Rusia denunció hoy ejecuciones de civiles supuestamente cometidas por las fuerzas gubernamentales ucranianas en la región de Donetsk durante los combates con los rebeldes prorrusos.
“A juzgar por todo, se trata de crímenes de guerra, para los que no hay ni puede haber justificación”, declaró la Cancillería rusa en un comunicado.
Moscú sugiere que, según los datos en su poder en estos momentos, se trata de “asesinatos a sangre fría de civiles a manos de fuerzas ucranianas”.
La Cancillería rusa alude a una fosa cuyo hallazgo anunciaron los separatistas en una mina a 60 kilómetros de Donetsk, supuestamente, “con civiles”.
“En particular, se informa de que días antes de que se hallara la fosa, ese lugar fue abandonado por miembros de la 25 Brigada Aerotransportada de las Fuerzas Armadas de Ucrania y los efectivos del batallón Aidar”, apunta el comunicado.
También alude al hallazgo de una “fosa común” con cadáveres con vestimentas civiles.
“Es evidente que esos individuos fueron represaliados, como lo denota el hecho de que sus manos están atadas a la espalda, signos de disparos en la cabeza y el hallazgo de casquillos del calibre 9 milímetros”, apunta.
Por ello, Moscú demanda “una investigación urgente, imparcial y objetiva” por parte de la ONU, la OSCE y el Consejo de Europa.
Los separatistas prorrusos informaron ayer sobre el hallazgo de una fosa común en una zona de Donetsk donde se encontraban hasta poco antes las posiciones de la Guardia Nacional ucraniana.
“Hasta ahora, hemos encontrado cuatro cuerpos, incluido el de una mujer. Pero todo indica que se trata de una fosa común”, dijo un portavoz del comité de instrucción de la autoproclamada república popular de Donetsk a la agencia rusa Interfax.
Al respecto, Andréi Lisenko, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, negó hoy que en esa zona estuviera desplegada la Guardia Nacional, pero reconoció que sí lo estaban otras unidades de las fuerzas gubernamentales, sin especificar.
Los separatistas estimaron ayer en unos 4.000 a los milicianos y los civiles muertos en los últimos cuatro meses en los combates con las fuerzas gubernamentales ucranianas sólo en la región de Donetsk.
Mientras, según la ONU, más de 3.000 personas habrían muerto desde abril en las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Lugansk, donde antes del estallido de la sublevación armada contra Kiev vivían más de 8 millones de personas.
El mando militar ucraniano ha reconocido casi un millar de muertos en sus filas, una veintena de ellos desde la declaración de alto el fuego del pasado 5 de septiembre.