A través de la historia, ninguna crisis institucional termina bien: la nuestra se parece, cada día más, a la ocurrida en Italia en el siglo pasado, pues tenemos un sistema muy similar a los del país de la Bota, con socialistas corruptos y democratacristianos ligados a las mafias de todo tipo. Después de múltiples escándalos y de “comisiones sobre probidad”, tanto en Italia como en Chile no vamos a llegar a una solución positiva del conflicto actual. En Italia el pueblo que, en la mayoría de las veces vota como tonto, terminó eligiendo al proxeneta, millonario, corrupto y ladrón – hoy en la cárcel – Silvio Berlusconi; en Chile, está dentro de las probabilidades de que se elija, nuevamente, al millonario que confunde la “caja fiscal con la personal” y que sólo le importa hacer buenos negocios, Sebastián Piñera Echeñique. El trabajo del “juez de hierro”, en Italia, Antonio Di Pietro, como el del fiscal nacional, Sabas Chahuán, en Chile, de poco ha servido, pues hay que ser muy ingenio para creer que la oligarquía suelta su poder de buenas a primeras.
En medio de cada desastre siempre resucita un anciano salvador que, en el caso chileno, pretende serlo el “pavo real”, San Expedito de los empresarios, Ricardo Lagos Escobar, convertido hoy en una especie de héroe risible, pues repite frases como “aún tenemos patria, ciudadanos” o “estoy dispuesto a sacrificarme por mi país” y, como en Chile aún quedan muchos tontos, no falta quien afirmen que va a ser “el salvador de Chile” – incluso, el hijo del “Mamo” Contreras expresó que si no iba como candidata Evelyn Matthei, votaría por el ex Presidente -.
En el caso de que Lagos sea candidato para el próximo período, tendría cerca de 80 años y engañaría a los electores haciéndose pasar como una especie de Charles de Gaulle, que salvó a Francia de la guerra de Argelia, o destruyendo la “IV República” o, en defecto, Francois Mitterrand, “La fuerza tranquila” quien gracias a sus buenos asesores, supo aprovechar, a la perfección, su condición de geronte – sería muy insensato que Ricardo lagos no supiera aprovechar esta experiencia francesa para engañar, una vez más, a los ciudadanos -.
En un episodio inédito y aprovechando que la Presidenta Bachelet se encontraba de gira en El Salvador y México, Ricardo Lagos irrumpió en La Moneda so pretexto de tener una entrevista con el ministro del Interior, Jorge Burgos, quien estaba a punto de caer en desgracia con su “patrona”. Los periodistas, que son buenos para interpretar signos y significados, interpretaron que era más o menos la proclamación a la presidencia del “pavo real” – incluso, algunos vieron cómo extendía sus alas de “arco iris” y movía la manzana de Adán – y, como actualmente no se sabe mucho en qué anda la Presidenta Bachelet, Ricardo Lagos aparecía como “el salvador de Chile”.
A través de nuestro historia, siempre han aparecido salvadores “al pedo”: Luis Barros Borgoño – otro pavo real – pretendió salvar a los ricachones del peligro del “Lenin” chileno, don Arturo Alessandri Palma; el general Carlos Ibáñez del Campo pretendió liberar al país de los ladrones y corruptos del Partido Radical; ahora, el ex Presidente Ricardo Lagos quiere salvar a la plutocracia y al país de la grave crisis institucional, en la cual se encuentra sumergido Chile.
Si los ciudadanos no fueran olvidadizos, difícilmente podría funcionar la llamada “democracia electoral”, pues siempre terminan por elegir al plutócrata que ellos sinceramente creen que les va a robar menos: ora votan por un estadista gritón, ora, buscan una mamá compasiva, ora, un rey Dagoberto, que usaba sus “calzones” al revés, ora, un millonario sin escrúpulos que por rico daba garantías de “probidad”.
Poco a poco, la prédica y supuestos milagros del salvador “pavo real” empieza a conquistar los “corazones sensibles” de la asustada plutocracia: los empresarios – que siempre lo han amado y que adoran su talante autoritario – están felices con la resurrección del ex Presidente Lagos; muchos derechistas confiesan preferirlo al millonario Piñera; los ex oficiales del ejército se muestran agradecidos por la instalación del Penal Cordillera – hotel de cinco estrellas para los autores de crímenes de lesa humanidad – en fin, los socialistas están felices con la posibilidad de la reaparición del Mitterrand chileno y los democratacristianos de derecha, porque quieren refundar la que pensaban fenecida Concertación de Partidos por la Democracia. Genial, todo Chile unido detrás de su héroe y salvador.
La aparición en escena de Ricardo Lagos viene a ser el broche de oro del Chile termidoriano, una especie de Napoleón, después de la “orgía reformista” de la Presidenta Michelle Bachelet, según la Concertación y la derecha empresarial.
(En las próximas entregas seguiremos con los demás “jinetes del Apocalipsis”).
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
17/08/2015