Noviembre 24, 2024

Una vez más… Gaza y los castigos colectivos

El miércoles 16 de julio de 2014, los noticieros informan que ya van cerca de 200 muertos por la operación “Margen protector” llevada adelante contra la Franja de Gaza por el Estado Judío de Israel. Según la ONU, un 80 % de esas víctimas son civiles: hombres, mujeres y niños no combatientes. A lo cual hay que sumar los heridos, las consecuencias físicas y psicológicas de largo plazo de las víctimas, las casas dañadas y las totalmente destruidas, y la infraestructura arrasada.

 

 

Al considerar ese 80 % de personas asesinadas no combatientes, hay que recordar que Gaza no tiene ejército. No estamos ante una batalla entre fuerzas armadas. La operación “Margen protector” es, nuevamente, un castigo colectivo a toda la población confinada por Israel en lo que se ha llamado la cárcel más grande del mundo: el “batustán” de Gaza. Esta vez, el castigo colectivo es por el asesinato de tres jóvenes israelitas (aun no aclarado), el cual se asume es obra de la milicia de Hamas.

 

Este tipo de represalia colectiva tiene cuantiosos y cruentos precedentes en Palestina. De hecho, lo peor es que uno podría escribir una columna estándar, cambiarle ciertos detalles y estaría vigente siempre… Mientras el Estado Judío de Israel siga ejecutando castigos colectivos contra civiles desarmados.

 

Este tipo de acto criminal no lo han inventado los israelitas. Aunque vaya que se han esmerado, no son creadores de nada nuevo. La “civilizada” cultura euroamericana ha sido pródiga en atrocidades contra civiles indefensos. Baste recordar a los franceses en Argelia, los belgas en el Congo o los estadounidenses en Vietnam. Sin embargo, el caso más extremo es la infame e inaceptable locura nazi de mediados del siglo XX.

 

Recordemos un ejemplo entre tantos. El 15 de junio de 1942, el periodista y escritor inglés George Orwell, transcribe en sus Diarios de guerra un informe de la BBC acerca de una transmisión hecha cinco días antes por las emisoras locales de Praga, cuando la hoy desaparecida Checoslovaquia era un “Protectorado” del Tercer Reich. Se titula “Venganza de Heydrich: un pueblo arrasado: todos los hombres fusilados”. Orwell hace una “repetición idéntica” de la proclama:

 

Se anuncia de manera oficial: La búsqueda de los asesinos del SS Obergruppenführer, el general Heydrich, y la investigación concomitante, han hallado indicios fidedignos de que la población de la localidad de Lidice, cerca de Kladno, prestó apoyo y auxilio al círculo de perpetradores en cuestión. A pesar de los interrogatorios a que fueron sometidos los habitantes de la localidad, los oportunos medios de la imputación quedaron certificados sin el concurso de la población. La actitud de los habitantes con el ultraje así manifiesto fue subrayada con otros actos de hostilidad al Reich, el descubrimiento de depósitos de armas y municiones, de un radiotransmisor ilegal y de inmensas cantidades de mercancías sujetas a control, así como por el hecho de que algunos habitantes de la localidad estén activos al servicio del enemigo extranjero. Como los habitantes de esta localidad han violado flagrantemente las leyes aprobadas, debido a sus actividades y al apoyo prestado a los asesinos del SS Obergruppenführer Heydrich, se ha procedido al fusilamiento de los varones adultos, al envío de las mujeres a campos de concentración y a la entrega de los niños a las autoridades educativas correspondientes. Los edificios de la localidad han sido demolidos hasta los cimientos, y el nombre de la comunidad se ha borrado de todas partes”.1

 

Es imaginable cómo habrán sido esos “interrogatorios” de la Gestapo. No obstante, de todas maneras la “imputación” quedó en evidencia “sin el concurso de la población”… ¡qué calidad de los investigadores! En fin, quedó manifiesta la “hostilidad al Reich” de aquellos checoslovacos terroristas que violaron “flagrantemente las leyes aprobadas”… por el ocupante. Así que, según los nazis, bien merecido se tenían la represalia colectiva: fusilamientos sumarios, deportaciones, secuestro de niños y destrucción de la aldea.

 

Cosas similares vienen pasando en Palestina, salvo que a la destrucción de aldeas y sembradíos, le sigue la construcción de asentamientos israelíes ilegales. No es casual que en vez de los nombres árabes de las localidades y zonas ocupadas, figuren ahora nombres hebreos.

 

Es evidente que esta comparación no busca ser exacta, sería absurdo. Israel no ha montado un sistema burocrático-industrial de esclavización y exterminio. Pero, sí ha llevado a cabo sistemáticamente actos criminales contra la población civil de las zonas ocupadas: desde operaciones militares planificadas, a la cultura del “gatillo fácil” entre los soldados. En estos últimos días, esa política estatal se ha materializado de nuevo en una represalia colectiva.

 

Por supuesto que rechazar los castigos colectivos no implica apoyar a Hamas. Esa es solo una falacia ramplona esgrimida por la propaganda sionista y los fans de Israel. Mas, no se puede obviar que Hamas, nos gusten o no su ideología y sus medios, se opone a la ocupación. De hecho, si Ud. conoce las condiciones de vida que Israel impone a Gaza, se dará cuenta de que esas mismas condiciones de opresión, humillación, hostigamiento y pobreza son el mejor caldo de cultivo de Hamas. Sólo un desinformado o un cínico ignorarían tal punto.

 

Las atrocidades no dejan de serlo por más “justos” que sean los objetivos declarados por sus perpetradores. Pero bueno, Ud. ya se habrá dado cuenta de que quien esto escribe solo quiere ensuciar el derecho a la autodefensa, denominándolo mañosamente “castigo colectivo” y remarcando que lo ejecuta uno de los ejércitos más modernos del mundo contra población civil indefensa. Sí, me confieso: soy antisemita, neonazi, títere del fundamentalismo musulmán.

1 ORWELL, George. 2009. Matar a un elefante y otros escritos. FCE, México D.F., p. 141.

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