Los sectores económicos y el gobierno de Estados Unidos se convirtieron en el principal enemigo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, quien denunció un complot local con apoyo externo para “voltear” (derrocar) el gobierno en momentos en que Argentina atraviesa una situación económica compleja.
Fue incluso un paso más allá al apuntar sobre el riesgo de un eventual atentado en su contra que se podría gestar en Estados Unidos. “Si me pasa algo, que nadie mire hacia Oriente, miren hacia el Norte, por favor”, alertó la presidenta.
La crisis con Washington, que se había profundizado la semana pasada por las críticas de Fernández de Kirchner en las Naciones Unidas, escaló tras la declaración de Argentina en “desacato” por parte de un juez estadounidense por el incumplimiento de un fallo a favor de fondos de inversión especulativos.
A esto se sumó el martes una advertencia de la embajada estadounidense en Buenos Aires por la inseguridad en el país sudamericano, que el gobierno local tomó como una provocación.
Hace una semana, Fernández de Kirchner cuestionó en Nueva York la lucha antiterrorista de Barack Obama, a la vez que denunció el “terrorismo financiero” que realizan los “fondos buitre”, como denomina a los fondos especulativos. El gobierno argentino responsabilizó a Estados Unidos por las decisiones de su Poder Judicial y apuntó también contra Alemania por su actitud “hostil” y “favorable” a los fondos “buitre”.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseveró hoy que existe un “golpismo activo”, un concepto sensible para la sociedad argentina de vasta historia de crisis profundas y dictaduras.
Las acusaciones sobre intentos de desestabilización del gobierno kirchnerista, a poco más de un año del fin de su mandato, recrudecieron cuando la coyuntura económica actual muestra señales de alerta.
La inflación podría superar este año el 30 o 35 por ciento mientras la actividad industrial acumula trece meses consecutivos de caída, y el consumo, ocho. El comercio exterior está afectado por restricciones, la falta de divisas y problemas de competitividad, con una brecha en el mercado cambiario en la que el dólar informal casi duplica la cotización oficial.
La presidenta apuntó contra banqueros, exportadores, productores agropecuarios y empresarios que presionan “para que haya una devaluación”.
“No es un problema de la economía, estamos siendo atacados duramente desde afuera, y por la especulación que hacen grupos concentrados y exportadores para ganar y presionar a un dólar que favorece a unos pocos”, sostuvo la mandataria.
Según el analista Santiago Kovadloff, el discurso de Fernández de Kirchner “la quiere devolver como víctima del mundo, pero no es víctima de la desmesura del otro sino de la propia”.
El diputado del Frente Amplio UNEN y ex vicepresidente de Fernández de Kirchner durante su primer mandato alertó por su parte que las advertencias de la jefa de Estado “son preocupantes”, a la vez que señaló que “muchos de los problemas que denuncia fueron generados por el propio gobierno”.
“Si es cierto que existe un intento de atentado contra su vida, esto es gravísimo y debería ser la primera preocupación del gobierno.
Si no es cierto, es también grave porque denuncia algo que no es, algo falso”, señaló Cobos.
El diario “Página 12”, cercano al gobierno, afirmó hoy que “Estados Unidos jugó fuerte con Argentina y el mensaje de la presidenta fue que el país tomaba nota y que esta situación impactará fuertemente en el diseño de su política exterior”.
“El país tomó distancia de Washington y ya no es tan visible la idea de un posible acuerdo en enero con los fondos ‘buitre’.
Cualquier acercamiento ya necesitaría gestos políticos de la Casa Blanca si no quiere que Argentina consolide su relación con otros socios, con otras razones y con otras regiones”, apuntó el periódico.
El gobierno argentino profundizó en los últimos meses los lazos económicos y políticos con China y Rusia, mientras se enfriaron las relaciones con otros tradicionales socios comerciales y políticos.
La secretaria adjunta para Latinoamérica de Estados Unidos, Roberta Jacobson, reconoció que las relaciones con Argentina atraviesan por un “período difícil”. “Pero seguimos esperando que podamos tener una relación positiva”, aseguró.