Febrero 5, 2025

Roberto Ampuero no debe comer pescado.(Cae su muro de mentiras)

Un par de veces – desde 1979, fecha en que el ex Ministro de Piñera, Roberto Ampuero, entró a militar en el Mapu OC- me he referido en un par de columnas a este escribidor palaciego (siempre está bien con el dueño del palacio en el lugar que habita, llámese Allende en Chile (hasta 1973), Honecker en la RDA (donde decidió emigrar después del golpe en Chile), Fidel en Cuba (donde se cambió más tarde desde la RDA) Honecker de nuevo (viajando esta vez desde Cuba), la RFA, EEUU, y hasta ahora el Chile de Piñera (donde ha sido Embajador y Ministro).

 

 

Yo lo he hecho por la simple razón de que yo era, en 1979, en Cuba, Encargado del Mapu OC y secretario político de la célula donde entró a militar Ampuero, destacado militante del Partido Comunista hasta el 19 de mayo de ese año. Desde 1979 fue Ampuero militante del Mapu OC, partido que en 1979 tenía un bagaje teórico y una práctica política muy similares a la de los comunistas, y una cercanía con el gobierno cubano no igual pero tan intensa como la del partido de Luis Corvalán y Gladys Marín.

 

Lo he hecho también porque me ha molestado que se construyan historias (formateando “realidades” en base a continuos embustes, para ingenuos, oportunistas y comerciantes de la política).

 

El caso de Ampuero es único. No se trata de la historia de un personero que fue comunista en el PC y/o en el Mapu OC, y dejó de serlo, por X razones, como tantos otros.

 

Ampuero fue comunista durante mucho tiempo, en Chile, la RDA, Cuba y la RDA nuevamente, y pasó a ser en sus años “maduros” (¿o agusanados?) no sólo un ex comunista sino un Embajador de derecha y un Ministro de derecha, colega de gabinete con muchos que gobernaron con Pinochet. Y hoy forma parte del estrecho grupo derechista que apoya a Piñera.

 

No hay en la historia de Chile un comunista militante que llegara a ser Ministro de un gobierno de derecha.

 

Eso no lo logró ni Marcos Chamúdez, el traidor histórico del comunismo chileno. Chamúdez no llegó a tanto.

 

Tampoco lo hicieron intelectuales como Carlos Cerda, el escritor comunista crítico de la RDA; ni Luis Guastavino; ni Ernesto Ottone, dirigente internacional de los comunistas en el exilio, que hoy es una especie de liberal de izquierda y militante de la Nueva Mayoría; ni ex comunistas (con ese u otro apellido) que hoy son prestigiosos empresarios o altos funcionarios de grandes monopolios internacionales, como Oscar Garretón, Eugenio Tironi, Enrique Correa o Jaime Estévez.

 

El que estuvo más cerca de igualarle el registro a Ampuero fue Fernando Flores, pero el ex Ministro de Allende finalmente se alejó de la política poco antes de la última elección presidencial chilena.

 

Ampuero ha vuelto a aparecer en El Mercurio en gloria y majestad (domingo 19 de octubre de 2014) para anunciarnos un libro sobre “sus años grises en Berlín Oriental” como dice el decano.

 

En entrevista mercurial el escribidor palaciego desliza críticas a Michelle Bachelet y a la gente de izquierda, que habiendo vivido en la RDA (o en Cuba se entiende) no se ha hecho parte ni gobernado con la derecha aliada al pinochetismo.

 

Espute sonoras mentiras Ampuero, que tienen relación con los que militábamos con él en esa época. Y por eso las analizo.

 

Dice Ampuero: “Renuncié a las Juventudes Comunistas en La Habana en 1976…”

 

Nuestra información, la entregada por él mismo en 1979, cuando Ampuero pidió en La Habana ingresar al Mapu OC, fue que él era un destacado militante comunista desde Chile, la RDA (donde vivió después del golpe) y La Habana, hasta principios de 1979.

 

No es un detalle, porque en la misma entrevista, plagada de mentiras, Ampuero señala:”Al no ser ya comunista, yo me acerqué a la UJD, brazo del Mapu Obrero y Campesino, donde éramos como cinco en Alemania Oriental y nos daba un manto protector”.

 

No es verdad. Ampuero no se acercó…solicitó militar, entró, militó, y no a la UJD (la juventud del Mapu OC), al Mapu Obrero y Campesino y no en Berlín sino en La Habana, el 19 de mayo de 1979, en un acto en el Comité Chileno al que asistió nada menos que Silvio Rodríguez, y en el que estuvo presente, por el PC chileno, la dirigente Julieta Campusano. Estaban, entre otros, Catalina Bau, Carlos Barrera, el doctor Alejandro Barra, Marcia Pineda y otros exiliados chilenos.

 

De La Habana viajó, al corto tiempo, nuevamente a la RDA.

 

Dice: “Regresé a Berlín Oriental porque no había otra forma de salir del comunismo…”

 

¡Salió del comunismo viajando a un comunismo aún más comunista! ¡De Fidel a Honecker! ¡Del verde oliva, que dice repudiaba, al gris germano, que también ahora dice que repudiaba. Partió respaldado por nuestro partido y el partido cubano por lo que fue recibido por el partido y por el CHAF (Chile Antifascista de Berlín) en Berlín. Lo que era decir por el gobierno de Honecker.

 

Dice en El Mercurio: “porque no había otra forma de salir del comunismo” (se refiere al comunismo cubano). Debo recordarle que él solicitó a la dirección de su partido chileno (yo la integraba) su traslado a la RDA (con Muro de Berlín, la Sra. Honecker como Encargada de Cultura y todo) para seguir estudiando allí y prepararse mejor para un posterior retorno al Chile de Pinochet…cosa que nos pareció justa y que hicimos años después varios de nosotros. Otros chilenos, militantes como él del Mapu OC, y de otros partidos, médicos recibidos en Cuba por ejemplo, salieron (para usar sus términos) de La habana a México o Madrid, donde se desempeñaron profesionalmente.

 

Entre “los cinco mapu” que había en la RDA, y con los que militó Ampuero para protegerse, estaban el ex Ministro de Allende Juan Carlos Concha, ferviente partidario de la RDA (hoy es militante comunista en Chile) y Enrique Correa Ríos, representante en ese entonces del Mapu OC ante Honecker y que, después de su experiencia en esa “gris RDA”, apoyó el exilio de Honecker en Chile y la estadía de su familia en nuestro país, en una actitud muy diferente a la seguida por Ampuero.

 

Pero lo más “sabroso” del nuevo libro del escribidor palaciego aparece junto a la entrevista de marras de El Mercurio.

 

Son párrafos en que Ampuero ya no inventa diferencias y críticas que nunca expresó (por el contrario) con los regímenes comunistas de Fidel y Honecker sino que se introduce en la chimuchina y la copucha de dormitorio sobre posibles prácticas antiéticas del que fue cabeza de la RDA y del que es cabeza hoy de Cuba.

 

Acerca de Honecker, muerto hace tiempo y con familia en Chile, da crédito a la habladuría de que el líder de la RDA era de tal calaña que mandaba a agentes de su Stasi a la RFA para que le trajeran películas pornográficas, que veía a escondidas en Berlín Oriental.

 

Acerca de Raúl Castro, dice Ampuero –y se aprieta sin querer los dedos con su propia puerta y se caza la lengua con sus propias mentiras-: “Me tocó acompañar a Vilma Espín…” ¿Cómo, digo yo? ¿Acompañar a Vilma Espín? ¿Después de sufrir años en la Cuba de Vilma Espín, esposa de Raúl Castro, la acompañaba en Berlín (donde seguía él sufriendo) a sus compras más personales? ¡Y nada menos que a la tienda Konsum, en que se compraba ropas exquisitas, perfumes y otras delicadeces! ¿Cómo Vilma se lo solicitó o él se lo propuso?

 

Y nos confiesa finalmente Ampuero que Vilma, al no encontrar en Berlín Oriental lo que buscaba envió a Berlín Occidental a un funcionario cubano a comprar lociones y perfumes para Raúl Castro:

“El pobre tiene la piel muy sensible y solo hay una marca, una francesa, que no le causa alergia, me explicó Vilma” termina diciéndonos el cortesano Ampuero. Vilma le explicaba. La “primera dama” cubana le confesaba (pobrecita ella) a su confidente, el chilenito que había vuelto –ella lo sabía- desde La Habana, donde tanto había sufrido, a “sufrir” en Berlín Oriental. ¿Esa explicación? ¿Esa intimidad? ¿Esa cercanía?

Toda esa pretendida denuncia actual de Ampuero (¡), 35 años después de los sucesos ahora escritos, se esfuma, como las lociones y los perfumes franceses. Si lo que cuenta tiene de verdad, Ampuero acompañó a Vilma Espín, hace 35 años, a comprar perfumes para Raúl Castro en la RDA, no por casualidad ni menos porque le obligaran a hacerlo, sino porque tanto en Cuba como en la RDA el escribidor palaciego no sólo fue y siguió siendo un destacado comunista sino que, en el caso cubano, estuvo directamente emparentado con la alta dirigencia comunista cubana y personeros como Vilma Espín, esposa de Raúl Castro en esa época y cabeza de la Federación de Mujeres Cubanas.

Hay una explicación objetiva para su última copucha: Ampuero estuvo casado con otra de las más altas dirigentes de la Federación de Mujeres Cubanas, muy amiga de Vilma, y, sin duda, lo ligaba a la familia de Vilma Espín y Raúl Castro una estrecha amistad…en Cuba y ,como él mismo lo cuenta en su libro, en la RDA.

Ampuero seguía siendo, cuando acompañó a Vilma, un culto y disciplinado militante comunista, amigo muy cercano de la cúpula cubana de entonces.

Se fue de lengua. Su salida de lengua, en el libro sobre El Muro, echa por los suelos el edificio de mentiras que el escribidor cortesano inventó a la caída de la RDA y el fin del sistema comunista mundial, para buscar, como se ha probado, nuevos niveles de poder, ahora en el capitalismo chileno y la derecha.

Ampuero no debe comer pescado.

 

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