas y Claudia Vial, entre otros. Por lo menos una vez cada año se reúnen en ejercicios espirituales ignacianos, dirigidos por el mismo sacerdote Delfau.

Hoy, mientras encabeza Soquimich y se mantiene en el directorio de la viña Concha y Toro, Guilisasti sigue participando en política, específicamente en el movimiento Fuerza Pública que se juega a favor de Andrés Velasco como opción presidencial para 2018.

 

MANUEL SALAZAR SALVO

 

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