Según Nicolás Maquiavelo, un sistema político es corrupto, si este funciona con una forma de gobierno corrupta. Es decir, él o los gobernantes distribuyen los bienes y servicios que produce la sociedad, ignorando el bien común y el interés general del país. En otras palabras los gobernantes siempre y exclusivamente se benefician ellos, sus parientes, sus adictos y amigos. Al mismo tiempo perjudican a la inmensa mayoría de la población. Cuando los gobernantes son unos pocos y además son ricos y corruptos, ellos definitivamente gobiernan sólo en favor de sus intereses privados. Esta forma de gobierno corrupto, de denomina oligarquía.i
La política ha sido definida como el arte y ciencia que estudia el proceso de distribución de bienes y servicios, que produce una sociedad. En otras palabras, es aquella parte de la actividad social destinada especialmente a decidir “quien recibe qué cómo y cuándo”. El sistema político es sano y desarrollado, cuando la distribución de la riqueza, el ingreso, y otros bienes sociales tiende a ser justa. Así se produce una sociedad sin grandes diferencias sociales. Los ricos son muy pocos y esta riqueza es moderada y sujeta a un elevado sistema impositivo. La inmensa mayoría de la población tiene un estándar de vida decente. Por el contrario, el sistema es enfermo y corrupto, cuando la desigualdad y la injusticia infecta todos los ámbitos de la sociedad. Una ínfima minoría de ricos se apodera de casi la totalidad del ingreso y la riqueza y la mayoría padece una tiránica opresión económica, social, cultural y política de parte de la minoría. En suma, la sociedad corrupta es extremadamente desigual y produce siempre una sociedad dividida. Además produce frustración social extrema, angustia y anomia generalizada. Para la inmensa mayoría de la población, la extremada injusticia social, crea corrupción en todas las clases sociales. Las masas se atomizan y dividen en una infinidad de partículas aisladas, donde la cohesión social desaparece y también deja de existir el espíritu de comunidad. La sociedad se convierte en un vulgar agrupamiento de individuos aislados y resentidos, lo que Banfield denomina “familistas amorales”ii y ellos transforman la colectividad, en una sociedad políticamente atrasada. En esta sociedad las relaciones entre individuos están poderosamente motivadas y determinadas por la desesperada búsqueda de la ganancia y el lucro personal, esto para poder sobrevivir. De esta forma el interés común, termina por desaparecer. Esta es la ley de la selva, donde cada individuo aislado lucha por su sobrevivencia y también la de su familia. El espíritu de asociatividad desaparece y la criminalidad se hace generalizada. Así, el hombre se ha transformado en el lobo del hombre.
En la ciencia política contemporánea, dos grandes teorías se destacan por sus intentos de describir, explicar y predecir el fenómeno de la corrupción política. Una teoría cuyo autor es Maquiavelo, explica el nacimiento y desarrollo del fenómeno de la corrupción, señala que este fenómeno se produce, principalmente por el mal uso del poder por parte de los gobernantes. Esta teoría se ha denominado ANACICLOSIS. Ella desde tiempos antiguos trata de describir explicar y predecir el ciclo de deterioro y corrupción política que sufren sin excepción, todos los países. Por lo general todo sistema político comienza bien con un legendario príncipe fundador. En otras palabras, el poder está concentrado en una sola persona. El buen monarca gobierna naturalmente en beneficio del bien de todos, es decir, en beneficio del bien común. A esta forma de gobierno de uno, pero en beneficio de todos, se le denomina MONARQUIA. En ella el gobierno está en manos de un sabio filósofo rey que es respetado y admirado por su pueblo. No obstante, después de décadas y en algunos casos de siglos, los descendientes del buen monarca originario caen víctima de una poderosa fuerza y esta se llama el poder. Esta fuerza es como la electricidad. Es invisible pero puede mover gigantescas maquinas. Al mismo tiempo también puede matar y esclavizar a millones de individuos. Esta fuerza es la que permite que las órdenes dadas por el soberano, se cumplan a cabalidad y con rapidez. Se requiere que la autoridad este constantemente preocupada de que esta inmensa fuerza este siempre bajo sabio control. El hecho de dar órdenes y ser inmediatamente obedecido, respetado y venerado, envanece enorme y peligrosamente a los seres humanos y eventualmente los corrompe. Es por ello que el gobernante sabio, debe constantemente controlar sus impulsos y emociones, tener asesores en ética y teoría política y siempre tratar de tomar decisiones que no perjudiquen el bien común. El deseo de mandar es un impulso o motivación animal que debe ser civilizado a través de un proceso constante de estudio y meditación ética. Es por ello que en tiempos antiguos, los profesores de los príncipes mitológicos eran siempre centauros. Mitad animal y mitad hombres y cuya misión era capacitar al futuro rey en el dificilísimo arte de tomar decisiones favorables al bien común y al mismo tiempo controlar sus impulsos egoístas y perversos proveniente de sus instintos animales. No obstante todas las precauciones tomadas en algunas décadas y a veces en siglos, uno de los descendientes del monarca originario caía víctima de las tentaciones corruptas del poder y se convertía en tirano.
La TIRANIA, se define como el gobierno de uno pero para beneficio de sólo el tirano, su familia y sus corruptos asociados. Se inicia así un periodo de dinastías tiránicas que por varias décadas y a veces siglos, oprime a su pueblo, quien padece un constante tormento. No obstante, siempre llega a un punto de inflexión, donde la injusticia se hace insoportable y la sociedad estalla en una revolución violenta. El tirano y su corte corrupta es violentamente exterminado y el gobierno cae en manos de un pequeño grupo de personas ricas, cultas y nobles. Ellos prometen gobernar en favor de todos y del bien común. Exterminan con rapidez las arbitrariedades, abusos e injusticias del viejo sistema. De esta forma ganan respeto, prestigio y autoridad. Las organizaciones se transforman a través de los años en instituciones.
Nace así la ARISTOCRACIA, que es el gobierno de los ricos, pero para el beneficio de todos y del bien común. No obstante, el poder invariablemente corrompe a los incautos gobernantes que no se preparan adecuadamente para gobernar. Después de décadas y a veces siglos el gobierno de los pocos ricos se corrompe y así ellos gobiernan sólo en beneficio de ellos mismos y de su clase social. Nace así la OLIGARQUIA, esta forma de gobierno corrupta, repite las extremas injusticias de la tiranía y eventualmente siempre produce una violenta revolución popular. De esta forma, surge el gobierno de los muchos (todos pobres), pero que gobiernan en beneficio de todos. Al rey se le da un papel decorativo y a los ricos se les perdona la vida, pero se les obliga a pagar cuantiosos impuestos. Es así como se reducen drásticamente las diferencias económicas y sociales.
A este tipo de gobierno benigno se le denomina POLITEA, este es el gobierno de los muchos pero para el bien común. No obstante, el poder es peligroso y siempre corrompe. Por lo tanto, después de décadas y a veces siglos el gobierno de los muchos también se corrompe. El rey y los ricos son exterminados y se desata el caos social.
Esta forma corrupta de gobierno se le denomina DEMOCRACIA, este es el gobierno de los muchos pobres, con los pobres y sólo para los pobres. Después de décadas de gobierno corrupto y cuando el caos social llega al extremo, el Estado cae en el nivel de Estado fallido.
A este tipo de tragedia se le denomina OCLOCRACIA, o también llamado gobierno de la multitud corrupta. Este es el gobierno de los corruptos, con los corruptos y sólo para los corruptos. Se produce el caos social y esto determina que el Estado muere y la sociedad pasa a ser colonia de otro Estado más poderoso, menos corrupto y mejor organizado. El sistema político independiente deja de existir.
Para los autores clásicos y también para Maquiavelo, la evolución cíclica siempre se produce de lo bueno a lo malo. Por lo tanto, es una teoría pesimista de la evolución política.
Si se aplica la teoría de la anaciclosis a Chile, probablemente habrá acuerdo de que Chile se encuentra en el nivel de oligarquía; es decir, unos pocos ricos corruptos gobiernan para el bienestar de ellos mismos y perjudican a la inmensa mayoría de la población. En todos los estudios de distribución del ingreso y riqueza, Chile aparece como un país, extremadamente desigual e injusto. El 1% de la población, acapara más del 33% del ingreso y el otro 99% se distribuye injustamente lo que queda. Si esto es empíricamente valido, es probable que pronto el país entre en un periodo de grandes turbulencias, particularmente si el sistema económico se deteriora y a causa de ello el país sufre varios años de recesión económica. Según la teoría de la anaciclosis, el próximo gobierno probablemente será un a politea populista, parecida a la que hoy existe en varios países de la región, tales como Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Uruguay y Argentina. Este nuevo gobierno tendrá orientaciones estatistas, autoritarias, colectivistas y será totalmente contrario al modelo neoliberal que aún es dominante en Chile.
Otra muy importante teoría que trata de describir, explicar y predecir el fenómeno de la corrupción política virulenta y sistémica fue elaborado por Samuel P. Huntington, en la década de los años 90’ del siglo XXiii. Según el gran politólogo estadounidense, la corrupción política virulenta y sistémica se produce con mucha mayor frecuencia en los países que él denomina, PAISES DESGARRADOS o “Torn Countries”. En estos países tanto la elite dirigente como las masas, aparentemente comparten valores similares. Es decir pertenecen a una misma cultura y civilización. En el hecho, estos valores culturales han sido impuestos sobre las masas a través de un largo y sofisticado proceso de socialización y culturalización política. No obstante, como el desarrollo socio económico no se produce tal como la elite lo deseaba (es decir, alcanzar rápidamente el desarrollo integral), la clase dirigente decide que la culpa del fracaso civilizacional está en los viejos valores tradicionales. Ellos ya no sirven para competir con éxito con países más avanzados y por lo tanto, se hace necesario que el país se cambie de civilización. En otras palabras es preciso que el país abandone la civilización tradicional a la cual ha pertenecido desde su creación y transite y entre en una civilización más avanzada. Este difícil proceso de cambio y transición de una civilización subdesarrollada a una civilización desarrollada, es el motor y causa principal de la llamada corrupción virulenta y sistémica. Como consecuencia de esto, Huntington señala que todos los países que han tratado de salirse de su civilización original y tratan de cambiarse a otra civilización aparentemente más avanzada, terminan en un rotundo y catastrófico fracaso. El país en tránsito de una civilización a otra, invariablemente se rompe y se desgarra. La cohesión social y el espíritu de comunidad se reducen en extremo, y así el tejido social se desintegra. Este fenómeno siempre ocurre cuando el cambio civilizacional lo desea y promueve la elite. Pero las masas lo rechazan. Ellas desean continuar con su vieja identidad original. El cambio también fracasa, cuando aún teniendo el apoyo de las masas, los miembros de la civilización superior la que se desea entrar, rechazan rotundamente los intentos de asimilación proveniente de la sociedad en transición. En otras palabras, los individuos de la sociedad en transición reciben un portazo en la nariz cuando tratan de entrar en la tierra prometida. La civilización emergente queda en el limbo; y esta marginalización provoca un torrente de corrupción que inunda a toda la sociedad en transición.
Huntington ilustra y explica su teoría de los países desgarrados, cuando discute los casos de Rusia, Turquía y México. Estos son países desgarrados y como consecuencia, ellos tienen un gigantesco problema de corrupción política. En el caso de Rusia, los valores dominantes en la civilización ortodoxa fueron creados y forjados durante diecisiete siglos por valores asiáticos, particularmente tártaros. Desde el siglo I dC hasta el siglo XVII dC, los valores asiáticos esculpieron a fuego las características centrales de la civilización y cultura ortodoxa. No obstante, la elite rusa del siglo XVII, con el zar Pedro el Grande a la cabeza decidió occidentalizar a Rusia. A pesar de todos los esfuerzos del zar y de sus posteriores sucesores, no se tuvo éxito. Intentos similares se hicieron a partir de 1980, por los líderes soviéticos. Primero Gorbachov, y luego Yeltsin trataron de occidentalizar a Rusia. También estos intentos fracasaron. La elite deseaba dejar atrás su pasado asiático y ortodoxo e incorporarse a la civilización occidental. Parte considerable del pueblo ruso, también deseaba esta occidentalización. Los esfuerzos de modernización destinados a conseguir la transición civilizacional desataron una ola de corrupción generalizada, que contaminó a todas las partes del sistema político ruso. Occidente aprovechó esta decadencia ética para rechazar los intentos rusos y también decidió aprovecharse de la evidente debilidad del país. El ex imperio soviético estaba en el suelo y sus países componentes cayeron en procesos revolucionarios unos tras otros. El ejército prácticamente se desintegró y las organizaciones estatales dejaron de funcionar. Fue así como la Unión Soviética perdió la guerra fría y dejó de existir. Occidente astutamente aprovechó esta situación y avanzó la línea defensiva de la OTAN varios cientos de kilómetros hacia el este. Gracias a estas acciones occidentales, Rusia perdió todos los Estados barrera que había conquistado en sus victorias durante la segunda guerra mundial. Occidente llego así a las puertas de Moscú. Pocas veces antes, la civilización rusa había estado en tan grave y mortal peligro.
Huntington concluye (en la década de los 90) que el constante e imprudente expansionismo y acoso occidental hacia un país aún con poderosas armas nucleares, en el futuro probablemente creará enormes problemas. Señala con preocupación que la conducta occidental, más el abrumador peso de la historia, seguramente hará que Rusia vuelva a sus valores ancestrales. En otras palabras, Rusia volverá a practicar valores asiáticos tales como el colectivismo, el estatismo, el machismo, el autoritarismo, el paternalismo y el despotismo. Estos valores asiáticos son demasiado potentes como para permitir que valores occidentales tales como la separación de Iglesia y Estado, el individualismo, división de poderes, el Estado de Derecho, el endiosamiento de la libertad individual, la santidad de los derechos humanos, economía de mercado y el liberalismo puedan dominar en Rusia. Huntington predijo que en la segunda mitad del siglo XXI, probablemente surgirá un nuevo zar que ponga las cosas en orden y así, una vez más, Rusia consolidara sus valores asiáticos. El destino de Rusia es ser el líder de la civilización ortodoxa, y esta civilización, para salir de su débil posición frente a occidente, probablemente entrará en alianza con la civilización China y también con la civilización Islámica asociándose con Estados tales como Siria, Irak y particularmente Irán. Concluye señalando que seguramente Rusia botará al tarro de la basura los valores relacionados con la democracia occidental y la economía neoliberal. Una vez más se prueba que el cambio de una civilización no occidental que trata de ser occidental, siempre termina en un rotundo fracaso. Occidente se formó a través de cientos de años de historia, que no son repetibles por otras civilizaciones del planeta. El excepcionalismo occidental, se formó con una historia muy especial y extraordinariamente benigna. La diosa fortuna realizó muchos milagros que caprichosamente negó a otras civilizaciones. Ahora, esta misma diosa se ha vuelto anti occidental.
Huntington continúa su clarividente análisis discutiendo el caso de Turquía. Atatürk, a comienzos del siglo XX decidió que su país debía abandonar la civilización islámica y hacer todos los cambios culturales necesarios, para entrar en la civilización occidental. El patético desastre del imperio turco en siglos anteriores y a comienzos del siglo XX, era prueba más que suficiente que los valores de la civilización islámica se debían abandonar y luego era preciso entrar e internalizar los valores occidentales. No obstante uno de los resultados finales de todos estos esfuerzos de cambios civilizacionales fue precisamente la creación de un agudo y sistémico proceso de corrupción política generalizada. El gobierno de Atatürk fue seguido por una serie de brutales dictaduras. Huntington concluye prediciendo que Turquía probablemente seguirá una transición similar a la rusa. Turquía volverá a su origen y consolidara sus valores islámicos, en las primeras décadas del siglo XXI. Es probable que Turquía se convierta en el Estado central de la civilización islámica y por supuesto, eventualmente adquirirá armas nucleares.
Finalmente Huntington discute el patético caso de México. Se señala que por varios exitosos milenios, el país fue cuna de dos grandes civilizaciones de la humanidad, la azteca y la maya. Luego, durante quinientos años formó parte de la nueva civilización latina. Los mexicanos sufrieron el agresivo avance de los anglosajones sobre la parte sur de Norteamérica; y en las primeras tres cuartas partes del siglo XX, adoptaron el liderazgo de la opción antiestadounidense en América Latina. No obstante, a partir de 1980, llegó el trascendental cambio. La corrupta elite mexicana decidió salirse de la civilización latina e incorporarse a la civilización anglosajona. Al comienzo de este proceso, las masas mexicanas al parecer aceptaron dicha transición. No obstante, una gran oposición pronto estalló en Chiapas y luego se intensificó con el nacimiento y desarrollo de poderosos movimientos populistas y anti estadounidense. La incorporación de México a la civilización anglosajona al comienzo, tuvo el sólido apoyo de la elite y de gran parte de las masas estadounidenses. No obstante, con el transcurso de los años todo esto cambió hacía una posición de rechazo hacía México de parte de sus poderosos vecinos del norte. Al igual que en el caso ruso y turco, el proceso de transición civilizacional desató una gigantesca ola de corrupción que inundó todas las partes del sistema político mexicano. La desigualdad, la injustica, la criminalidad, la drogadicción y bandolerismo han crecido en forma exponencial. La elite sigue con su empeño de dejar la civilización latina y entrar a la civilización anglosajona, pero las masas de a finales de los años 90’ deseaba continuar con su identidad original. El resultado de este choque valórico entre elite y masas ha sido catastrófico. Se ha creado una pequeña elite inmensamente rica y una gigantesca masa de pobres que están esclavizados por enormes cargas de trabajo y muchos emigran hacia el norte, para alcanzar nuevos horizontes y una mejor vida. Pero el norte los rechaza y esto crea las condiciones suficientes y necesarias para que tal vez, en las primeras décadas del siglo XXI, probablemente México tenga una segunda gran revolución. Ella probablemente consolidará la posición de México como miembro importante de la civilización latina. Naturalmente, los nuevos líderes mexicanos tratarán de protegerse con armas nucleares y compartirán con Brasil el liderazgo de la civilización latina.
Huntington concluye su brillante análisis señalando que Chile es otro país que está intentando salirse de la civilización latina y así como México, trata de entrar a la civilización anglosajona. Se señala textualmente “La situación latinoamericana se complica por el hecho de que México ha intentado redefinirse dejando su identidad latinoamericana, por otra norteamericana, y Chile y otros estados (latinos) podrán seguirla”.iv
Si Huntington interpreta correctamente las intenciones de la elite chilena y efectivamente en los años 90, esta elite deseaba dejar el barrio latino que evidentemente rechazaba y despreciaba y al mismo tiempo trataba de incorporarse al barrio anglosajón; entonces ahora estamos entrando a un mayúsculo problema. La elite chilena a partir de los años 60’ del siglo XIX decidió olvidar su identidad colonial tradicional y pelucona (la ética de la república portaliana), y adquirir los valores modernos de los anglosajones. Muchos historiadores nacionales han señalado que a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, los chilenos se creían los ingleses de América del Sur. La elite admiraba y trataba de imitar las costumbres, hábitos, valores e ideología de los británicos. Una de las características principales de los Estados desgarrados es que la elite, como pequeña minoría que es, se siente muy amenazada por masas mayoritarias que practican valores culturales tradicionales muy diferentes y hostiles a los nuevos valores de la elite. Hoy día la elite chilena sueña con el estílo de vida anglosajón e introduce palabras en inglés en su lenguaje cotidiano. Naturalmente, la elite admira el modelo económico neoliberal y por lo tanto trata de socializar a la masas en su creencia y dogmas. No obstante la inmensa mayoría de la población se siente latina y ha empezado (desde la rebelión de los pingüinos) a comienzos del siglo XXI, a rechazar con fuerza el modelo socioeconómico neoliberal y los valores que lo integran. La mayoría del pueblo se siente heredero de la unión de dos razas fuertes que al juntarse, crearon la actual identidad chilena. No obstante la elite (particularmente la elite económica) considera que las masas son salvajes, ignorantes, indolentes, perezosos y es por todo esto que los explota sin misericordia. Por su parte, gran parte del pueblo pensante desprecia profundamente a una elite que considera corrupta, explotadora, desnacionalizada y que aspira a ser lo que nunca podrá ser. El proceso de transición civilizacional ha dividido a Chile y lo ha transformando en un país desgarrado. Es así como el intento de occidentalización forzada, ha producido el fatal virus de la corrupción política. Ha contaminado e infectado tanto a la elite como a las masas. El tejido social chileno está roto y desgarrado. No hay cohesión social, ni mucho menos espíritu de comunidad. El último intento de la elite por ser como los anglosajones, ya lleva más de cuarenta años; todo empezó en 1973 con una brutal dictadura que a sangre y fuego quiso imponer los valores del gran imperio del norte. Naturalmente todo esto terminó en un gran fracaso. La conducta ética, política y económica de la elite tanto de sus miembros de derecha como los de la concertación, y hoy de la nueva mayoría; nada tiene que ver con el modelo valórico y de conducta que hizo grande y poderoso a los Estados Unidos entre finales del siglo XIX y las primeras siete décadas del siglo XX. El abismo ético entre la elite chilena y los valores de Locke, Adam Smith, Franklin, Washington, Lincoln, los dos presidentes Roosevelt y el presidente Kennedy, es mucho más grande que el Cañón del Colorado.
Por lo anteriormente expuesto se debe concluir que ya sea utilizando la teoría maquiavélica o la teoría Huntingtoniana de la corrupción, Chile está en muy graves problemas. Se hace sumamente difícil pensar que un consejo asesor presidencial, formado por académicos y profesionales chilenos, pueden en 45 días proponer una solución científica y racional, al problema de la corrupción del sistema político chileno. Es más, aún si esto fuera posible, estas soluciones deberán ser posteriormente implementadas por organizaciones públicas que con anterioridad han contribuido poderosamente a la creación y desarrollo de la misma corrupción que se desea eliminar. En efecto, el poder ejecutivo como colegislador, debe enviar propuestas anticorrupción al congreso y allí este organismo debe transformar las propuestas en leyes.
En Chile las organizaciones públicas que conforman el sistema político tales como la escuela, los grupos de vecinos, la prensa, los grupos de presión, los partidos políticos, el poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial, etc., etc., son organizaciones que satisfacen muy bien las necesidades de la elite (elite económica, elite política), pero ellas no satisfacen en absoluto las necesidades de la inmensa mayoría de los chilenos. Por lo tanto estas organizaciones no tienen tradiciones de efectividad y eficiencia y buen desempeño para las grandes mayorías. Estas organizaciones están desprestigiadas y no tienen tradición de buen servicio y es por ello que estas no funcionan. Por definición, ellas sólo llegan al nivel de organizaciones públicas corruptas y consecuentemente están a años luz de alcanzar el prestigio, respeto, aceptación y admiración que si tienen las instituciones que conforman los Estados justos y eficientes.
En Chile las organizaciones públicas no funcionan para las grandes mayorías, sólo funcionan en beneficio de la minoría. Por lo tanto, es absolutamente ridículo el llamado que hacen políticos corruptos, para “Dejar que las instituciones funcionen”. Esto es sólo un chiste de mal gusto y que causa carcajadas en aquellos observadores internacionales que sí conocen el problema de las organizaciones públicas en Chile. La formación de una comisión de académicos chilenos para estudiar el tema de la corrupción chilena, cuyas sugerencias serán discutidas por los políticos de turno y así ellos decidirán lo que se hace o no se hace, es totalmente absurdo. Esto es equivalente a poner el gallinero bajo el cuidado de los zorros. La ciencia política contemporánea ha descubierto que mientras más corruptos es un país, mas leyes anticorrupción vigentes contempla en sus textos legales. En esto Chile no es una excepción.
El mundo ha avanzado muchísimo en el estudio de la corrupción política y en los mecanismos y procedimientos para reducirla. Naciones Unidas tiene dentro de sus cuerpos técnicos decenas de cientistas políticos que han dedicado toda su vida profesional a enfrentar este tema. Si Chile sinceramente desea hacer algo positivo frente al mayúsculo problema que enfrenta, debe con honestidad reconocer que el problema es gravísimo y que por lo tanto se debe pedir ayuda internacional. El Departamento de Cooperación Técnica Internacional de las Naciones Unidas, (DTCD) con sede en Nueva York, posee cientos de volúmenes y trabajos que se han escrito sobre la corrupción política en los últimos 70 años. Además, tiene un staff internacional de expertos que conocen a fondo el problema. Pero lo más grave en la corrupción política nacional, es que ella está llegando a niveles tales que ya se están perjudicando derechos fundamentales de la inmensa mayoría de la ciudadanía es decir, más del 80% de la población. Estos son derechos humanos fundamentales, que cuando ellos se violan, el derecho internacional vigente ordena la intervención internacional. Como los líderes de los Estados corruptos nunca reconocen que sufren una gravísima enfermedad, son los ciudadanos afectados los que deben actuar. Se debe solicitar primero una comisión de Naciones Unidas, que estudie el problema y luego solicitar que los diferentes órganos de sistema tales como el Consejo de Seguridad y Corte Internacional de Justicia, se pronuncien sobre el problema y lo que se debe hacer. Cuando la corrupción es un problema que viola los derechos humanos fundamentales de una inmensa mayoría de la población, esto deja de ser un problema nacional, y se transforma en un problema global. Los ciudadanos deben organizarse inteligentemente. En forma civilizada y siguiendo los principios de resistencia pacífica de Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela. Deben manifestarse públicamente, en concentraciones populares, marchas pacíficas y el uso de medios de comunicación; la ciudadanía movilizada debería solicitar a Naciones Unidas que tome cartas en este grave asunto. Es preciso y urgente terminar con la violación de derechos humanos fundamentales y que vienen ocurriendo desde 1973v.
La corrupción política chilena es como un enorme sumidero subterráneo y por lo tanto no es visible para la población. No obstante esta corrupción es un remolino de aguas turbias y putrefactas que turbulentamente se sumerge en la mega cloaca que existe bajo los cimientos del país. Es preciso que los ciudadanos actúen pacífica y ordenadamente solicitando en manifestaciones masivas, que la comunidad internacional actúe antes de que toda la sociedad chilena sea tragada por la cloaca que existe en el subsuelo nacional.
i Ver: Bobbio, N. La teoría de la forma de gobierno, en la historia del pensamiento político. Fondo Cultura Económica. México 1994 pg.64-68; ver también F.Duque Maquiavelo un cientista político moderno. Una interpretación práctica, para gobernantes latinoamericanos del siglo XXI. Editorial Dictus Publishing. Saarbrücken, Alemania 2013
ii Bandfield, E.C. The moral bases of a backwards society. The Free press Glencoe Ill. 1958
iii Huntington, S.P El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial Cap.6. Paidos Barcelona 1997; Cecil Rajana, experto de la ONU, señala que Huntington examina el proceso de corrupción no como un fenómeno derivado o producto del crecimiento, el ve la corrupción además como una medida o indicador que señala, la ausencia de un proceso efectivo de institucionalización política. Esta corrupción es patente y generalizada durante la fase más intensa del periodo de modernización. Aquí la corrupción no es producto de una conducta que se desvía de las normas aceptadas de la sociedad. Por el contrario, lo que es evidente es un desvió de nuevas normas frente a modos y hábitos tradicionales, establecidos por siglos. Con toda claridad se señala que es en sociedades que están sufriendo un rápido cambio normativo e institucional, es donde precisamente se produce un mayor y catastrófico nivel de corrupción. Las viejas leyes y normas son reemplazadas por nuevas leyes que tratan de establecer el sistema neoliberal. Es aquí donde nace la corrupción sistémica y fatal. Ver C. Rajana “Mayor Implication, for existing administrative organization: processes and procedures in maintaining ethical standards and quality in government” In United Nation Department of Technical Cooperation for Development and Centre for Social Development and Humanitarian Affairs. Corruption in Government. New York 1990 (TCD/SEM 90/2.INT -89-R56); la teoría huntingtoniana relacionada al desarrollo político utiliza dos importantes variables. Dos importantes variables para construir su modelo explicatorio. En la variable horizontal se ubica el proceso de modernización (que es similar al proceso de occidentalización), allí se incluyen indicadores puramente económicos tales como ingreso per cápita, consumo per cápita de electricidad, nivel de industrialización, producción de productos manufacturados, tasa de acumulación de capital, porcentaje de aumento de las inversiones, etc. También se incluyen indicadores sociales tales como grado de urbanización, porcentaje de viviendas con agua potable, energía eléctrica, gas y alcantarillado. También incluye variables educacionales tales como el porcentaje de la población que sabe leer y escribir, el porcentaje con licencia secundaria, el porcentaje con títulos universitarios, títulos de postgrado, número de alumnos por profesores, calidad de los profesores, ubicación de los graduados en pruebas de educación internacionales, etc., etc. También la variable modernización incluye aspectos de salud tales como esperanza de vida al nacer, índice de mortalidad materna e infantil, niveles de mortalidad general, números de médicos por cada 100 mil habitantes, números de cama por 100 mil habitantes, etc. etc. La variable modernización incluye el trato a las mujeres ancianos y niños. También se mide el número de presos por 100 mil habitantes. Y el nivel de asesinatos y suicidios u otros crímenes por cada 100 mil habitantes. La variable modernización se documenta con una larguísima lista de otros indicadores que señala el nivel de acercamiento que ha tenido la sociedad en estudio con respecto a los patrones de vida de la sociedad occidental. Para concluir, un aspecto importantísimo en el proceso de modernización u occidentalización se refiere al porcentaje de individuos que regularmente lee periódicos y revistas, escucha la radio, ve programas de televisión y sobretodo, tiene acceso a internet y a teléfonos celulares. La sociedad moderna está informada al instante y si las organizaciones públicas no funcionan este es un problema que se difunde con la velocidad de la luz. Todo esto es lo que produce la extrema inestabilidad y vulnerabilidad de las sociedades corruptas. Por su parte, en la columna vertical, se incluye la variable institucionalización. Como se ha dicho anteriormente, la sociedad corrupta se define por el hecho que las organizaciones del Estado no son verdaderas instituciones trabajando por el bien común de toda la sociedad. Cuando las organizaciones del Estado son corruptas, es decir no existe institucionalización estos países se ubican en la base de la columna vertical. Por el contrario, si estas organizaciones políticas son altamente eficientes y honestas en los servicios que ellas entregan a la sociedad y a través de décadas ellas han recibido el verdadero respeto de la inmensa mayoría de la población, entonces estas organizaciones públicas se transforman en verdaderas instituciones. Cuando el sistema político tiene instituciones públicas que funcionan para el bien de todos, la sociedad tiene un sistema político desarrollado. En este caso, el sistema político se ubica en el tope superior e de la columna vertical. Del cruce de estas dos variables se forma un cuadro explicatorio y predictivo. Si la sociedad tiene un alto grado de modernización, es decir está en el extremo derecho de la línea horizontal; y al mismo tiempo si la sociedad tiene un alto grado de institucionalización, es decir se ubica en el extremo alto de la columna vertical, entonces tenemos una sociedad con alto desarrollo político y alto nivel de modernización. Por el contrario si la sociedad se ubica en el extremo derecho de la línea horizontal que ilustra un alto nivel de modernización, pero al mismo tiempo se ubica en el nivel bajo de la línea vertical, que indica un bajo nivel de institucionalización y desarrollo político; tenemos así una sociedad fallida, plagada con altísimo nivel de corrupción. La sociedad tiene así, las apariencias superficiales de modernidad pero su sistema político no funciona para el bienestar de las grandes mayorías. La sociedad tiene una corrupción sistémica y por lo tanto es una sociedad altamente inestable. En este caso las causas de la inestabilidad es producida por la corrupción generalizada que a su vez es creada por el hecho que la sociedad recientemente cambio su sistema normativo y jurídico para tratar de ser occidental. Se crearon apresuradamente nuevas leyes y normas favorables a la democracia neoliberal y a la economía de mercado. No obstante el pueblo rechaza las nuevas normas y prefiere su viejo sistema normativo tradicional. La sociedad así ha caído en el nivel de país desgarrado y en vías de ser un estado fallido. Para mayores detalles de la teoría huntingtoniana de desarrollo político y la modernización ver S. P. Huntington Political Development and Political Decay “in Macridis, R y Brown. R Comparative Politics. The Dorsey Press Ill. PAG 521-522; S.P Hungtinton Political Order in Changing Societies. Yale University Press; New Haven 1968; F. Duque 110 Años de Desarrollo Político en Chile (1830-1940) Dictus publishing SaarbrückenAlemanía pag.13 -18, 2013
iv Huntington El choque de civilizaciones. Op. cit.pag 160
v Las Naciones Unidas en su documento titulado Corruption in Government citado anteriormente, señala textualmente: “en el hecho es imposible enfrentar la corrupción cuando ella alcanza las más altas posiciones en las instituciones del Estado. En este sistema organizado de corrupción la legislatura misma puede que este gravemente corrompida y así las leyes producidas son igualmente corruptas. Ellas sirven para perpetuar la tiranía del sistema corrupto. La manera de escapar de este dilema causado por esta situación legal ambigua, no es otro sino aquel que considera la corrupción, no sólo como un abuso de poder público, sino como una seria violación de derechos humanos básicos. Visto de esta perspectiva, la corrupción llega a transformarse en una violación de derechos humanos protegidos internacionalmente. La corrupción en situaciones como esa y que es cometida a cualquier nivel de gobierno, y que no es efectivamente castigada por la legislación nacional, es una transgresión a la declaración universal de derechos humanos y también del acuerdo internacional de derechos públicos y civiles. De esta forma la corrupción se transforma en una materia de interés y preocupación internacional. Cuando ella victimiza a grandes sectores de la población, puede ser calificada como crimen contra la humanidad, por los cuales los líderes del gobierno en cuestión deben ser juzgados” United Nations Corruption in Government op. cit. pag 24.
F. Duque Ph.D.
Cientista político
Puerto Montt , marzo 2015.