Diciembre 27, 2024

Un nuevo ciclo: el rol público de ARCIS

El 2014 fuimos testigos de la discusión en el parlamento del proyecto que pretende cambiar la educación escolar en sus niveles primario y secundario. Independiente de la diversidad de visiones existente entre los sectores sociales sobre los resultados que este proceso está dejando, el cierre de este debate, que está próximo a terminar en todas sus etapas legislativas, es la señal que el ejecutivo ha determinado para que comience la agenda legislativa propia del 2015 con el proyecto que plantea la modificación en el sistema de educación superior universitaria.

 

 

Aunque las expectativas de los sectores sociales que apostamos por una educación pública, gratuita y de calidad, son bajas respecto de que el parlamento apruebe una ley que haga cambios estructurales y profundos al sistema de educación superior universitaria, tenemos el convencimiento de que los sectores que permanentemente nos movilizamos exigiendo el reconocimiento y respeto por nuestro derecho a la educación debemos plantear de manera firme nuestras preocupaciones y propuestas respecto a esta reforma.

 

Desde esa perspectiva, entre los círculos académicos y estudiantiles ha rondado la preocupación respecto a qué debe entenderse por aquella educación universitaria que es de carácter “público” y de qué forma debe ser tratada desde el Estado la preferencia que la sociedad ha mandatado para su desarrollo.

La Universidad de Arte y Ciencias Sociales, más conocida como Arcis, es un buen ejemplo de aquellas universidades que hoy son tratadas con el estatus de “privadas” pero que definitivamente cumplen un rol público. Lo cumple por su compromiso con los estudiantes de más bajos ingresos que tienen acceso al sistema universitaria gracias a la oportunidad que le otorga la Universidad y a que los aranceles son mucho más accesibles que en otras casas de estudios. Lo cumple también por la participación directa de estudiantes, académicos, funcionarios y directivos que han sufrido violaciones graves a sus Derechos Humanos, principalmente en Dictadura, y que en Arcis tienen un espacio para desarrollar una cultura basada en el respeto a la dignidad del ser humano.

Pero sin duda lo cumple también por la vinculación real que tiene con la sociedad y las comunidades que se encuentran en su entorno cercano, participando activamente de la vida nacional en las discusiones más importantes que se desarrollan en nuestro país. Aquello se realiza, por cierto, desde la perspectiva que otorga el pensamiento libre, crítico e independiente, que caracteriza el proyecto educativo de Arcis y que tanto molesta a nuestra derecha criolla. Un pensamiento que en definitiva se caracteriza por no sumirse en las aguas turbulentas de la “educación de mercado”, sino que apuesta por la difícil tarea de formar profesionales críticos de la visión hegemónica del consumo y busca difundir a través del conocimiento una cultura arraigada en los valores humanos que profundizan la solidaridad, el respeto y el compromiso con el otro.

Ad portas de la discusión legislativa respecto a la reforma de la educación superior universitaria, no cabe dudas que el aporte que puede hacer una mirada que se ha formado con las características y elementos antes dichos, asegura que la visión respecto a la reforma no se informe simplemente de opiniones que buscan un “maquillaje” al sistema educacional, sino que pueda integrarse con aquellas que buscan cambios estructurales y profundos, que potencien lo público, gratuito y de calidad.

No cabe dudas de que hoy Arcis se encuentra viviendo una crisis de índole financiero que ha sido producto de múltiples factores que complotaron para llegar a la situación que hoy se vive. Es de un reconocimiento absoluto, en ese contexto, el esfuerzo que han hecho académicos y funcionarios, que mayoritariamente han seguido trabajando porque sienten un compromiso tan importante con el proyecto académico, la historia de la Universidad, sus valores y con nosotros, sus estudiantes, que han realizado un esfuerzo sobre humano por estar durante un tiempo importante sin percibir sus remuneraciones. Nuestra organización, la Coordinadora por la Defensa de Arcis (CDA) lo ha dicho en múltiples ocasiones: exigimos que las remuneraciones se paguen lo antes posible y estamos esperando que esto ocurra.

Sin embargo, independiente de la cruzada que se ha realizado contra Arcis por parte de una derecha que hoy se encuentra completamente desmoronada por las noticias que llevan apareciendo hace algún tiempo por el financiamiento ilegal de campañas políticas a manos del Grupo Penta y de la crisis financiera que vive hoy nuestra casa de estudios, consideramos que existen elementos más esenciales que los recursos económicos para evaluar la continuidad de un proyecto académico. Las opiniones contrarias sin duda fortalecen la posición de que la “educación es un bien de consumo” y que nos encontramos ante “consumidores” y “proveedores” que llegan a acuerdos privados para proveer educación superior universitaria.

Ahora bien, esa sabiduría que se ha logrado construir con los años en nuestra universidad y a propósito del rol público que veníamos recalcando anteriormente, creemos como Coordinadora por la Defensa de Arcis (CDA) que para hacer frente a este momento complejo se debe impulsar un proceso de democratización integral, amplio y democrático, realizado a través del voto secreto, personal e informado, que consideré desde la elección de las autoridades unipersonales hasta la elección de los representantes estudiantiles.

Tenemos la certeza de que aquello permitirá que este 2015 se inicie un nuevo ciclo en Arcis, provocando al fin una participación estamental real en que las instancias de participación de estudiantes, académicos y trabajadores, no sean sólo deliberativas sino que también sean resolutivas. Esta experiencia, sin duda, nos acercará cada vez más al rol público que como universidad venimos desarrollando hace años y que es momento de profundizar.

 

Por Sandra Beltrami, Vocera Coordinadora por la Defensa de Arcis (CDA)

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