Noviembre 19, 2024

Los socialistas, de fanáticos jacobinos a corruptos neoliberales

Tanto en Chile como en España el Partido Socialista representaba, en la década de los años 30, el ala más avanzada del movimiento popular; en ambos países existían fracciones, así, en España una moderada, dirigida por Julián Basteiro y, posteriormente, por Indalecio Prieto, y una radical, liderada por Francisco Largo Caballero – “el Lenin” español -; en el caso del Partido Socialista chileno existían tantos grupos que la gente común los motejaba como una” federación de fracciones”, tanto de izquierda como de derecha.

 

 

Uno de los grandes aportes del socialismo chileno durante su historia fue la independencia, tanto de la Socialdemocracia internacional, como del “Vaticano” de Moscú: durante el período republicano fueron famosas las polémicas entre el secretario general socialista, Raúl Ampuero Díaz, y la dirección del Partido Comunista, fundamentalmente relativas a la crítica de las invasiones de la entonces URSS a la RDA, a Hungría, a Checoslovaquia y Afganistán.

 

El periodista Eugenio Lira Massi, en sus libros La Cueva del senado y los cuarenta y cinco senadores y La cámara y los 147 a dieta, caracterizaba a los parlamentarios socialistas como personas irascibles – a quienes se les veía que siempre les apretaba el zapato – jacobinos que, no pocas veces, lindaban con las posiciones de la extrema izquierda, como la de la idea del frente de trabajadores, que suponía la hegemonía de los partidos de clase sobre la de los burgueses, que componían la Alianza del FRAP, (Frente De Acción Popular) y, posteriormente, la Unidad Popular.

 

En la actualidad los Partidos Socialistas, seguidores de la Tercera Vía, propugnada por Anthony Giddens, se han transformado en partidos-mozos del neoliberalismo – nadie más servil al capitalismo y a la democracia bancaria que Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Tony Blair…y, en Chile, Camilo Escalona y Osvaldo Andrade, entre otros. Cuando se trata de de corrupción y robo, los socialistas lo hacen con tal propiedad que, incluso, pueden ganarle a la Democracia Cristiana y la derecha – baste recordar a Felipe González y a Bettino Craxi – este último, gran responsable de la destrucción del sistema político italiano -.

 

En el caso Chile, Camilo Escalona, jefe de la “mafia” llamada Nueva Izquierda, ha pasado de revolucionario radical y origen humilde, al convertirse en un moderado repúblico gotoso, defensor del statu quo y amigo de El Mercurio y de otros empresarios, a quienes en épocas de convicciones, trataba de vampiros y ayer, como candidato a la presidencia del PS, se convirtió en tribuno de los concertacionistas de la vieja guardia que, al sentirse desplazados por sus discípulos en la Nueva Mayoría, añoraban un momento de debilidad de la Presidenta Bachelet para retomar los puestos de poder en el gobierno – que ostentaron durante veinte años – y así, mantener la herencia económica del modelo de la dictadura – la amalgama entre la Concertación y la dictadura es tal que cuesta distinguir una de otra -.

 

El drama de la traición del PS a los ideales fundacionales demuestra a la perfección, por ejemplo, en el caso de los ex Mapu, cuyo líder, Óscar Guillermo Garretón, se ha convertido en patrón de patrones chileno y ataca con furia desmedida las moderadas reformas de la Presidenta Michelle Bachelet.

 

El pueblo socialista no es tan insensato como parece y ha propinado una derrota más a Camilo Escalona, rey de las malas prácticas políticas, mercenario de los capitalistas y un gran maquinero político. De nada le ha servido su nueva cara de estadista que le regala la derecha, y sólo le queda aquella de payaso, ex “tribuno del pueblo”, como acertadamente lo describiera el gran escritor, Pedro Lemebel. Afortunadamente, el Partido Socialista eligió a la hija del Presidente Salvador Allende. Personalmente creo que las virtudes no se heredan de padre a hijo, y en historia, lo que comienza en tragedia, muchas veces termina en farsa.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas

29/04/2015

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