Septiembre 21, 2024

Chilenos en Toronto defienden memoria de Allende ante obra teatral que lo ridiculiza

Compañía de teatro presentó en Canadá obra sobre Allende, la que fue calificada como ofensiva y ultrajante, desatando airada reacción por una parte del público 

 

 

Que el arte es y debe ser siempre libre, no constituye misterio ni merece ataques destructivos, pero cuando ese mismo arte desarrolla alguno de sus quehaceres basándose  en hechos históricos, reales e inconfundibles, debe extremar sus cuidados a objeto de impedir que la “libertad artística” tergiverse gravemente la Historia. Cuando ello ocurre –es decir, si la Historia es tergiversada cruelmente- el arte se transforma entonces en correa de transmisión de un determinado interés ideológico-político, asunto que bien sabemos deja de ser arte y pasa a constituirse en un panfleto.

 

Eso mismo pensaron muchos chilenos que viven el exilio -desde hace largas décadas- en la ciudad de Toronto, Canadá, lugar al que arribó desde Santiago la compañía de teatro “La Re-Sentida”  para poner en escena la obra “La imaginación del futuro” que, a juicio de medios de prensa como The Clinic y El Mercurio (cuya ‘hermandad’ de criterios políticos a estas alturas ya no sorprende), es el triunfo de los ‘punks’ en el teatro chileno, asunto que permite (¿o exige?) una doble lectura al sospechar que esos medios (y otros)  apuestan soterradamente al derrumbe del teatro chileno en serio como arte digno de ser llevado a escena. 

El director de la obra mencionada, Marco Layera, nutre la opinión ‘tartufiana’ de tales medios de prensa al afirmar: “Nosotros hacemos todo lo contrario a lo que hace el teatro chileno, que lo encuentro una lata. Pronto empiezan a copiar formas, se vuelve antiguo, denso, ñoño, cobarde. A mí me gusta la crueldad, que genere risa, que haga pensar a las personas en por qué se están riendo de algo que no deben”.

¿Cobarde, el teatro chileno? ¿Cobarde? Olvida (o desconoce) Layera cuánto luchó ese querido teatro durante los años de dictadura contra la represión y la muerte; sí, la muerte, y no sólo la muerte de personas sino también el intento de asesinato que el gobierno totalitario quiso cometer contra el arte que se expresa en las tablas chilenas. No soy proclive a insertar links en mis artículos, pero esta vez amerita hacerlo a objeto que algunos actores jóvenes (desconocedores del real estado de opresión y amenaza que los chilenos vivieron durante la época dictatorial), pongan en abierta duda las palabras expresadas audaz e irresponsablemente por Layera.

http://2014.kaosenlared.net/secciones/27808-el-teatro-chileno-durante-la-dictadura

Y como una forma de consolidar su posición rupturista, el director de la obra de marras, Marco Layera, ha dicho que: “joder a la derecha es muy fácil, las contradicciones son muy obvias. Preferimos joder a la izquierda, provocar reflexión en el público que va al teatro, que no es de derecha. Por qué tendría que confiar en un sector que le dio la espalda a Allende.”.

Es necesario apuntar que muchos de aquellos que traicionaron o le dieron vuelta la espalda a Allende en ese año 1973, hoy son altos dirigentes de la Nueva Mayoría, han  sido cinco veces gobierno y, he aquí lo irrefutable, piensan exactamente tal como lo hace el director de “La Resentida” a través de las obras que presenta, pues siguen dándole la espalda a Allende y a los millones de chilenos que apoyaron su gobierno e insuflaron esperanzas de un Chile mejor, más justo, más solidario. Por ello, es un hecho cierto que se tergiversa la Historia mediante el artificio de “crear un teatro combativo” ridiculizando y mofándose burdamente de quienes dieron todo (en algunos acaso incluso la vida, como Allende) por sus ideales.

Pero, al llegar a la ciudad de Toronto, Canadá, surgieron las críticas y un fuerte rechazo al mensaje de ironía  y crueldad que la obra pretendía instalar en los espectadores. La “Casa  Salvador Allende”, en Toronto, fundada y conformada por chilenos que viven allí el exilio, emitió una declaración pública avalando el libre derecho a pensamiento y opinión, pero   rechazando el  contenido de una puesta en escena que tergiversa burlesca y gravemente la verdad histórica. 

 

La declaración oficial de “Casa Salvador Allende”, expresa lo siguiente:

 

<<Casa Salvador Allende-Toronto, se hace un deber a nombre de su Directorio y la mayoría abrumadora de sus miembros, declarar como inaceptable la obra “La Imaginación del Futuro”, que se exhibe en Toronto, la cual distorsiona la historia y sacrifica la figura y memoria de Allende.

 

<<No podemos avalar una obra que recurre a recursos provocativos y de shock para intentar hacer una reflexión del pasado, presente y futuro de la sociedad chilena y para ello utilizar y valerse burdamente de la figura de Allende. Una reflexión no justifica alterar y falsear la historia. El humor negro, que se caracteriza por su crueldad y chocante insensibilidad, sumado a las habilidades histriónicas de la troupe que pone en escena esta obra, no puede valerse de la ofensa y descontruir el legado político de Allende, ni tampoco su personalidad y carácter.

 

<<Ver en el transcurso de la obra a un Allende, títere, sin opinión y su vista perdida en el cenit, manipulado por los ministros y la prensa, es caricaturizar torpemente a Allende y no se ajusta a lo que fue Allende en vida. Mostrarlo como un cobarde que se esconde debajo de una mesa durante el bombardeo a La Moneda, es una ofensa más. Allende combatió arma en mano, como lo prueban varios testimonios fotográficos.

 

<<Más aún, establecer que Allende consumía cocaína, y que desata el frenesí de sus actores, es una ofensa monumental a la memoria de Allende que rayana en la injuria y en la vejación. Tampoco el suicidio, que es el desenlace de la obra, como recurso final de Allende para superar ese trance, puede establecerse como axioma porque no está probado. Si le sumamos (a la obra) el discurso final de Allende, por sobre un refrigerador de la Coca-Cola, corporación que financió el golpe, es otro recurso provocativo que profundiza los exabruptos del director.

 

<< No pretendemos erigirnos en críticos de teatro ni censurar la creatividad.  Tampoco nos anima coartar la libertad de expresión, pero lo histórico de la obra no puede construirse falseando la Historia o atribuyendo a un estadista de nivel mundial una personalidad y carácter antítesis de su fuerte personalidad. Todo ello constituye una gratuita ofensa a los que sufrieron el desarraigo, la prisión, la tortura, el asesinato y el desaparecimiento>>.  

 

A este respecto, el presidente de “Casa Salvador Allende, Toronto”, Patricio Bascuñán, me entregó -vía correo electrónico-su opinión al respecto. 

 

Dice Bascuñán: <<su mensaje (el de la obra)  es ultrajante de la memoria de Allende y distorsionada  históricamente. Nuestra declaración contempla los aspectos políticos que nos parecieron importantes destacar, y no abordamos 3 escenas de desnudez groseras en el diálogo que se produce para exaltarlas. No sé si  sabes de esta Compañía que lleva un mensaje destructivo, incitador al odio y que hace mucho daño. Los chilenos vivimos en Toronto, un segundo shock (el primero es el golpe y consiguientemente el desarraigo).

 

<<Al tercer día de sus presentación, espontáneamente algunos chilenos interrumpieron la obra (el 14 de julio en Toronto), llegó la policía y guardias de seguridad, pero no pasó a mayores.

<<Cuando se produce la interrupción, el técnico de sonido, subió el volumen al máximo para evitar lo que los protestantes le decían al grupo de teatro. Lo peculiar de esto es que los actores, aproximadamente 8 o 9 (2 mujeres) insultaban a los espectadores que reclamaban y uno de ellos que hace un papel de chimpancé que nadie entiende su presencia (cuida a Allende en la obra y es su amigo) baja del escenario y desafía a pelear a uno de los que protestaban. Esto hace pensar que están preparados para las protestas, ya que ya han sido funados en Francia y Alemania>>

 

A esta compañía de teatro le apoya una agencia gubernamental dependiente del Ministerio de RREE, llamada DICOEX (Dirección para las Comunidades Chilenas en el Exterior), y ha tenido –en otras presentaciones de diversas obras- una buena acogida en el público, específicamente en Santiago, en el Centro Cultural Matucana 100 y en Teatro a Mil. Lo mismo ha acontecido con cierta prensa, la cual entrega buena crítica no sólo a obras anteriores sino, particularmente, a “La Imaginación del Futuro”, como es el caso del semanario The Clinic, de cuyo primigenio ‘progresismo’ poco queda y pocos creen.

 

Lo dicho al inicio de estas líneas merece servir también como colofón de las mismas. Que el arte es y debe ser siempre libre no constituye misterio ni merece ataques destructivos, pero cuando ese mismo arte desarrolla alguno de sus quehaceres basándose  en hechos históricos, reales e inconfundibles, debe extremar sus cuidados a objeto de impedir que la “libertad artística” tergiverse gravemente la Historia.

Y como cierre, puesto que “La Imaginación del Futuro” ya se topó con su, tal vez, primer rechazo, es posible agregar que torcerle la nariz a los hechos ciertos, disfrazándolos  en una obra de teatro con la veleidosa capa de un “arte” que  burbujea ofensas en el caldero de la crueldad, más temprano que tarde terminará obteniendo respuestas tan virulentas como las provocadas sobre las tablas. Si esto último es el objetivo principal que procura “La Re-Sentida” como expresión de teatro cruel, sarcástico y confrontacional, está muy cerca de lograrlo plenamente, pues sus actores y actrices parecen tener la calidad suficiente para ello. Y eso también es un logro.

 

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