La presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Bárbara Figueroa, valoró la presentación de parte del Ejecutivo de una reforma laboral que incluya, por ejemplo, la ampliación de la negociación colectiva y el derecho a huelga sin reemplazo. Sin embargo, expresó también amplios e importantes reparos, tanto a materias que no fueron incluidas en la propuesta legal como a algunas normas que llegó a calificar como una “satanización del sindicalismo”.
Figueroa sostuvo que el proyecto requiere de cambios que, de no tenerlos, implicará un retroceso, ya que, por ejemplo, se estaría dando una conceptualización negativa de la actividad sindical. “Hay aspectos que tiende a mirarnos con ojos temerosos en la acción sindical”, precisó.
Recalcó que aspiraban a que la reforma abordara el tema de la negociación supraempresa o ramal y resaltó que presentan una diferencia significativa con el Ejecutivo en que se busque eliminar el procedimiento especial de negociación colectiva para federaciones y confederaciones.
Criticó que se especifique en el articulado que las huelgas deben ser “pacíficas” y refutó lo que estimó una excesiva tutela del Estado, particularmente en lo referente a eventuales intromisiones en las negociaciones entre trabajadores y empleadores. “El Estado debe estar presente, pero no queremos una excesiva regulación cuando se trata de entendimiento entre las contrapartes”, detalló.