Para gobernar y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.
Qué fácil es prometer y qué difícil es cumplir.
El viejo consejo, decía: si quieres construir una torre, primero debes sentarte y calcular: qué, dónde, cuánto, cómo, cuándo, con qué, con quienes, para quienes, no sea que no tengas todos los recursos y se vayan a burlar de ti.
Gobernar es un poco más complicado, pero igual hay que tener mucho cuidado.
Como todo asunto importante comienza con un sueño y termina en una realidad.
El huaso chileno, en vez de sentarse, pregunta ¿Cuánto me cuesta la presidencia, cuánto un sillón senatorial, una diputación? Pega para los ingenieros, los másters y empresas.
Si no tienes esos millones hay una pregunta de consuelo ¿Para qué están los bancos, las empresas adiabladas del lobby, los contactos, los amigos, los enemigos y los partidos?
Conseguidas las promesas y los pronósticos te lanzas a la aventura del todo o nada.
Si ganas devuelves, si pierdes te darán otra pega, de embajador, intendente, gobernador.
Así se construye una torre o un castillo sobre la arena, a la chilena.
Después vienen las elecciones que son como la prueba Simce o la PSU, con sus puntajes.
Si ganaste, felicitaciones y te obsequian una guitarra, porque otra cosa es con guitarra.
Comienza, entonces la aventura de gobernar a la chilena. Eliges el estilo: Populista, o de bonos y ofertones, y las encuestas suben, democrático-policial, si no se portan bien llamo al Gope, y las encuestas bajan, liberal, hagan lo que quieran, vendan los bienes nacionales, mineros, marítimos, lacustres, los bosques, las islas, la movilización colectiva, el Metro, la educación, los hospitales públicos, más un largo etc. y las encuestas se van al suelo.
Cuidado, que la percepción del soberano funciona en sintonía fina y si es cierto que aprendió que hacerse el tonto es mejor que andar en moto, lejos no lo es. No te equivoques.
La moraleja de esta breve ilustración es que no todo está perdido, por lo menos se ha conseguido, con estas formas de gobierno, la bancarrota del sistema político basado en la representación indirecta del pueblo como si fuera un principio de democracia moderna.
Cuando aparecen los nubarrones, anunciando tempestad, acuérdate de las grandes mayorías sociales, que dejaste en el olvido. Son las únicas que te pueden sacar de la UTI con éxito.
Y no olvides que para gobernar y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.