Diciembre 27, 2024

Puerto Rico: Isla del desencanto

La crisis que vive Puerto Rico ha hecho que lo comparen con Grecia. Hay un éxodo creciente de sus habitantes.

Descalificado por Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, Puerto Rico vive en 2014 uno de sus peores años en materia económica. El sobreendeudamiento, la creciente y constante emigración de sus ciudadanos más preparados y con más recursos hacia Estados Unidos, así como el hecho de ser y no ser parte de la Unión Americana han sido responsables de la crisis. 

Desde 2006 Puerto Rico atraviesa por una recesión, originada en la decisión del Congreso estadounidense de eliminar un beneficio contributivo del que disfrutaban las empresas norteamericanas que invertían y operaban en la isla. Dicho incentivo fue el último con el que se buscaba llevar inversión de Estados Unidos a su Estado Libre Asociado, para así asegurar su relación política. 

La decisión de acabar con el beneficio se tomó en 1996, pero se dieron 10 años de plazo para hacerla efectiva, lo que motivó a muchas empresas a salirse del país caribeño. Para completar, al desmonte se sumó la crisis financiera desatada tras la quiebra de Lehman Brothers, que terminó de descuadrar las finanzas boricuas. 

Si bien Washington ha mantenido aportes a la isla para programas de infraestructura y de beneficencia social, que en la última década suman unos US$20.000 millones anuales, en ese mismo periodo se triplicó la deuda pública, al pasar de US$24.200 millones a US$70.000 millones, monto muy elevado frente a un PIB de US$101.000 millones. 

“El problema de Puerto Rico es similar al de los estados de Europa del sur dentro de la Zona Euro. Es un país con una moneda y un banco central (el dólar y la FED) que les han proporcionado estabilidad y poder de compra por mucho tiempo. Sin embargo, la política económica de la isla no ha sido siempre la de Estados Unidos. Su gobierno se endeudó demasiado, ya que los prestamistas le daban dinero, confiados en que formaban parte de Estados Unidos”, dice Fernando Fernández, economista de IE Business School. 

La pérdida de empresas y de población, que en su mayoría migran a La Florida o a Texas, tiene efectos perversos en un país de 3,7 millones de habitantes, pues disminuye la riqueza, los puestos de trabajo (el desempleo está en 15,4%) y los impuestos recaudados, aumentando el déficit. 

A esto se suma un incremento de la criminalidad y una baja participación de la población en edad de trabajar en la fuerza laboral, con tan solo 41%, explica Patricia Krause, economista encargada de los temas de América Latina en la aseguradora Coface. Agrega que otro problema es que la isla utiliza los parámetros federales de salario mínimo de Estados Unidos, pese a que su productividad y sus ingresos son menores, lo que reduce los incentivos para generar empleo. 

Ni de aquí, ni de allá

Aunque en términos de PIB per cápita Puerto Rico tiene el más alto de América Latina, con US$27.200 y es la economía más grande de la región centroamericana y del Caribe, al ser comparado con los estados de los Estados Unidos es el territorio con los mayores niveles de pobreza y menor productividad. Frente a Mississippi, que es el estado con menores ingresos de Estados Unidos, Puerto Rico también pierde, pues allá el PIB per cápita sobrepasa los US$30.000. 

Como respuesta a la crisis, el gobierno ha hecho varias reformas, incrementado los impuestos en casi 1% del PIB y aumentando la edad de pensión y la cotización para los empleados públicos. Además, en febrero emitieron deuda con la esperanza de iniciar la recuperación en los próximos 18 meses.  “También establecieron la ambiciosa meta de eliminar el déficit presupuestal para 2016, pero los pronósticos para el futuro cercano no son positivos. Se estima que este año el PIB se contraerá 0,8% y Puerto Rico seguirá siendo una colonia con limitadas posibilidades. No puede negociar acuerdos comerciales y no tiene control sobre la moneda”, opina Krause. 

Fernández coincide en que ser parte de Estados Unidos en unos aspectos y en otros no, afecta a Puerto Rico y lo asemeja a algunos países de la Unión Europea, pero su ventaja es que nadie piensa que va a abandonar el dólar y la probabilidad de devaluación es cero, lo que estabiliza las expectativas. Además, su deuda está mutualizada porque tiene una unión bancaria con Estados Unidos, lo que implica que hay un prestamista de última instancia que lo respalda. 

Sea como sea, el futuro no se ve fácil para Puerto Rico y su gobernador, Alejandro García Padilla, en el cargo desde el 2 de enero, tendrá que hacer muchas reformas impopulares para poder recuperar el encanto de la isla.

 

 

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