Bélgica vivió este lunes una nueva jornada de huelga que afectó gravemente la actividad económica y los transportes, movimiento convocado por los sindicatos y apoyado por la oposición socialista en contra de las medidas de austeridad impulsadas por el gobierno de derecho.
La tensión es cada vez más fuerte entre el nuevo gobierno de derecha, que asumió en octubre, y el arco político de izquierda y los sindicatos.
Los sindicatos denuncian un programa de reformas cuyo objetivo es recortar gastos por 11.000 millones de euros en cinco años. El gobierno también impulsa retrasar para 2030 la edad de jubilación pasando de 65 a 67 años.
También denuncian la intención de desindexar en 2015 los salarios a la evolución de la inflación.
La oposición de izquierda, en primer lugar el Partido Socialista, apoyan las reivindicaciones de los sindicatos. Critican además a varios ministros miembros del N-VA, el partido nacionalista flamenco que controla la coalición gubernamental, de tener vínculos con la extrema derecha, lo que refuerza la polarización de la arena política en un país acostumbrado al consenso.
La huelga de este lunes se inscribe en una serie de movimientos de protesta rotativos por provincias lanzados hace dos semanas cuando una gran manifestación congregó a 120.000 personas en Bruselas.
Este lunes, el movimiento concierne a las provincias del Brabante Valón y del Flamenco, las dos provincias que rodean Bruselas, así como la capital belga.
El próximo lunes el reino estará casi paralizado con una huelga “nacional” convocada para ese día.
El jefe de la central sindical socialista FGTB, Rudy De Leeuw, advirtió que se podrían organizar nuevas acciones en enero “si el gobierno deja a los sindicatos delante del hecho consumado”.
Casi 300 vuelos del aeropuerto de Bruselas fueron anulados, el equivalente del 48% del tráfico aéreo previsto, según una portavoz.
Los ferrocarriles estaban fuertemente afectados. Todos los trenes de la línea que une Francia a Bélgica, Holanda y Alemania fueron anulados. Los trenes provenientes de Londres hacia Bruselas se detienen en la ciudad francesa de Lille, cerca de la frontera con Bélgica.
Ningún tren nacional circuló en Bruselas y en las dos provincias, indicó la compañía de ferrocarriles belga SNCB. El movimiento comenzó el domingo por la noche y afectará los transportes hasta el martes por la mañana.
En la capital los transportes públicos -metro, tranvía y ómnibus- no funcionaban. Ningún ómnibus circulaba en el Brabante Valón y el Flamenco.
La movilización también afectó la vida económica. Los huelguistas instalaron piquetes para bloquear los accesos a las zonas industriales y organizaron bloqueos en los ingresos de la capital.