Al grito de no hay ébola en Liberia, hombres armados atacaron y saquearon un centro de aislamiento de infectados de ese virus hemorrágico en el barrio de West Point, ubicado en esta capital, acción aprovechada por 17 pacientes sospechosos y confirmados de tener la enfermedad para escapar, informaron autoridades sanitarias y de seguridad.
Los atacantes rompieron las puertas del nosocomio para ingresar mientras gritaban: Ellen Johnson-Sirleaf (presidenta de Liberia) está arruinada. Quiere dinero, no hay ébola en el país.
Después comenzaron a llevarse las pertenencias de los pacientes, así como colchones y sábanas, que estaban sucios, con sangre, vómito, fluidos y materia fecal, mientras los internos huían, narraron un oficial de alto rango y testigos.
Tolbert Nyenswah, ministro adjunto de Salud de Monrovia, explicó que el violento episodio en West Point ocurrió el sábado por la noche y fue protagonizado por residentes indignados, porque algunos pacientes fueron trasladados a ese centro desde otras partes de la capital. El funcionario detalló que puede haber un alto grado de propagación de ébola en la zona tras el saqueo y fuga de los enfermos.
El ministerio de sanidad local anunció la semana pasada su intención de poner en cuarentena a todo el barrio para evitar que los habitantes se trasladaran a otras zonas, lo que enfureció a los residentes. La dependencia detalló que se distribuyeron alimentos y otros productos antes de que las medidas entren en vigor, pero las acciones no tranquilizaron a los habitantes.
Originalmente había 29 pacientes en la unidad de aislamiento del nosocomio, donde en los últimos días murieron 10 y otros dos huyeron, detalla un reporte clínico con base en datos de un enfermero.
El secretario general de los Trabajadores de Sanidad en Liberia, Georges Williams, indicó que todos los internos habían dado positivo en las pruebas médicas de ébola.
Liberia, oeste de África, es uno de los países más afectados por la epidemia, con más de 400 casos.
Desde principios de año la epidemia del ébola que golpea a África occidental, la más grave desde la aparición de esta fiebre hemorrágica que surgió en 1976, ha dejado mil 145 muertos, según el balance más reciente de la Organización Mundial de la Salud.