Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Ucrania, Petró Poroshenko, rompieron hoy el hielo al reunirse por primera vez sin mediadores, aunque durante la cumbre de Minsk propusieron diferentes vías para la paz en el este ucraniano. “Estamos convencidos de que (la crisis ucraniana) no se podrá solucionar por la vía de la escalada del uso de la fuerza, sin tener en cuenta los intereses vitales de las regiones surorientales del país y sin un diálogo pacífico con sus representantes”, dijo Putin al inicio de la cumbre en la capital bielorrusa.
Aunque no pueden considerarse negociaciones de paz propiamente dichas, la cumbre de Minsk es el primer intento internacional de alcanzar un compromiso entre Rusia y Ucrania sobre el arreglo del conflicto armado.
Durante la reunión que se celebró en presencia de representantes de la Unión Europea, Putin no se movió ni un ápice de las posiciones que mantiene el Kremlin desde el inicio de la sublevación armada prorrusa en Ucrania.
Sus condiciones son el cese de la ofensiva contra los bastiones rebeldes en las regiones de Donetsk y Lugansk, corredores humanitarios para aliviar el sufrimiento de la población en la zona del conflicto y diálogo con la población rusa del sureste del país vecino.
Putin prefirió centrar su intervención a puertas abiertas en los prejuicios para la economía rusa de la asociación entre Ucrania y la UE, que cifró en unos 100.000 millones de rublos (menos de 2.000 millones de euros) y amenazó con medidas de represalia. Eso que la cumbre comenzó con la nota positiva del saludo entre Putin y Poroshenko, que se dieron la mano en el Palacio de la Independencia de Minsk en presencia de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, aunque el semblante del mandatario ucraniano era serio.
El presidente del país anfitrión, Alexandr Lukashenko, y el líder kazajo, Nursultán Nazarbáyev, exhortaron a los dirigentes ruso y ucraniano a dejar de lado sus ambiciones políticas y reunirse cara a cara para poner fin a las hostilidades.
“Para Rusia y para Ucrania ha llegado la hora de la verdad. Pues, el derramamiento de sangre no puede continuar. Si esto sigue se puede convertir en una confrontación global”, dijo Nazarbáyev.
Según informó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, el ansiado cara a cara entre los líderes ruso y ucraniano se celebró finalmente después de una cena de trabajo multipartita, pero a éstas horas aún se desconocen los resultados.
“Las posturas de las partes difieren, aunque todos coinciden en una cosa, la necesidad de buscar compromisos: desescalada del conflicto, liberación de rehenes, solución del problema de los refugiados, cooperación humanitaria”, reconoció Lukashenko.
Por su parte, Poroshenko intentó involucrar a la comunidad internacional en la solución el conflicto al asegurar que en Minsk “se decide el destino del mundo y de Europa”.
El líder ucraniano instó durante la cumbre a Rusia a respaldar su plan de paz, que incluye el desarme de las milicias prorrusas y la descentralización de Ucrania, como “fundamento para el arreglo” del conflicto.
“Estoy convencido de que este plan es actual y el único instrumento posible para el cese del derramamiento de sangre y la reconstrucción del Donbass”, cuenca hullera ucraniana, señaló.
Al mismo tiempo, el líder ucraniano se mostró dispuesto a discutir otras vías para la solución del conflicto en Donetsk y Lugansk, escenario de combates entre fuerzas gubernamentales y rebeldes prorrusos desde hace casi cuatro meses.
“Entiendo que a todas las partes implicadas les gustaría una salida digna de esta situación. Y estoy dispuesto a debatir distintas variantes que garanticen dicha estrategia de salida, una salida a un futuro pacífico para Ucrania y para Europa”, indicó.
Y subrayó que una de las claves de la estabilización del este de Ucrania es el control internacional sobre la frontera con Rusia, punto de entrada de armamento y mercenarios para los rebeldes prorrusos, según Kiev
“Es vital hacer todo lo posible para frenar los suministros de equipos y armas a los guerrilleros”, recalcó, en clara alusión al flujo de armamento ruso con destino a los rebeldes denunciado por Kiev, Estados Unidos y la OTAN.
No contribuyó al consenso la captura de diez soldados rusos en territorio ucraniano, lo que fue confirmado en un vídeo difundido por el mando militar en Kiev.
“Nos enteramos que estábamos en Ucrania cuando vimos un tanque con la bandera ucraniana”, afirmó ante la cámara un soldado ruso que se identificó como Dmitri Smirnov y que sirve en una división aerotransportada de las Fuerzas Armadas de Rusia.
Una fuente del Ministerio de Defensa de Rusia admitió que “estos militares efectivamente participaban en una patrulla en un sector de la frontera ruso-ucraniana y la cruzaron, probablemente, por casualidad, en un zona no señalizada”.
“Por lo que sabemos, no opusieron resistencia a las Fuerzas Armadas ucranianas durante la detención”, dijo la fuente y recordó que más de 500 soldados ucranianos han cruzado la frontera rusa en los últimos meses, aunque nunca clandestinamente, para escapar de ofensivas de los separatistas.