La presentación del libro “Escritura de alta tensión” del profesor Roberto Hozven es un merecido homenaje a uno de los intelectuales más brillantes del siglo XX en Chile como lo fuera, Luis Oyarzún.
Luis Oyarzún cultivó distintos géneros literarios, tales como el relato, la poesía, el ensayo, la crónica y el diario. Sus libros de poesías Las murallas del sueño (1940) y Mediodía (1958) le valieron, respectivamente, el Premio de
El libro del profesor Hozven, es un exhaustivo y reflexivo estudio sobre la obra de Oyarzún en el cual muestra un conocimiento cabal e íntimo de la obra estudiada. En el libro, hay una estructura no jerarquizada, es decir la obra no está dividida en los típicos capítulos seriados, si no solo hay títulos que invitan a seguir leyendo sin parar, hasta llegar a la última página de este libro.
A la luz de este libro, uno ve en Oyarzún un hombre culto, capaz de reflexionar sobre si mismo, que ponía a prueba sus propias realizaciones, buscando incansablemente nuevas significaciones, y creando obras que, finalmente, lo trascendieron
Según Stefan Zweig “de todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido -cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra- nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina”.
Para el autor austriaco en la esfera del arte se da ese milagro.” Les consta a todos que año tras año se escriben y publican diez mil, veinte mil, cincuenta mil libros. El milagro sólo comienza para nosotros cuando un libro único entre esos diez mil, veinte mil, cincuenta mil, cien mil, sobrevive, gracias a su entelequia, a nuestro tiempo y a muchos tiempos más. Ahora bien, ¿cómo realizó aquel hombre ese milagro? Llevando a cabo simplemente aquel acto divino de la creación, en virtud del cual surgía algo nuevo de la nada. Su cuerpo terrenal, su espíritu terrenal han creado algo indestructible, y el esfuerzo repentino de ese solo hombre nos ha permitido convivir con el arcano más profundo de nuestro mundo, el misterio de la creación”.
Loreto Soler.