Con la participación de más de una docena de personas vinculadas al mundo de la cultura, las artes, las organizaciones sociales, estudiantes y del mundo de los derechos humanos, partió el domingo pasado (Día del Detenido Desaparecido) una campaña de Londres 38, espacio de memorias, destinada a contribuir al término de los pactos de silencio, que ayude a abrir vías para conseguir más verdad sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar.
La campaña está fuertemente basada en la viralización de videoclips con breves mensajes que paulatinamente se irán liberando para su distribución, al mismo tiempo que esto será apoyado con piezas gráficas en algunos puntos de Santiago, así como la distribución de volantes virtuales que ayuden a difundir la iniciativa.
La existencia de pactos de silencio ha quedado en evidencia luego que se conocieran nuevos testimonios de ex militares que participaron -pero que guardaron silencio durante décadas- en los ataques contra Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, así como en una masacre de campesinos en Laja. El silencio de los ex soldados -ellos mismos dijeron- estaba sellado por el temor y las amenazas que recibieron por años acerca de los riesgos que corrían si hablaban sobre los crímenes en los que estuvieron involucrados o tuvieron que presenciar.
El paso de los años y la muerte de algunos de los jefes de la represión han generado mejores condiciones para que estos pactos de silencio se rompan. Pero también es necesario que las autoridades civiles, el Estado, sus distintos poderes y los propios jefes militares actuales tomen medidas concretas que permitan conocer nueva información conducente a conocer sobre el destino final de los detenidos desaparecidos y los responsables de esos crímenes.