Madrid.- No somos antisistema. El sistema es antinosotros, reza una enorme pancarta atada en la escultura ecuestre de Carlos III en la Puerta del Sol, en Madrid. Es un lema que resume, en parte, el sentir de las decenas de miles de ciudadanos indignados que, por segundo día consecutivo, desafiaron de manera pacífica las amenazas de autoridades de prohibir las manifestaciones hasta después del 22 de mayo, día de las elecciones municipales en España. La respuesta ciudadana fue, de nuevo, multitudinaria y exigió un cambio de rumbo en el modelo político y económico. La plataforma Democracia Real Ya cuenta cada día con más simpatizantes que colaboran con la causa mediante firmas –más de 40 mil desde el pasado domingo–, entrega de víveres, mantas, material de papelería y con la presencia física en los momentos en los que la policía amenaza con dispersar.
La Puerta del Sol ya fue rebautizada por el movimiento ciudadano como la Puerta de la Solución, convertida en el centro neurálgico de una protesta que ya está presente en todo el país y que empieza a contagiar su efervescencia a otros países como Alemania, Italia, Reino Unido, Grecia y Portugal.
Lo que en algunos foros ya se conoce como la revolución española
inició el pasado domingo, con una manifestación en 50 ciudades que sacó a las calles a más de 120 mil personas. Esa noche, cuando un grupo de jóvenes cerró en Madrid la céntrica Gran Vía, los agentes antidisturbios reprimieron con violencia a los jóvenes indignados, 18 de ellos detenidos por alteración del orden público. Horas después, tras una asamblea horizontal y espontánea, decidieron acampar en la mencionada plaza madrileña.
El plantón duró sólo unas horas, pues a las cinco y media de la madrugada la policía, por órdenes del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, los desalojó. Ese gesto elevó el nivel de indignación y la respuesta fue que alrededor de 15 mil personas se congregaron el martes, de nuevo en la Puerta del Sol para iniciar otro plantón, que sólo el primer día congregó a más de dos mil personas.
Tras una primera noche sin mayores contratiempos que abastecerse de agua, mantas y fijar una enorme carpa azul para protegerse de la lluvia, los indignados
fueron informados este miércoles por la tarde que la Junta Electoral de Madrid prohibió cualquier tipo de manifestación o protesta, al menos hasta después de las elecciones del 22.
El gobierno recibió la notificación y, en coordinación con las autoridades locales –del derechista Partido Popular (PP)– advirtió a los manifestantes que se consideraría ilegal cualquier concentración en la Puerta del Sol y que, por tanto, tenían que desalojarla, levantar el campamento y esperar hasta después del domingo para enarbolar de nuevo su campaña de indignación contra la clase política, los banqueros y los empresarios.
De nuevo la respuesta social fue de rebeldía y en un hecho insólito decenas de miles desafiaron a autoridades, jueces y policías con una concentración multitudinaria. Y otra vez el perfil de los asistentes fue variopinto: jóvenes que exigen una oportunidad de vida digna, profesionistas desempleados, ancianos que comparten las reivindicaciones y que vuelven a poner el puño en alto, incluso padres de familia con hijos pequeños, muchos que apenas caminan. Uno de ellos explicó: Estamos aquí para detener esto que es insostenible. No vamos a permitir que nuestros nietos conozcan el esclavismo cuando crezcan
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La gente entonó durante horas las consignas que se han convertido en himnos de esta revuelta pacífica, como la que dice oe oe oe, lo llaman democracia y no lo es
o no tenemos casa, nos quedamos en la plaza
, o la que dirigen a los dirigentes políticos, con un contundente que no, que no, que no nos representan
. O un clásico de la Guerra Civil española (1936-1939), que además fue emblemático de la resistencia de Madrid al avance de las fuerzas franquistas: No nos moverán
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Al cierre de esta edición no se había reportado alguna intervención policial, a pesar de la presencia de elementos y el sobrevuelo de helicópteros.
Todas las decisiones del movimiento ciudadano se acuerdan en asamblea, incluso las más cotidianas como la confección de la lista de necesidades para que los simpatizantes se solidaricen con mantas, agua, comida o ropa. En todo caso, los indignados
reiteraron que se mantendrán en su postura, que no se moverán de la plaza al menos hasta el domingo y que nadie, ni los partidos políticos tradicionales ni los sindicatos ni las ONG se apropiarán del movimiento.
Ana, vocera de Democracia Real Ya, lo explicó así: Buscamos una verdadera regeneración democrática, una ruptura del modelo tradicional del bipartidismo, cambiar un sistema que condena a los más jóvenes al desempleo y que beneficia a los grandes banqueros y empresarios. Estamos hartos, indignados y no vamos a parar. Ahora es tiempo de la acción
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Francisco Jurado, también miembro de la organización, criticó los dictámenes de las juntas electorales de Madrid, Sevilla, Valencia y Granada, porque hacen un uso perverso del derecho
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En Granada la policía desalojó con violencia a los que acampaban, pero en el resto de las concentraciones permanentes esto no ha ocurrido.