Diciembre 26, 2024

Chile patas arriba: el paraíso del punga

Resulta risible que algunos ex presidentes y casi la totalidad del Senado, además de un cáfila de políticos corruptos y otros no menos conversos y travestidos, se entrometan en las cuestiones propias de Venezuela por el curioso expediente de acusar que ese país vive una crisis institucional.

 

 

 

Pocas veces se ha desestimado tanto una viga de proporciones tan monumentales en el ojo propio. Sin el menor sentido de la vergüenza, para qué decir del decoro, estos sujetos omiten ver lo que pasa a centímetros de sus narices.

 

¿Pero qué es una crisis institucional? De qué se compone, más allá de las definiciones de la Academia? ¿Cómo se manifiesta en los hechos? ¿A qué huele?

 

Nos acabamos de enterar que el bien vestido Ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo ha caído en la vergonzosa obligación de decir que las boletas que le han encontrado entregadas a una filial de SQM, ni más ni menos, son por trabajos efectivamente hechos, en circunstancias de que todo el mundo sabe que esa mentira la han dicho todos los pillos que han sido descubierto haciendo la misma, idéntica y calcada martingala. Si el hecho de que el mismísimo Jefe de Gabinete haya sido descubierto en la trampa de la boletería, en la que han caído diestra y siniestra, no obedece a lo que se podría llamar una profunda crisis institucional, entonces no se sabe qué puede ser eso que deja ese olor nauseabundo.

 

Cuando una cantidad asombrosa de legisladores que durante años han hecho leyes que han sido acusadas por sus víctimas como fabricadas a mano para los grandes poderes económicos y luego se demuestra fehacientemente que precisamente esos poderosos han comprado a esos legisladores por docenas, y si ese escándalo delictual y anti ético no obedece a lo que se debiera entender como una crisis institucional, entonces no se puede saber qué es precisamente por lo que pasa el país, de qué sufre.

 

Si la mismísima impoluta, fragante e intocable presidenta de la República, que se repite el plato de la primera magistratura afirmada en sus imbatibles números que resultan todo un record de apoyo, reconocimiento y admiración, se descubre involucrada en negociados vergonzosos de su hijo que hace triangulaciones propias de la mafia, en las que sale nombrada como facilitadora a fuer de su influencia para el efecto de las lucas, más allá de desmentidos y operaciones comunicacionales, y si este drama familiar, financiero y político no es un tributario más a una crisis institucional de insondables proporciones, entonces qué es todo esto que nos abruma día a dia.

 

Si a falta de una torpeza, la presidenta es inducida por ella o por su guardia de corps a cometer otra de insospechados efectos, como es la de mantener en su puesto a cargo del SII a un sujeto que también aparece untado con esos billetones, y que sin pausa pero sin prisa dice que no va a querellarse contra quienes debería, siendo como es la autoridad responsable de perseguir a quienes defraudan al fisco, entre otras machinas, por la vía de la boleta o factura falsa que financia políticos, y si este tamaño descaro no obedece a un crisis institucional que debilita la autoridad y la hace risible y blanco de burlas y jolgorios, entonces de qué hablamos.

 

Cuando nos despertamos con la noticia televisada de que la policía civil allana oficinas y residencias de alcaldes y concejales buscando señales de trampas en las que se han involucrados dineros del Estado mediante negocios turbios, y si dichas gestiones no son casos aislados sino una cultura en la que el que tiene más poder lo utiliza para su propio beneficio, lo que está estrictamente prohibido por la ley, el sentido común y la ética, a qué huele todo si no es a una transversal y aguda crisis institucional

 

Cuando los partidos políticos del sistema intentan desesperadamente llegar a algún acuerdo mediante un arreglín consolidado y bien aceitado, que ponga a cubierto a todos de posibles hallazgos habidos y por haber, que oculte las trampas por las cuales los descubiertos se obligan torpemente a repetir exactamente la misma explicación: Fueron trabajos debidamente efectuados, para que al final se sepa que no fueron sino malabares propios de los estafadores más avezados, y si esa convocatoria mal agestada que va desde la UDI hasta al PC, no responde a las condiciones de una crisis política en la que las instituciones pasan a ser maquinarias del cogoteo y el lanzazo, del mecheo y de la monra, entonces vivimos en un país travestido en el que lo cierto es lo falso, lo bueno lo punible y la frescura de raja la condición para ser honorable, respetable y buen ciudadano.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *