Noviembre 25, 2024

Un paro destinado al fracaso

El paro de profesores y profesoras municipales está condenado al fracaso por diversas razones  y circunstancias.  Esto,  va más allá de reconocer  que la Concertación- ahora la Nueva Mayoría- se encargó de  culminar, prácticamente, la  labor de  destruir la educación pública,  empresa que la dictadura  dejara  inconclusa. Los gurúes del conglomerado del arcoíris se encargaron de liquidar  con perversas políticas que beneficiaron al sector subvencionado.

 

    Sin embargo, ello no es óbice  para un  profesor de izquierda,  como el que escribe,  denuncie que quedan en una nebulosa  las motivaciones por las cuales los profesores del sector municipal están luchando, quienes se mantienen en paro hace más de un mes y que  han provocado un  daño irreparable a los alumnos y alumnas de estos establecimientos, de por sí deprivados  y con  graves  carencias y déficits socioculturales. 

    Tiendo a  pensar que el fin último de este movimiento oscila entre conquistar algunos mezquinos privilegios para poder mantenerse  encastillados en su modesta ocupación por lo que dure su carrera profesional, no importando si vegetan o no; y no aceptar que  el siglo XXI demanda plasticidad, flexibilidad, apertura constante al cambio y sus vicisitudes, creatividad, disposición a aprender y a  desaprender, a empaparse de nuevos contenidos y metodologías; es decir,  dinamizar cada día como si fuera aquél ya lejano, en que henchidos y henchidas de  ilusiones y esperanzas, con una  vocación luminosa- quiero creerlo- dieron  su examen para  titularse.

    Resulta  inaceptable que  una  de las razones esgrimidas de lucha sea el rechazo o el cuestionamiento a la evaluación ya sea  de  forma o  de fondo, siendo que  concorde la lógica, el sentido común y los permanentes estándares  de los países avanzados de la OCDE la educación chilena está  rezagada y sus  rendimientos y desempeños son deficitarios, por  no decir paupérrimos.

    Y no es que  la OCDE sea el  único organismo que deba dictar  todos nuestros baremos per se, tal como el Oráculo de Delfos  o la Sibila de Cumas en la antigüedad; incluso, sugiero que  miremos el modelo cubano y tratemos de  recrear lo mejor, dejando de lado excrecencias y resabios ideológicos-;  mas en un  mundo donde, por fuerza,  hemos de  funcionar con mentalidad holística, no podemos no escuchar  pronunciamientos críticos, que  no son los únicos válidos,  aunque  si sabemos acogerlos con lucidez y apertura nos pueden orientar para  un reenfoque y mejoras  sustantivas.

    Entre paréntesis, quiero recalcar la majadería y la cerrazón sobre-ideologizadas de ingenieros sociales,  tecnócratas y heraldos del neoliberalismo, que insisten en el imperativo de observar y copiar el modelo finlandés, como si la historia  no arrojara  pruebas  más que de sobra para  demostrar que ciegos y sordos, caemos en el  mismo  yerro perpetuo: nuestros afanes  simiescos de copia, que han fracasado hasta la saciedad; en vez, de aprender de Cuba, por ejemplo, que  va a la vanguardia mundial en educación, y en otros ámbitos de la ciencia y el conocimiento.

    Como profesor, sé que la modalidad actual de evaluación, no  sólo no basta; sino que se ha prestado para que se generen mafias encargadas de hacer portafolios  a los y las  incapaces; amén del hecho de  que es una mera fotografía, pero sin la continuidad ni engarce  en el proceso educativo, de modo de dar cuenta efectivamente de los aprendizajes esperados, la cobertura curricular, las mediciones y evaluaciones que son precisas para determinar logros concretos.

    Por dar  otro ejemplo, se filma  una clase, como uno de los aspectos que se ha de evaluar; por lo cual, se da el lapso  para preparar un montaje a quienes  no  se desempeñan, de la misma  forma profesional, durante el resto del año. A mi juicio, sí podría mantenerse  la  clase  filmada con una  fecha advertida con antelación; mas, ello  habría  que complementarlo con una o dos  clases al azar- o más si fuese menester- y sin  ningún tipo de  comunicación previa, para contrastar los parámetros habituales y rutinarios versus  la parafernalia  que se despliega cuando hay que consumar una performance delante de la cámara.   

    Por consiguiente, si tomamos en cuenta que no hablamos de una entelequia, sino de una realidad concreta en la que se insertan y desenvuelven personas. Existe una obligación ética y moral,  de aceptar  las exigencias que tiendan a  nivelar, o acercarse  lo más posible hacia la excelencia, por muy  gravosas que resulten las mediciones, evaluaciones, pruebas. Aunque habría que definir a priori el perfil antropológico del ser humano que  deseamos formar, lo que está en consonancia  con los valores, ideales y el paradigma  con los cuales hemos de  trabajar.

    Retomando la  idea  que vertebra este escrito, quien no quiera hacerse cargo de tamaña responsabilidad ha de mirar hacia otros y nuevos horizontes laborales;  garantizándoles  justicia en las reglas de este proceso,  acompañado de los  tiempos y espacios para  la preparación y el reforzamiento adecuados, tanto para  quienes asuman el desafío como para quienes no lo acepten, y opten por  abandonar el sistema.

    Por otro lado, no es en la calle  donde se conquistan las batallas por la educación; sino en el aula, donde  necesitamos profesionales  con una altísima  cualificación, que todos los años, en vez de tener  dos meses de vacaciones de verano y dos semanas de vacaciones de invierno, debieran asistir  a  perfeccionamientos impartidos por las  universidades  líderes en materia de las ciencias de la educación de óptimo predicamento.

    Si  en vez de responder al mandato de la sociedad,  se llegase a  postular posiciones  mediocres y acomodaticias- que todavía yo no he escuchado afortunadamente- sobre  que les  van a arrebatar “días de  descanso”, mejor nos quedamos todos y todas en la casa, y  aprovechamos de  terminar  de sepultar la educación municipal, que agoniza patéticamente.

    A  despecho del planteamiento crítico que  he formulado sobre el paro de los  profesores y las profesoras, que está condenado al fracaso, y so peligro de contradecirme a  mí mismo,  hay que  sospechar que La Señora B,  y su cáfila de expertos o seudo expertos- según sea  la perspectiva-, amén de la banda de rufianes  instalados en el senado y  en la cámara de diputados, no ha de  dar al traste con el modelo del lucro en definitiva, que es  el hilo principal del neoliberalismo; detrás de todo esto,- y perdón si me contradigo a  mí mismo una vez más-  advierto una coartada ideológica para  grabar, a  fuego, de una vez y para siempre,  el  correspondiente “QEPD” en la educación pública…¿Un jugada de la Nueva Mayoría, en concertación con la Alianza, y con sus lacayos del PC?…  ¿Quién recuerda los casos Penta, Soquimich, Caval, Corpesca?… ¿Nueva Constitución?… ¿Recuperar el cobre y otros recursos como el agua?…

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