Noviembre 18, 2024

La Europa de los mercaderes y la dignidad democrática de Grecia

Cada vez estoy más convencido de que las democracias representativas se han convertido en el coto de caza de la Banca, pues una democracia sin ciudadanos no se le puede denominar como tal. Sin ir más lejos, en América Latina la mayoría de los monarcas-presidentes, en menos de un año terminan con un ridículo y exiguo apoyo ciudadano, reflejados en las encuestas de opinión – en Perú, el Presidente Ollanta Humala cuenta con sólo el 10% de aprobación y en un poco superiores porcentajes se encuentran las Presidentas de Brasil, Chile y Argentina <Uruguay sería la única excepción> – y en este derrumbe de la representación en una muy débil democracia ¿quién podría aceptar como legítimo a instituciones del Estado, que tan sólo representan un escaso 10% de aceptación ciudadana?

 

 

Los únicos que tienen poder de decisión en las mal llamadas democracias representativas son bancos y las grandes empresas transnacionales, en consecuencia, el proceso del sufragio ciudadano no más que una monstruosa mascarada y un engaño permanente a la buena fé ciudadana.

 

Alexis Tsipras y el Partido Syriza tuvieron el coraje de convocar a un plebiscito para definir la posición de los ciudadanos griegos respecto al chantaje de la Troika para obligar al gobierno progresista de ese país a radicalizar, aún más, las medidas de austeridad que atentan directamente, entre otras medidas, contra las pensiones de los adultos mayores y la poca calidad de vida que resta aún a una población diezmada, a causa de los largos años de restricciones, impuestos por los dueños de la democracia bancaria y de la Europa de los mercaderes.

Las políticas de la Troika sólo han conducido a empobrecer a Grecia y a enriquecer al Banco Europeo, sobre todo el de Alemania. En todo este historial de supuesto salvataje no sólo ha perdido Grecia, sino también un ambicioso proyecto federativo de la Europa de los pueblos, cediendo a favor de la democracia de los bancos.

El elemento central del conflicto entre el digno y categórico rechazo ciudadano, expresado en las urnas recientemente, y la democracia bancaria es, quizás, el intento más serio – el país que dio nacimiento a la democracia – para recuperar lo esencial de los orígenes, consistente en la participación genuina y digna de la ciudadanía.

El objetivo de quienes dominan “la Europa de los mercaderes” consiste en mantener a Grecia dentro de la llamada “Unión Europea”, pero totalmente a merced de la Banca y sus dirigentes, quienes en un comienzo pretendieron negar la legitimidad democrática del último plebiscito, como si la consulta al pueblo no fuera de la esencia de la democracia. Posteriormente, obligados a aceptar el veredicto popular, tanto por la participación, como también por lo abrumador del resultado, (60% contra 40%), de rechazo al intento de la Troika a aniquilar a un pueblo que se atrevió, al menos, a pronunciarse, luego de la larga noche de dominación y traición por parte de líderes griegos herodianos, muchos de ellos al servicio de los propietarios de la democracia bancaria europea.

Nada más paralizante que el miedo. En el momento en que escribo esta columna, los bancos griegos tienen liquidez para mantenerse durante una semana más con el aporte de urgencia del Banco Europeo, consiguientemente, el gobierno se ha visto obligado a aplicar “el corralito”, que sólo permite a cada persona obtener sesenta Euros de los cajeros automáticos. En medio de esta crisis, los ciudadanos resisten y comprenden a cabalidad que no hay peor infierno que el impuesto por la Troika durante un largo período. Inteligentemente, el Primer Ministro y su Partido han logrado la unidad de los partidos políticos griegos, con la excepción de los nazis del Amanecer Dorado.

Hoy, 8 de julio, el nuevo ministro de Economía griego, Euclides Tsakalotos, ha presentado una solicitud a la Unión Europea, en la cual pide un crédito por tres años, pero aún no se conocen las condiciones a las cuales se someterá el gobierno griega. Es de esperar que la dignidad del pueblo griego logre triunfar sobre la prepotencia de los dueños de Europa y gestores de la democracia bancaria. El clivaje central de esta época actual sigue siendo el conflicto entre la democracia de los bancos y los ciudadanos.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

08/07/2015

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