El concepto recurrente entre los que suscribieron las mentiras con formato de programa de gobierno de la Nueva Mayoría, estaba el de Nuevo Ciclo Político, del que ya sólo hablan ciertas personalidades conocidas por lo despistadas y cándidas.
Pero esas ideas enarboladas durante la campaña electoral, las que siempre se advirtieron como un tinglado electoral, y creídas y tomadas en serio sólo por los cómplices y los incautos que de ambos sobran, ya no existen.
La política de los cocineros que cínicamente reconoce el senador Zaldívar, cuya presencia en la política ya es un señal de que todo anda mal, es uno de los misiles que terminó por derruir lo que quedaba del falso Nuevo Ciclo y de la falsa Nueva Mayoría.
La ultra derecha cuando huele debilidad en su presa se lanza a su yugular, y no sólo irá porque se cocine sólo lo relativo a la reforma tributaria. Depredadora como pocas alimañas, sabe que si aguantaron la puntita, lo demás viene por añadidura. Y todo lo que venga va a ser pasado por el chef que en ese momento proponga la mejor receta. Del resto, ni hablar.
Veamos no más lo que dice el Ministro Eyzaguirre. Luego de hacer su entrada a escena con un ímpetu arrogante con el cual haría la reforma educativa más importante de los últimos sesenta años, lo que haga estará determinado por lo que finalmente digite la derecha. Lo viene avisando el mismo: se hará no se sabe qué, ni cuándo ni cómo.
El Ministro Peñailillo advierte la invocación de la ley antiterrorista a propósito de la extraña detonación de una bomba en el Metro. No hará dos meses el subsecretario del Interior señaló que el compromiso de la Presidenta es no aplicar la legislación mientras ésta no se modernice.
Pero donde el fin del nuevo ciclo político toma un tinte de mayor vergüenza es con relación al nulo compromiso de la presidenta Bachelet por hacer justicia en los casos de violación de derechos humanos que siguen impune. Se lo advirtió las misma Agrupación de familiares: los victimarios se están muriendo tranquilamente en sus lechos sin haber estado un día en prisión.
Acto seguido Michelle Bachelet nombra al Ministro de Justicia como coordinador para avanzar en sus demandas. Ahí murió todo. En breve nos enteraremos que finalmente en materia de justicia respecto de los criminales que andan sueltos por la calle, no va a pasar nada.
Las demostraciones que el famoso ciclo político no fue sino una faramalla para engatusar electores ávidos de cosas nuevas y con una sobredosis de credibilidad casi patológica, tiene también su demostración palmaria en las palabras de la presidenta de la CUT.
No pasaron dos semanas desde que negociara, cocinara, tras bambalinas la miseria que significó el “sueldo mínimo”, y ahora espera que lo sucedido en la Reforma Tributaria no pase en lo referido a las reformas laborales.
En fin, el Nuevo Ciclo Político es una criatura que no alcanzó a llegar al parto. Fue un espejismo dirigido a los soñadores que no han entendido aún la profundidad de la cultura neoliberal, la enorme huella que viene dejando en toda la sociedad. Y que aún creen, y seguirán creyendo, que es posible cambiar cuestiones relevantes en un modelo que no admite esas confianzas.
En la cultura neoliberal o se cambia todo o todo seguirá a favor de mejorar los mecanismos de dominación, manipulación y represión. Los sostenedores del sistema, que como se sabe están no sólo en la ultraderecha, sino que también se alojan en la Nueva Mayoría, a lo sumo van a permitir dos o tres cositas inocuas.
Resulta dudosa la candidez del PC. Conocedores como pocos de lo que puede la ultra derecha, expertos en las traiciones de sus nuevos amiguitos, que pidan que lo que venga sea distinto, es por lo menos tierno. Que algunas de sus diputadas insistan en la existencia de un nuevo Ciclo Político, se deberá a sus pocas luces políticas, porque claramente lo que se viene no solo es más de lo mismo, sino que peor de lo de siempre.
Recordemos el apoyo de Christine Lagarde, como quien dice, la ministra de Hacienda del mundo a la reforma tributaria. La receta que cocinaba Zaldívar era tema conocido por la Jefa de Estado. Y quizás le habrán sugerido aderezos en USA.
Así están las cosas. Un reguero de malestares y cuentas por pasar y pagar azotan la Nueva Mayoría que se decía como la superación final de la Concertación y sus vicios. No es así. Nunca fue así. Y no lo será.
La opciones que quedan se limitan a creer a ciegas en el menú y tratar de hacer el mejor rol de pinche de cocina, que, aunque modesto, también tienen su papel que jugar en el plan del Chef, así sea lavando las cacerolas.