Diciembre 26, 2024

Manos ajenas: Todo tipo de guerras contra Maduro

Este panorama alienta las esperanzas de la oposición venezolana, aupado por medios de comunicación tanto en Venezuela como en el exterior de sostener que los días de Maduro están contados. Para el Diario radicado en Miami, El Nuevo Herald “Maduro se encuentra en una situación política cada vez más precaria y el colapso de la renta petrolera le está generando mayores dificultades para controlar las distintas facciones del chavismo, algunas de las cuales ya podrían estar maniobrando para destituirle, advirtió el lunes la firma de inteligencia corporativa Stratfor. Entre los potenciales conspiradores están unidades de las Fuerzas Armadas y las bandas paramilitares ligadas al chavismo conocidas como colectivos, dijo la firma en un informe titulado: “Guía Analítica: Considerando un Golpe en Venezuela”.

 

 

Stratford, entidad ligada estrechamente a la derecha venezolana y al partido republicano estadounidense -y que la revista Barron´s ha definido como la CIA en la sombra- ha sostenido, igualmente que estos colectivos, unido a altos mandos militares estarían coordinando algún tipo de salida que impida el rumbo constitucional normal del país. Idea que para fuentes oficialistas son tan peregrinas como propias de un grupo que no se convence de la pérdida del poder. Ideas que complementan el denominado ejercicio del Golpe Suave o Golpe Blando, una estrategia de “acción no violenta” ideada por el politólogo estadounidense Gene Sharp para quien “la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (…) Nosotros (los estadounidenses) combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas”.

 

Esta estrategia ha sido denunciada por el Gobierno bolivariano, quien sostiene que la conducta opositora durante todo el año 2014 se enfocó en desestabilizar al gobierno de a través de acciones orquestadas desde el extranjero, enfocadas en aspectos tan diversos como: boicot económico, manipulación de los medios de comunicación, desarrollando campañas de defensa de la libertad de prensa (aunque poseen la mayoría de los medios de comunicación, escritos, radiales y televisivos). Ello, acompañada de acusaciones de totalitarismo contra el Gobierno en el poder. Convocatoria a movilizaciones que termina en acciones violentas. Manipulación de los colectivos sociales, para que emprenda manifestaciones y protestas violentas. Otra etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del Gobierno, creando un clima de “ingobernabilidad” para, finalmente, forzar la renuncia del presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle.

 

Para complementar aquello el Gobierno estadounidense aprobó a principios de diciembre del año 2014 un paquete de sanciones contra Venezuela, por presuntamente haber respaldado la violación de los derechos humanos durante las protestas desarrolladas a principio del 2014. Las sanciones implican la suspensión de visas y el congelamiento de activos en EEUU a unos 56 funcionarios venezolanos acusados por el Gobierno estadounidense de promover la violencia en la nación suramericana. Tales acciones y el apoyo que Washington ha dado a los grupos opositores hacen pensar que la dirección de enemigos ha virado, para Estados Unidos, desde Cuba a Venezuela, visto los acercamientos contra la isla caribeña y la intensificación de acciones desestabilizadoras contra la nación sudamericana.

 

En un duro escenario interno y acciones destinadas a minar su gobierno, principalmente por parte de Estados Unidos y sus aliados políticos insertos en Venezuela, el presidente Maduro realizó un largo periplo internacional, que lo llevó a encuentros de alto nivel en China, Irán, Argelia, Catar, Arabia Saudí y Rusia (en dos ocasiones), con el objetivo de abordar una serie de proyectos económicos como también estrategias, que permitan el fortalecimiento y recuperación del mercado del crudo. Pilar vital de la economía venezolana, convertida en arma geopolítica y que si no repunta en precios, que permitan insuflar fondos seguirá profundizando la crisis que se vive hoy.

 

Tras dos semanas de una intensa agenda de viajes, Maduro retornó a Venezuela afirmando que “hemos llegado recargados de fuerza, vamos a rendir cuentas a quien tenemos que rendir cuentas, al pueblo de Venezuela, a los consejos presidenciales de gobierno popular y al pueblo. Y además de rendir cuentas, asumir los compromisos que hay que asumir en la batalla de este año 2015”. Maduro aseguró que su viaje fue “una gira muy provechosa para la nueva etapa de renacimiento económico de Venezuela. Una gira necesaria para afrontar las circunstancias del mundo y la economía nacional”.

 

Es indudable que Venezuela está soportando serias dificultades desde el punto de vista económico y político, ya sea por el desabastecimiento donde las patronales, empresarios y grupos económicos privados tienen una responsabilidad innegable, como también por los errores de diseño y ejecución de las políticas que el gobierno debería implementar, léase: Industrialización del país, salir del rentismo petrolero -cuya caída brutal en los precios ha golpeado fuertemente a este país del norte sudamericano. A lo que se une la lucha contra la corrupción, que la población siente que no es lo suficientemente profunda y la demora en cambios que al interior del chavismo se comienzan a exigir cada día con voces más altas.

 

La inflación y el desabastecimiento son reales, están ahí y generan dificultades, críticas, problemas cotidianos que el Estado, a través de su programas sociales intenta equilibrar. Una economía subterránea que va minando las confianzas y genera acciones más centradas en el individualismo que una práctica colectiva de solución, que implica dar una lucha no sólo económica, sino también ideológica y cultural. Unido a ello un dólar que en el mercado paralelo alcanza 10 veces el valor oficial y todo lo que lleva aparejado ese panorama.

 

LO EXTERNO Y LO INTERNO

 

Un elemento fundamental para explicar las dificultades radica en la ostensible baja del petróleo que ha significado establecer una política de ajuste, obligado por un presupuesto planificado con el precio del barril de petróleo a 110 dólares y que hoy ha llegado a 50 dólares. Esto se magnifica porque los ingresos venezolanos y por tanto sus programas sociales, sostén del apoyo poblacional, dependen en un 98 % de las ventas del crudo. La geopolítica petrolera fue impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez quien, en una labor de ingeniería política logró sumar a la OPEP, la misma que hoy se niega a subir los precios, a establecer una alza sostenida del BDP que pasó de los us$9 dólares el año 1998 a subir en valores definidos en la II Cumbre de la OPEP desarrollada en Caracas el año 2000, llegando a precios históricos en los primeros tres lustros del siglo XXI que superaron los 100 dólares. Un maná de riqueza que ha permitido bajar los niveles de pobreza y llevar adelante importantes procesos políticos internos y un posicionamiento regional de liderazgo.

 

La inflación en Venezuela es una de las más altas del continente y la responsabilidad de ella tiene distintas interpretaciones. Para el gobierno la inflación es inducida por especuladores que suben los precios, generan escasez y desabastecimiento como parte de una “guerra económica” llevada a cabo por la oposición, el empresariado y el aval estadounidense. Para la oposición, en cambio la causa principal de la inflación es el exceso de circulante, impreso por el Banco Central para suplir el gasto público que los ingresos del petróleo no alcanzan a completar. Desde el punto de vista más técnico esta inflación parece adentrarse más por las líneas de la liquidez monetaria, donde el factor de ser una economía rentista, que depende de los ingresos del petróleo tiene mayor asidero pues es un factor que no ha sido solucionado por ningún gobierno venezolano, de ningún signo.

 

El Gobierno venezolano ha dado instrucciones para responder a lo que denomina una guerra de baja intensidad en el plano económico que incluye: acaparamiento y especulación de productos básicos, venta con sobreprecio de productos adquiridos con divisas otorgadas por el gobierno con sobreprecios sobre el mil por ciento y cambios en la forma de presentación de esos productos para aumentar su precio de venta. Desvío de esas divisas a cuentas al exterior o para alimentar el mercado paralelo. Contrabando de productos que son vendidos en Colombia que incluye alimentos, artículos de aseo, baterías, neumáticos.

 

A esto hay que sumar los factores externos como son los bloqueos a las fuentes de financiamiento como es el aumento del denominado riesgo-país, que a través de la calificadora de riesgo Moody´s alertó sobre la posibilidad de “quiebra de la economía venezolana”. Ofensiva diplomática destinada a deslegitimar y atemorizar a aquellos países que invierten en Venezuela. Ataque a los precios del petróleo a través del fracking estadounidense pero también la comercialización de hidrocarburos obtenidos en Libia e Irak, tras la invasión a esos países.

 

Se suma a ello, dice el gobierno la guerra ideológica que se está llevando a cabo a través de medios de comunicación encargados de crear matrices como es anunciar la proximidad de un “estallido social” con acusaciones de hambruna y caos generalizado, para luego acusar al gobierno de represión desmedida desbordada y como guinda de esa torta el anuncio de la inminencia de un Golpe de Estado promovido, desde el interior de la revolución, por sectores descontentos con el presidente Maduro. Ello, con el objetivo de generar un ambiente de descontento, pánico y generar apoyos internacionales que creen las condiciones para una posible intervención o exigencia de salida del gobierno.

 

Las intervenciones políticas de la derecha latinoamericana se han dejado sentir con fuerza en los últimos días. El pasado lunes 26 de enero una delegación conformada por los ex presidentes de Chile, el derechista Sebastián Piñera, el ex mandatario colombiano Andrés Pastrana y el ex presidente mexicano Felipe Calderón arribaron a Venezuela, para participar de un coloquio organizado por una entidad opositora al Gobierno de Nicolás Maduro denominado “poder ciudadano y democracia Hoy” y visitar al encarcelado político y promotor de las violentas protestas que azotaron a Venezuela el año 2014, el ultraderechista Leopoldo López. Protestas que generaron medio centenar de muertos y un clima de inestabilidad promovido por la oposición interna con apoyo explícito del Gobierno de Estados Unidos.

 

La visita de los ex mandatarios de los mencionados países mereció la repulsa del Gobierno venezolano, sometido a fuertes presiones internas y externas como las de este tipo, que vislumbraban una ofensiva política de envergadura. Para el presidente Maduro esta visita es imprudente como impudente es asistir a un foro de las características a las cuales fueron invitados “”un grupo terrorista de ultraderecha, financiado por el narcotráfico colombiano, ha organizado lo que han llamado un foro”. Foro donde participó la depuesta diputada derechista María Corina Machado, del ala más dura de la oposición venezolana junto al detenido Leopoldo López. La visita de Piñera ha sido interpretada por críticos a su papel político como una cortina de humo para tratar de desviar la grave situación que aqueja a uno de los partidos, que participó de su gobierno, acusado de prácticas corruptas en materia de financiamiento electoral.

 

El Gobierno chileno, en una clara muestra de una conducta diplomática equívoca, respaldó la visita de Piñera a Venezuela y el revuelo causado, a través de la opinión de su canciller, el socialdemócrata Heraldo Muñoz quien señaló que “como todo expresidente él tiene una entidad especial, esta es una visita privada y no somos nosotros los indicados para decirle qué es lo que tiene que hacer o no hacer. Lo que sí corresponde es apoyarlo, proporcionarle todas las facilidades de la embajada porque no sólo es un compatriota sino que tiene además la investidura de haber sido Presidente de la República y eso nos hace estar con él para todo aquello que sea necesario”.

 

En la misma línea crítica al gobierno venezolano se mostró el ex presidente chileno, el democratacristiano Eduardo Frei Ruiz Tagle -miembro de un partido aliado del mundo opositor venezolano- quien respaldo también las actividades del millonario ex presidente Piñera y criticó que se le prohibiera visitar a Leopoldo López. “Es una etapa más de un gobierno desacreditado, fracasado, que no respeta la democracia, tiene destruida la economía del país y se persigue a los medios de comunicación”, indicó el ex mandatario chileno.

 

Es un enorme error que el gobierno chileno avale la conducta de intromisión de Piñera en los asuntos de Venezuela, en materias que están claramente en el ámbito judicial y provocando un impasse en su visita a una cárcel donde se le advirtió que no se le permitiría visitar a Leopoldo López. En una figura meramente fantasiosa, habría que ver cómo reaccionaría el gobierno chileno, si una delegación de ex mandatarios de países opositores al gobierno de Michelle Bachelet, participan de un foro destinado a minar el prestigio del gobierno, con opositores que han sido destituidos de sus cargos legislativos y posteriormente con gran parafernalia mediática, fueran a alguna cárcel del sur de Chile donde se encuentran prisioneros del Estado chileno decenas de comuneros mapuches acusados de terrorismo y atentar contra la propiedad de empresarios y hacendados chilenos. ¿Podrían esos ex mandatarios visitar a esos “presos políticos” sin que se alcen las voces de denuncia y reclamos de la derecha chilena y del propio gobierno por la clara “intromisión en los asuntos internos chilenos? Hay que tener un mínimo de tino político, para no hacer a otros lo que puede venir de vuelta como un boomerang.

 

La oposición no le da tregua al gobierno y ha intensificado sus críticas y acciones destinadas a socavar el apoyo a Maduro. Es así que el ex candidato presidencial Henrique Capriles exhortó a sus simpatizantes a reaccionar, sosteniendo que “llegó el momento perfecto para cambiar al gobierno, porque la situación económica es sumamente grave, es crítica y el país está llegando a un momento incontenible”. Se ve en Venezuela una oposición que se solaza con las dificultades que sumarse a la búsqueda de soluciones, que no son exclusivamente atribuibles a cuestiones de administración gubernamental, lo que le da firmeza a las afirmaciones que sostienen que la oposición está embarcada en llevar a cabo la concreción de las distintas etapas de lo que se denomina “Golpe suave” que generar espacios de diálogo y participación para sacar a Venezuela de las dificultades que está soportando.

 

Hoy, por obra y magia de las estrategias de Golpe suave hábilmente explotadas por la oposición y sus abundantes recursos económicos, políticos y diplomáticos externos, Maduro ha sido presentado como el hombre que se desvió del curso revolucionario marcado por Chávez y los que ayer maldecían al fallecido comandante se muestran como los más fieles defensores de su obra. Es parte del arte de birlibirloque que la oposición lleva a cabo, con el único objetivo de negarle la sal y el agua a un gobierno, que enfrenta sus más serias dificultades desde la crisis vivida el año 2002 por el fallecido presidente Hugo Chávez.

 

El verbo birlar significa en el juego de bolos, lanzar por una segunda ocasión la bola desde el punto donde se estacionó la primera. Posición que al estar cerca de los bolos, proporciona la posibilidad de derribar muchos de ellos. Tras esta definición, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, nos entrega una segunda acepción: matar o derribar a alguno de un golpe, con escopeta, ballesta u otro instrumento. Metafísicamente equivale este birlar, según la misma autoridad, a conseguir uno el empleo que otro pretendía.

 

Por otra parte, en lengua caló, el birlar adquiere el significado de estafar, y quien lo hace, lo concreta es el birloque o birbesco, léase: el ladrón. En este marco y con estos antecedentes lingüísticos resulta aceptable sostener que el arte de birlibirloque practicado por la oposición venezolana y sus patrones foráneos, sea una acción equivalente al arte de birlar, hurtar o estafar con cierta sorpresa y algo de destreza o maestría. En este caso, el birbesco opositor, encaminado a birlar un gobierno que no han podido ganar en las urnas y birlar así los derechos de una población, que ha logrado asumir su papel en la historia de una Venezuela distinta a la época de los adecos y copei, una Venezuela que a punta de dificultades ha logrado encontrar un camino distinto y que enfrenta hoy a la par de los propios errores de un gobierno con dificultades, se le suma el trabajo conspirativo de una oposición decidida a recobrar antiguos privilegios.

 

 

 

 

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