¿Por qué las tragedias que a todos nos duelen, porque le duelen a Chile, no se enfrentan con todo?
¿Por qué la Cruz Roja, que acopia ayuda de particulares, no tiene un par de camiones para llevar la ayuda de Santiago a Valparaíso?
¿Por qué los carabineros ayudan a apagar incendios y los militares guardan el orden si los que apagan los incendios son los bomberos y los que guardan el orden son los carabineros? ¿Por qué hablan del orden el Ministro del Interior y el Ministro de Defensa, casi al mismo tiempo?
¿Por qué es Conaf y no las FFAA la que posee aviones para combatir los incendios y se guía con “criterios civiles”? ¿En la hipotética guerra no va a haber hipotéticos incendios? ¿Quién planifica la defensa en Chile? ¿Cómo se ve, a este país moderno, pidiendo helicópteros a sus vecinos?
¿Por qué debo yo elegir entre Santa Gemita y el Hogar de Cristo para entregar mi aporte, y no entregarlo en serias y responsables instituciones estatales? ¿No es el Hogar de Cristo una institución de dudosa propiedad privada desde el año 2000?
Ante una tragedia nacional, que desgraciadamente afecta con muertos y heridos, niños y ancianos necesitados, mujeres que deben amamantar sin recursos, chilenas y chilenos en general que necesitan INMEDIATA y sustantiva ayuda,
¿Por qué el agua para beber no es colocada inmediatamente por CCU, o Coca Cola o Pepsi Cola o…?
¿Por qué productos básicos no son colocados por Jumbo, Líder, Cencosud, Unimark, Ekono, Santa Isabel y Tottus?
¿Por qué los pañales, los colchones y la ropa interior no es entregada por Falabella, Hites, Almacenes París, Ripley y hasta La Polar?
¿Por qué la leche y el yogurt no son inmediatamente distribuidos ordenadamente por Nestlé, Soprole, Colún, Surlat o el que sea de ellos?
El trabajo voluntario es altamente valorable, por cierto, y sin él serían más lentas y deshumanizadas las soluciones.
No es que se desprecie o subestime los productos que, caritativamente, las personas hacen llegar a los damnificados, pero las necesidades urgentes y masivas (las de las tragedias nacionales, las de la salud, la educación, la vivienda social, no pueden depender de la desordenada (por definición), eventual y no planificada solidaridad
El apoyo solidario de personas instituciones es un suplemento caritativo, bienvenido y reconocido pero no el núcleo de la ayuda en tragedias como los grandes terremotos, los maremotos y los incendios apocalípticos.
Srs. de Falabella o Cencosud. ¿No es mejor publicidad, incluso, para las grandes firmas ayudar de inmediato con sus productos que aquella que se hará, más tarde, para un mercado además restringido por la tragedia?
¿Qué pasaría si la Presidenta o el Ministro del Interior, ante tragedias como éstas, llamara inmediatamente a los dueños o responsables de las grandes firmas para que acudieran sin cálculo de tiempo en ayuda de los damnificados?
¿No se evitaría así gastos enormes en atender gente que apoya, movilizaciones, orden, y se destinarían esos recursos estatales a otras políticas públicas?
Ahí sí avanzaríamos hacia una sociedad más justa, más responsable, más integrada y, sobre todo, más digna para los pobres y necesitados.