Lorenza Soto Eilers (17), alumna de 4° medio del Liceo Manuel de Salas, es la nueva vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), que ha convocado para el 24 de abril a la primera marcha estudiantil bajo el actual gobierno, (la que posteriormente fue pospuesta para el jueves 8 de mayo por el terremoto en el norte grande y el incendio de Valparaíso, ambas catástrofes que cuentan con la activa ayuda de estudiantes [nota de la Redacción]).
La vocera dice que el objetivo de largo plazo de la ACES es el control comunitario de la educación; acusa al gobierno de dialogar sin propuestas claras; demanda que las comunidades escolares decidan el destino de la educación y anuncia otras acciones en la calle para defender las demandas del movimiento estudiantil. Afirma categórica: “Nosotros no funcionamos al compás de las prioridades y los tiempos del gobierno”.
¿Por qué el reciente congreso de la ACES fue “refundacional”?
“El año pasado constatamos que la movilización comenzaba a decaer, estábamos en un reflujo. Entonces nos dimos a la tarea de recuperar las ganas de movilizarnos. Para eso convocamos a un congreso refundacional. Nos propusimos cambiar la estructura orgánica de la ACES y el modo de funcionamiento. En el verano estuvimos trabajando en comisiones, esto nos permitió hacer una buena discusión que culminó el 22 de marzo.
Cada liceo y colegio tiene su propia realidad, y sus estudiantes distintas maneras de organizarse. No es lo mismo un liceo emblemático de Santiago, con un centro de alumnos elegido democráticamente, que otro de Puente Alto en que la directora designa ‘a dedo’ a los dirigentes. Considerando estas particularidades, concluimos que nuestra principal bandera de lucha sigue siendo el cambio del modelo educativo, y por ese objetivo nos seguiremos movilizando este año. Rescatamos la democracia en la base y el deseo de cambiar las cosas. Seguiremos incentivando los colectivos y zonales territoriales de la ACES, en que los estudiantes pueden adoptar la forma de organización que más les acomode. Los compañeros hacen la discusión en sus espacios y la llevan a la asamblea. Eso permite que todos nos enriquezcamos con otras experiencias que luego transmitimos en nuestros colegios.
Tenemos una organización horizontal; entre todos tomamos las decisiones y no necesitamos una estructura piramidal, donde solo algunos representantes hablan y toman decisiones por todos.
La institucionalidad actual del país no es el camino para conseguir resultados, porque conduce a soluciones de parche, como las de 2006 que culminó con la traición al movimiento estudiantil. No creemos en la vía institucional, pero estamos abiertos al diálogo porque necesitamos saber qué piensan los otros sectores”.
CONTROL COMUNITARIO
DE LA EDUCACION
¿Cuál es el camino alternativo?
“Nuestro principal objetivo sigue siendo el control comunitario de la educación, como sucedió en la escuela República Dominicana de La Florida(*). Nosotros mismos debemos administrar las escuelas. Nuestra diferencia clave con el proyecto del gobierno tiene que ver con la manera como se resuelve el control comunitario. En verano estuvimos en cuatro colegios de Cerro Navia, de un total de 27 que pretende cerrar el alcalde Luis Plaza. Los apoderados no participaron inicialmente en las tomas, por desinterés o temor. Pero comenzó a activarse la comunidad y vimos cómo muchos nos prestan apoyo. Las apoderadas y los niños, en vez de estar mirando tele, se incorporaron a la toma. Cuando la gente se da cuenta de su realidad, se organiza y asume la lucha común.
El gobierno propone consejos consultivos en que participen alumnos, profesores, apoderados; pero no queremos que solo nos consulten, queremos decidir. Tampoco aceptamos que expertos y académicos decidan por nosotros. Ellos pueden ayudar a la comunidad educativa pero no sustituirla.
Esperamos que la reforma educacional no se defina en una mesa de unas cuantas personas, porque los involucrados somos millones. Queremos que la discusión la hagamos profesores, alumnos, auxiliares, directivos, padres y apoderados de cada colegio. Cuando hablamos de comunidad educativa nos referimos a todos los involucrados. Quizá en cien días no tengamos listo lo que queremos lograr, pero nuestro objetivo es que las decisiones se tomen desde abajo. Cuando nos sentemos con el ministro de Educación, además de tomar un cafecito, esperamos que el futuro de la educación chilena no se decida entre cuatro paredes.
No vamos a restarnos del diálogo, pero no negociaremos. Sólo queremos tantear terreno, para saber qué quiere el gobierno. Le entregaremos nuestras propuestas y le haremos preguntas. La Confech también ha pedido garantías para dialogar, porque hay puntos que no están claros. Queremos saber a qué nos vamos a enfrentar en los próximos cuatro años”.
DIFERENCIAS CON EL GOBIERNO
¿Qué les parecen las prioridades del ministro Eyzaguirre? Fin al lucro, no segregación de alumnos y término del financiamiento compartido…
“El gobierno tiene sus prioridades y urgencias legislativas. Nosotros no funcionamos de acuerdo a las prioridades y tiempos del gobierno. Hablamos de una reforma estructural, no de pequeños cambios que terminen fortaleciendo el sistema escolar que queremos cambiar. ¿Cómo podemos confiar en quienes dicen que quieren proteger la educación pública, si se están cerrando colegios? Muchas comunidades educativas han tenido que escoger obligadamente la educación privada porque les cerraron el colegio público.
Queremos tratar con el ministro ciertos temas controvertidos sobre la ‘desmunicipalización’ , tales como la existencia o abolición de la educación particular subvencionada y su relación con el lucro; el uso del sistema de voucher (bono portable) para la subvención, o el papel de las agencias fiscalizadoras. También esperamos respuesta sobre las pruebas estandarizadas que producen la segregación (PSU, Simce) y sobre el carácter que tendrán los consejos escolares”.
¿Y la relación con el Parlamento?
“Los parlamentarios deberían estar al servicio del país, pero no sucede así. Me siento más cerca de los estudiantes, profesores o apoderados de mi colegio que de esas autoridades, aunque mis compañeros no decidan el destino de las leyes. Son las comunidades las que deben ser protagonistas del cambio. Por eso nosotros no vamos a golpear las puertas del Congreso ni vamos a pedir a los ex dirigentes estudiantiles que hoy son diputados que voten por tal o cual artículo del proyecto. Buscamos un cambio mucho más profundo”.
REALIDAD DE LOS PROFESORES
El Colegio de Profesores plantea un frente común por la educación…
“Nuestra relación con los profesores debe darse en los establecimientos educacionales. Muchos maestros no están afiliados al Colegio de Profesores. El Colegio no representa a todos los profesores, así como nosotros tampoco abarcamos a todos los secundarios. En mi liceo, por ejemplo, los llamados del Colegio de Profesores no tienen impacto. Es más productivo que sea cada liceo el que establezca las acciones que realizará. No puede haber un llamado general en circunstancias que los contextos son distintos. Nos estamos reuniendo con las comunidades de nuestros colegios, incluyendo profesores, paradocentes, padres y apoderados, para actuar desde esa realidad. Queremos romper con la visión de que los alumnos sólo vamos a estudiar, que el auxiliar va a limpiar y el profesor a enseñar.
Nuestro objetivo es dialogar con todos los sectores, en especial con los más cercanos. Sabemos que hay más de una organización representativa de los profesores y conversaremos con todos. Todavía no nos reunimos con el Colegio, pero ya lo hicimos con el Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación (SUTE)”.
¿Cuál es la postura de ustedes respecto a liceos emblemáticos o de excelencia?
“Cuando se presentó el debate sobre el ranking de notas, en esos liceos emblemáticos se produjo un cambio curricular repentino. Se dejaron de lado materias importantes para el desarrollo cultural de los alumnos, aumentando las horas en ramos que inciden en el resultado de la PSU. Con este modelo, el alumno mejora su desempeño en la prueba de selección, pero debilita su formación integral. Pueden aprender mucha matemática, ciencias o historia, pero dejarán de lado otras habilidades, como las artísticas, que también son importantes para su crecimiento personal. Cuando salgan de la universidad, seguramente estos alumnos de excelencia van a contribuir a que este sistema siga funcionando como actualmente, sin cuestionarse las falencias del país en que vimos”.
COMPROMISO SOCIAL DE LA ACES
¿Cómo se expresa el compromiso social de la ACES?
“Nosotros estamos en distintos frentes. Seguiremos realizando diferentes acciones para defender nuestras propuestas. Por eso recibimos al gobierno de Bachelet con movilizaciones. Cuando termine, también lo despediremos con movilizaciones.
Seguimos reivindicando el pase escolar gratuito para los 365 días del año, pero tenemos otras demandas como el control comunitario de la educación, que son de largo plazo. Egresaremos de la educación secundaria; algunos ingresarán a la superior y otros, comenzarán a trabajar; pero dónde estemos, los de la ACES seguiremos luchando porque existan comunidades empoderadas, capaces de actuar por sí mismas.
Aunque sabemos la importancia de la educación en el debate nacional, no olvidamos que hay otros problemas que afectan a las personas, como la vivienda o la mala atención en los consultorios de salud por falta de médicos. Más importante que el ‘bono marzo’ una vez al año, es que una mamá pueda llevar de urgencia su guagua a un consultorio y ser atendida como merece todo ser humano.
El proyecto de reforma tributaria viene a legitimar el sistema. Se habla de cobrar más impuestos, cuando estamos entregando nuestros recursos naturales a precio ínfimo a las empresas extranjeras. Los que ahora gobiernan están empeñados en que las cosas sigan como están. Mendigan a los empresarios un poquito más de impuestos, pero se niegan a recuperar los recursos naturales que son de todos nosotros”.
¿Han avanzado las demandas estudiantiles desde el 2011?
“Profundamente. Quizá no tenemos educación gratuita y seguimos pagando el pasaje escolar, pero la señora que mandó a su hijo a la universidad, que antes tenía que pagar quince ‘palos’ y ahora paga siete, sabe que hemos avanzado. Esas reformas son fruto del movimiento estudiantil.
Nuestras expectativas son altas. Queremos el control comunitario de la educación, algo que probablemente no conseguiremos hasta varios años más. Pero tenemos que pensar también en logros menores, que son muy significativos para la población en general.
En nosotros hay un cambio de conciencia importante. En 2001 nuestra preocupación fue el pase escolar, en 2006 el cambio de la Loce, en 2011 dijimos ‘¿Si estamos pidiendo tantas cosas chicas, por qué no luchamos por un nuevo proyecto educativo?’. Ahora estamos adecuando nuestras banderas de lucha, porque el panorama cambia. Hay un largo camino por recorrer y tenemos que hacerlo con optimismo, porque ya hemos ganado muchas cosas”.
¿Qué autocrítica se hace usted?
“Mi autocrítica es que somos muy críticos y que vivimos en una frustración constante. En 2011 pasamos siete meses en tomas, terminó el año y dijimos: ‘Me cansé, comí mal, dormí mal, repetí de curso y no conseguimos nada’. Pasamos el año 2012 deprimidos. No sabemos valorar nuestras victorias. Ha sido un triunfo nuestro que la mayoría de la población ponga en tela de juicio la situación en que vive, en este país de las desigualdades.
Hay que ver el lado positivo de las cosas. Bachelet no plantea una reforma a la educación porque quiere. Sabe que si no lo hace, la gente se le irá encima. Resulta hasta cómico ver en los titulares del programa de la Nueva Mayoría las demandas del movimiento estudiantil. Ante eso, pensamos, ¿qué hacer? Y comenzamos a analizar la letra chica, para darnos cuenta de los vacíos de la propuesta. La conclusión es que ahí no hay claridad”.
RUBEN ANDINO MALDONADO
(*) Luego de la decisión del alcalde Rodolfo Cartes (UDI) de cerrar la escuela, la comunidad escolar sostuvo por sus propios medios un proyecto educativo, hasta que en diciembre de 2013, el colegio fue desalojado por Carabineros.
Publicado en “Punto Final”, edición Nº 802, 18 de abril, 2014