Noviembre 24, 2024

Ex presidentes de federaciones universitarias hablan de la reforma

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tomauchile_c“La educación superior es más bien un espacio fundamental donde crece y se nutre el conocimiento de una sociedad, el espacio donde se forman ciudadanos preparados para el debate de las ideas”. Escriben los Presidentes 2009 de la Fech, Feuc, Feuah, Feusach y Feucen.

 

 

Es en estos momentos cuando la clase política y los mecanismos institucionales se ponen a prueba. Hace ya bastante tiempo la ciudadanía estudiantil propone y demanda con claridad una reforma sustancial y estructural a la Educación Superior de nuestro país. ¿Cuál es la relevancia de esto? No una reivindicación corporativa sino la definición del modelo de sociedad que queremos, por cuanto afecta el desarrollo nacional y es una oportunidad para cambiar las profundas desigualdades que nos fundan.

 

No es sólo un instrumento para lograr el desarrollo económico, ni para mejorar la inserción laboral: La educación superior es más bien un espacio fundamental donde crece y se nutre el conocimiento de una sociedad, el espacio donde se forman ciudadanos preparados para el debate de las ideas. Dos cosas que nos hacen falta. Debate e ideas. En Chile, la democracia del acuerdo le jugó en contra a la democracia, excluyó a muchos y abandonó el debate público de los asuntos estratégicos del país.

 

La diferencia es que ahora hay una generación de estudiantes que exige debatir, enfrentar ideas, convencer y hacer las transformaciones necesarias para hacer de nuestro país uno verdaderamente justo.

 

Aportamos con algunas ideas básicas que hemos consideramos mínimas para empezar a hablar de Reforma a la Educación Superior.

1. Todo parte con una institucionalidad pública: Todos vimos que en Chile, los sistemas de mercado (competencia a través de la decisión de los padres por elegir donde asiste el estudiante) no son efectivos para mejorar la calidad de la educación. Por eso, se necesita una institucionalidad que articule una red nacional, eficiente y moderna, de universidades públicas, es decir, estatales, que se encarguen de ser polos de desarrollo en sus respectivas regiones y que sean la referencia de calidad para el sistema. La oposición al lucro no es meramente un gusto, es la convicción de que la manera de garantizar que el dueño del establecimiento educacional se preocupe que la educación sea de calidad, y que esté al servicio del país, es que no sea un negocio más allá de su justo sueldo. Por lo demás, es hacer que se cumpla el espíritu de la ley actual. Junto a la red nacional de universidades estatales, es necesario que exista un ente público que en la práctica regule y fiscalice de manera también eficiente y moderna a los proyectos educacionales que hacen negocios con las deudas, talentos y sueños de tantas familias chilenas. Sin estos dos pilares fundamentales, no hay reforma a la educación superior.

 

2. Verdaderas oportunidades: Ya hay justificaciones suficientes, la educación y el conocimiento son bienes públicos y, mientras las familias carguen con alrededor de un 70 del gasto en educación superior, se estarán replicando las desigualdades de cuna que nos definen como sociedad. Así, Chile se seguirá farreando año a año a miles de talentos jóvenes que se encuentran en todos los rincones de nuestro país. La carga de las familias debe ser a lo más, en el corto plazo, un 20 por ciento del arancel con tendencia a la baja en el tiempo y el resto se debe cubrir con becas y sistemas de créditos que tengan las condiciones del actual Fondo Solidario. Y lo básico: hasta el tercer quintil no se paga. ¿Es justo que un profesional igual de hábil que otro esté acogotado de deudas y no pueda dedicarse a emprender una ONG simplemente porque sus padres quizás no fueron a la universidad y tiene que pagar la deuda? ¿Es ésa la sociedad globalizada que queremos? ¿A eso le llaman ventaja comparativa? Estas condiciones mínimas de financiamiento estudiantil deben ir de la mano con que la ley se cumpla y las instituciones que entregan comida podrida, se cierren. Sin estas condiciones mínimas de financiamiento, no hay reforma a la educación superior.

 

3. Acceso de talentos, no de cuna: Para que lo anterior tenga sentido, es necesario implementar un sistema mixto de acceso a la educación superior que no sólo considera pruebas estandarizadas sino también las condiciones sociales relativas de procedencia de los estudiantes. No solamente el ranking como ya se ha dicho, sino el tipo de establecimiento al que fue en la educación secundaria (municipal, particular subvencionado, particular pagado). Mientras esté segregado el sistema educacional, el acceso a la educación superior tendrá que ser diferenciado para no profundizar las discriminaciones negativas que hoy existen: ¿Son más hábiles los estudiantes de los colegios particulares pagados que representan entre el 38 y el 67 por ciento de estudiantes de las únicas dos universidades rankeadas dentro de las mejores 500 universidades del  mundo, o son más baratos de educar? Acceso diferenciado con discriminación positiva según origen socioeconómico. Sin un acceso así, no hay reforma a la educación superior.

4. Que todos los caminos lleven a Roma: Ya hemos visto suficientes carreras de Ingeniería en escribir comentarios. Abrir contundentemente la oportunidad y generar las condiciones para que los que sigan carreras técnicas-profesionales tengan opción a tener una vida digna y un espacio real en nuestra sociedad. Nuevamente una red institucional de Instituciones Públicas que sean la columna vertebral del sistema técnico-profesional es necesario si de verdad esto es un objetivo. Con meras becas no alcanza. Sin una nueva institucionalidad pública técnico-profesional, no hay reforma a la educación superior.

 

Y esto es el piso para conversar sobre lo que viene y hace falta: generación de conocimiento, mallas curriculares, innovación, desarrollo tecnológico y productivo al servicio de planes de desarrollo regional, extensión cultural y docencia moderna y pertinente. Tanto nos falta. Todo esto no será gratis, pero será más barato que las desigualdades y las injusticias que hoy vivimos. En esta cancha se medirá la calidad de nuestra clase política. A ver si en una de ésas proponemos un sistema de acreditación para los partidos políticos y el Congreso. Lo evaluaremos. Por mientras, hagamos que el de las universidades funcione.

 

Federico Huneeus, Presidente de la FECH 2009, Movimiento Nueva Izquierda

Jonathan Serracino, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Alberto Hurtado 2009, Movimiento Nueva Izquierda.

Pablo Zenteno, Presidente de la Federación de Estudiantes de la Univerdad Central 2009.

Pablo Moyano, Presidente de la Federación de Estudiantes de la USACH 2009.

Miguel Crispi, Presidente de la FEUC 2009.

 

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