Cientos de millones de personas en todo el mundo dependen de los pastizales para alimentar el ganado, que es la base de sus medios de subsistencia. Sin embargo, una gestión inadecuada de las tierras ha degradado grandes extensiones de pastizales en el mundo: un problema ambiental que tiene también implicaciones directas para las comunidades que dependen de la ganadería.
Para ayudar a afrontar este problema, la FAO y la Academia China de Ciencias Agrícolas (CAAS), el Centro Mundial de Agrosilvicultura (ICRAF) y el Instituto del Noroeste de China de Biología del altiplano (NWIPB) han trabajado en los últimos años para vincular los esfuerzos de restauración de los pastizales con los mecanismos internacionales de financiación destinados al clima.
Restaurar los pastizales degradados a través de prácticas de pastoreo y producción de forraje más sostenibles, puede mejorar sustancialmente la alimentación animal y la productividad, beneficiando a los ganaderos y los que dependen de la cría de animales para obtener ingresos y alimentos.
Al mismo tiempo, la restauración de pastizales degradados puede también retener grandes cantidades de carbono atmosférico, mitigando el cambio climático.
Para que esto suceda, los incentivos económicos son fundamentales.
Los planes de asignación de créditos de carbono, que financian proyectos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y por el secuestro de carbono, ofrecen en teoría a los agricultores la posibilidad de ganar dinero a cambio de adoptar prácticas que ayudan a mitigar el cambio climático.
Pero la participación de la agricultura en los mercados de carbono –entre ellos los relacionados con los medios de subsistencia basados en pastoreo— ha sido hasta ahora muy reducida.
Una razón para ello es la dificultad de medir cuánto carbono se está atrapado como resultado de prácticas agrícolas mejoradas. Sólo con sistemas fiables y asequibles de medición, información y verificación de la captura de carbono puede tenerse acceso a los fondos relacionados con el clima.
Este desafío es el que trata de superar una nueva metodología desarrollada por la FAO, la CAAS, el ICRAF y el NWIPB.*
Una nueva herramienta
La metodología permite la medición directa de la captura de carbono en pastizales gestionados de manera sostenible ya sea a través de la toma de muestras de suelo o la elaboración de modelos informáticos de captura en base a los tipos de suelo y las actividades agrícolas. El uso de modelos puede reducir sustancialmente los costes de medición.
Probado en los últimos años a partir de datos de campo de un proyecto en el norte de China y modelos informáticos, la metodología ha logrado la aprobación de la organización no lucrativa Estándar de Carbono Verificado (VCS, por sus siglas en inglés), un programa voluntario de contabilizar los GEI utilizado en proyectos en todo el mundo para verificar y emitir bonos de carbono en los mercados voluntarios de emisiones.
Según los resultados del estudio de caso en el norte de China, los ganaderos podrían secuestrar un promedio de 3 toneladas de CO2 por hectárea de pastizales cada año durante los próximos 20 años mediante la aplicación de mejores prácticas, como la reducción y la rotación de la presión de pastoreo en los sitios con exceso de ganado y la siembra de pastos mejorados y cultivos forrajeros cerca de los hogares. La nueva metodología está hecha a medida para la evaluación y cuantificación de los beneficios para el clima.
“Ahora que la herramienta ha logrado la certificación necesaria para su reconocimiento en los mercados internacionales de carbono, los responsables de los proyectos y los agricultores tienen una nueva oportunidad para poner en práctica proyectos de restauración de pastizales a una escala importante, mejorando el potencial productivo de sus pastizales y ayudando a revertir las pérdidas históricas de carbono”, explicó Henning Steinfeld de la FAO.
Los beneficios de la financiación del carbono y otros fondos de mitigación pueden ser invertidos en restaurar aún más la salud a largo plazo de las tierras de las que dependen ganaderos y pastores y en la creación de asociaciones de comercialización para mejorar sus ingresos –en especial de las familias— y mejorar la seguridad alimentaria de los hogares” añadió Steinfeld.
La metodología ofrece también a los países una herramienta que puede ser adaptada y utilizada para apoyar el seguimiento y la verificación en el desarrollo de Acciones de Mitigación Apropiadas para el país (NAMA, por sus siglas en inglés) para reducir las emisiones de GEI (gas de efecto invernadero).
Un gran potencial
La metodología puede aplicarse a nivel mundial allí donde los países trabajen para alimentar a una población creciente de forma sostenible al tiempo que reducen su huella de carbono, especialmente en los países con abundantes pastizales.
“En China –con 400 millones de hectáreas de pastizales— existe un enorme potencial de esta nueva metodología, con políticas y medidas de apoyo que se han puesto en marcha para incentivar la adopción de prácticas sostenibles de gestión de los pastizales, como la Ley de Pastizales, el Mecanismo de subsidios y compensación para la conservación de la ecología de los pastizales y el Programa de retirada de pastizales”, señaló Li Yue de la CAAS.
La CAAS y la FAO continúan trabajando juntas para identificar las oportunidades para poner a prueba esta metodología y extender su uso en China y otros lugares.