Hace dos semanas salió de imprenta la primera publicación autogestionada del Movimiento de Pobladores y Pobladoras en Lucha. Se organizaron militantes, familias de las asambleas y colaboradores en una forma de mutual donde cada miembro contribuye con un aporte económico mensual para satisfacer una necesidad negada, que de forma individual no podría hacerlo, esto es el acceso a la lectura. Dejamos con ustedes invitación a su lanzamiento y algunas notas explicativas de la primera publicación, que lleva por título “Sobre el ejercicio y construcción de autonomías”.
Gran parte del documento gira en torno a una idea, según el autor ”la ruptura de algunas fuerzas sociales y políticas con los proyectos emancipatorios de la izquierda tradicional. En específico un quiebre en la estrategia que pasa de la centralidad de la toma del poder representado éste en el Estado, a la construcción de un poder-hacer desde abajo a manos de la sociedad organizada. También en lo táctico un tránsito en la forma-lucha abocándose mas a la acción autogestionaria que la reivindicación o la confrontación”.
La autogestión aquí no es solo sobrevivencia ni las autonomías un recurso testimonial, sino la primera es autogobierno y la segunda el tejido económico, político y cultural de un proyecto socio-histórico. En sus palabras ”para la realidad concreta de las resistencias afortunadamente un sector importante del movimiento social dejó de esperar ese día mágico y comprendió que en el presente y por sus propias manos debe hacer carne y hueso un proyecto socializante y liberador, prefigurar ese mundo por el que se lucha. Ese es el camino del socialismo autogestionario, una larga metamorfosis de la sociedad que no pasa por el Estado sino por las comunidades y sus órganos de poder popular”.
Pero este camino no está exento de problemas, “en el libro se identifican para el ejercicio y construcción de autonomías al menos tres grandes nudos críticos, el problema de la violencia, de la hegemonía y del Estado. En el primero la lógica de la militarización, la jerarquización y la desvinculación con el puño social y político de la clase. En la segunda las dinámicas del localismo, la domesticación y la digestión ante las pulsiones del poder. Y tercero el riesgo de la institucionalización estatal, la burocratización y la consecuente pérdida de la capacidad creadora y utópica de la autogestión”.
Es frente a este diagnóstico que se haría necesario desde su perspectiva “una flexibilidad táctica, donde el movimiento social haciendo uso de herramientas diversas sobre los medios cambiantes emprende un camino antagónico de resistencia y construcción, de negación del sistema, de sus estructuras que producen desigualdad y opresión, y de edificación de uno nuevo, que permita la plena autorrealización y la emancipación colectiva”
Los pasos por este sendero “son un ejercicio de mestizaje político, de lucha contra el Estado capitalista y colonial mediante medios de combate callejeros y acción directa en formas de rebeliones. A su vez luchas sin el Estado, que es lo central para este periodo, con formas revolucionarias de organizacion y asociatividad territorial y de construcción de un poder-hacer y, la tarea siempre compleja de luchar desde el Estado mediante reformas, conquistas dentro de la institucionalidad burguesa que permitan avanzar en la acumulación de una fuerza anti sistémica. Todo esto con la perspectiva de ir más allá de él, ser una verdadera contra-tendencia a los patrones de dominio hegemónicos”.
Por último sin ausentarse de la coyuntura nacional señala “la llegada de un progresismo recargado hace parte de una nueva fase de dominación capitalista en clave pos neoliberal frente a la cual el movimiento social tendrá que caminar fortaleciendo donde haya y creando donde no estos embriones de la sociedad futura, amplificar todo lo que podamos la autodeterminacion social. Con suma sabiduría y humildad, dejando de lado el sectarismo y el vanguardismo, deberá desplegar un proceso unificador de las y los que están en lucha para levantar una alternativa superadora del modelo, que tenga por objetivo enviar el Estado y sus maquinaria al museo de las antigüedades y el capitalismo y los vestigios coloniales de regreso en sus carabelas”.