Diciembre 26, 2024

La educación superior de Chile: un diálogo con diferentes voces

Según lo que consigna la historia de nuestro país, el proceso educativo en Chile se inició, aunque de manera rudimentaria, en 1550 cuando se abre una escuela en el sitio donde hoy se encuentra el Portal Fernández Concha.

 

 

Luego, las órdenes religiosas y principalmente los jesuitas, fueron las que primero dieron albergue a las escuelas comenzándose a perfilar los tres niveles clásicos de la enseñanza en Chile: primario, secundario y universitario o superior.

 

Sin embargo, el salto significativo no se daría hasta que en 1920 se dictó la Ley de instrucción primaria obligatoria que permitió un cambio radical en la educación chilena.

 

Por otro lado, las universidades estatales o públicas, jugaron un rol predominante en nuestra sociedad en la formación de profesionales y técnicos, en el desarrollo de investigación de alto nivel, en la construcción de una cultura e identidad nacional, como asimismo, hicieron un aporte central por más de un siglo al desarrollo económico y social del país.

 

Según el libro “La educación superior en Chile. Transformación, desarrollo y crisis” publicado por Ediciones UC a través del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas de Educación, estima que “las grandes reformas realizadas a comienzo de la década de 1980, transformaron su base institucional, su financiamiento, sus funciones haciéndose aparente con el paso de los años y también su sentido y su finalidad”.

 

Así fue como se crearon las condiciones políticas y legales para que surgieran las Universidades privadas, lo que por razones obvias, les permitió y facilitó competir en condiciones favorables y más competitivas con las universidades públicas.

 

Desde entonces, las universidades estatales, se mantienen en una situación desventajosa ya que por recibir presupuesto estatal, están sujetas a numerosas trabas, lo que burocratiza su gestión, a severas restricciones en la inversión e impedidas de endeudarse a largo plazo, impidiendo una gestión moderna, profesional y eficiente.

 

Por otra parte, esta deficiencia se contrapone a los requerimientos que existen hoy en Chile respecto a la formación de profesionales y técnicos ya que el actual nivel de desarrollo económico, social y cultural del país necesita más y mejores profesionales.

 

En esas condiciones ¿basta sólo con preocuparse por la cantidad de estudiantes en formación o también es necesario preocuparse por la calidad de dicha formación?

 

Uno de los factores que más ha incidido en la formación de la actual crisis es el cambio efectuado en nuestra sociedad en la institucionalidad educativa, en los docentes y en los estudiantes.

 

En el libro antes mencionado, José Joaquín Brunner; José Julio León; Enrique Fernández Darraz; Ricardo D. Paredes; Andrés Bernasconi; María José Lemaitre; Paulina Berríos; Carlos González; Bernabé Santelices; Claudia Matus; Liliana Pedraja- Rejas y Emilio Rodríguez Ponce; Oscar Espinoza con Luis Eduardo González y María Verónica Santelices, Pilar Galleguillos y Ximena Catalán Avendaño dan nuevos enfoques o miradas a esta transformación que se está viviendo en la educación superior y que han sucedido en la base institucional, el profesorado y en el estudiantado. También intentan dar un panorama general de la educación superior en Chile mostrando nuevas miradas, nuevos diálogos y nuevos enfoques a la crisis.

 

En el plano institucional, la consolidación de la base institucional no ha disipado la preocupación por la calidad de muchas instituciones.

 

Ahora bien, surge la pregunta ¿de dónde salen los nuevos docentes para los nuevos alumnos? Entre 1995 y 2010 la dotación del profesorado se duplicó. En cambio, en los últimos años los profesores solo han crecido un 5% que pareciera estar concentrado en las universidades privadas.  

 

Los estudiantes también se han modificado. El de hoy es cualitativamente diferente al que componía el sistema educación superior de hace diez años. La multiplicación de las vacantes y la aparición del crédito con aval del Estado en el 2006, el aumento notable de las ayudas financieras disponibles para los estudiantes han expandido las oportunidades de jóvenes de menores ingresos para acceder a la educación superior. Sin embargo, la equidad no dependería de esto sino de la probabilidad de avanzar en sus estudios, graduarse y transitar exitosamente al mundo del trabajo. Y este sería uno de los problemas más graves como es la incertidumbre frente al futuro.

 

Lo anterior debería tener una repercusión en la docencia, ya que la masificación de los estudios de este nivel. Las demandas más complejas de las sociedades nacionales y locales sobre sus instituciones educacionales y la sensación de que las entidades formadores no están haciendo bien su trabajo principal se unen para poner en el centro de la agenda la calidad y pertinencia de la enseñanza 

 

Sin duda la educación superior en Chile enfrenta una crisis estructural y sus causas son múltiples, entonces se trata es de cómo transparentamos el funcionamiento de la educación superior, como emparejamos la cancha para que las Universidades estatales que tanto aporte han hecho al país, tengan un trato equitativo y justo, como así mismo se les entregue el presupuesto que requieren por parte del Estado.

 

La movilización que los estudiantes universitarios y secundarios iniciaron en mayo de 2011 por un acceso equitativo y de calidad a la educación, sobre todo para que la educación superior no dependa de los ingresos de las familias, demostró cuánto ha madurado en la sociedad chilena la conciencia de que la equidad educativa es un factor determinante de la movilidad social, pero sobre todo un malestar por las inequidades existentes.

 

Tal como dice el editor, Andrés Bernasconi “el descontento social confirma que se demandan cambios a la educación superior precisamente porque nos importa que ella represente las prioridades y valores actuales de la sociedad”.

 

Pareciera ser, que esta crisis va más allá de la legitimidad de sus fines a los que se orienta el sistema en su afán de capturar los incentivos que le presentan el mercado y el gobierno actuando bien bajo las reglas fijadas. Solo que ya no estamos seguros que esas reglas sean las que queremos.

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