Viendo Twitter supe que el veterano político DC, Genaro Arriagada, otrora serio semblante del NO que ganó el plebiscito de 1988, en el programa Estado Nacional de TVN del domingo 19 de julio reciente, defendiendo el statu quo, trató de “masas amorfas” (*) a todos aquellos individuos y organizaciones que desean que en Chile exista una Constitución Política democrática y por lo tanto normal, es decir, emanada de la voluntad popular de todos aquellos que sean mayores de edad.
A pesar de que no vimos ese programa, el que, por lo demás nunca lo vemos, porque los panelistas son siempre los mismos y porque sus discursos propagandísticos son asaz repetitivos y aburridos, entendemos que el aludido curioso personaje político desea que todo siga igual en razón a que los partidos que apoyan al gobierno, como los que son de oposición, en conjunto con los grupos económicos garantizan la paz social, el camino al desarrollo y la creación de las bases tributarias para reducir la desigualdad.
El descontento ciudadano que exige cambios de verdad en el país se debe en gran medida a las malas prácticas en que han incurrido, en un altísimo porcentaje, aquellos que ejercen cargos de representación popular, sus adláteres, secretarios, primos, yernos, amigas y otros tantos similares los cuales están ubicados en el aparato del Estado. Cuando se aprobó la ley del financiamiento secreto de los partidos políticos y de los candidatos, por parte de las empresas privadas, todos ellos sabían de antemano quienes serían sus aportantes para las millonarias y sucias campañas comunicacionales que se han conocido.
Sabemos que la corrupción es un fenómeno de carácter mundial y en Chile siempre ha existido aunque disfrazada con ingeniosos procedimientos y si en estos tiempos algo se está conociendo es porque tenemos un portentoso Ministerio Público, con fiscales probos que se atreven en sus indagatorias y con medios periodísticos digitales comprometidos con la verdad hasta que duela.
Mientras las redes sociales se multipliquen y la ciudadanía organizada ejerza con mayor ímpetu sus roles para ir terminando gradualmente con todas las lacras que conocemos, aquellos que actúan por delegación de las “masas amorfas” comprenderán que la inexistente probidad y transparencia son necesarias para que nuestro país no solo se sienta cómodo en la OCDE, sino que también ante la comunidad internacional.
En este medio y en otros que cultivan la libertad de expresión, desde hace muchos años, estamos denunciando con acopio de indignantes antecedentes muchas colusiones público-privadas para vulnerar, mediante agudos ardides, las leyes de la República y no solamente eso, en otras tantas ocasiones los gobernantes de turno han tenido el descaro de modificar leyes y reglamentos para favorecer a ciertos influyentes actores de los distintos mercados, hechos que afortunadamente y a prueba de desmentidos, están reflejados en el ciberespacio.
El pueblo necesita ponerse a la altura que le corresponde, más aún bajo una administración que dice promover la participación ciudadana y la igualdad de oportunidades, y por ello nos llama profundamente la atención que la necesaria figura del Ombudsman, existente en casi todos los países civilizados del mundo, partiendo por los de América, de México hacia el sur, nunca ha estado en las agendas de los gobiernos de Aylwin hasta el actual. Ninguna de estas 6 regencias políticas ha querido que el Ombudsman forme parte de nuestra institucionalidad, lo que es indicativo de la presión que han ejercido los que mandan desde las sombras.
Con motivo del menor crecimiento económico proyectado, los opinólogos del establishment cacarean e infunden susto a destajo porque no quieren que prospere la Reforma Laboral ni la Reforma Tributaria y el político Arriagada, con su atrevimiento lingüístico en TVN, se ha excedido en demasía con sus insolentes dichos. Por ello, en nuestra opinión, se ha ganado el premio del desubicado del mes, lo que él podría arreglar si reconociera públicamente que su ofensivo y despreciativo trato que usó -masas amorfas- para referirse a aquellos que buscan mejoras para nuestro país fue un acto involuntario que no refleja su comportamiento.
Mal que mal, el partido político de Arriagada forma parte de la llamada Nueva Mayoría, conglomerado que necesita con urgencia una reingeniería total para apoyar sin dobleces al gobierno de Bachelet, dejando en claro que el firmante es independiente hasta su médula.
(*) en Twitter ver hashtag #masasamorfas