Noviembre 25, 2024

Camila ataca de nuevo

Camila Vallejo parece no haber leído el proyecto de ley que a propósito de privilegios y desvergüenzas, Gabriel Boric, Giorgio Jackson y otros ocho diputados enviaran para su tramitación y que se relaciona con la regulación de las dietas de los parlamentarios.

Haría bien Camila, que a veces ha dado en clavo, en demostrar un mayor rigor para referirse a temas que aunque le compliquen sus finanzas, se relaciona con la manera como se ordena un país esencialmente desigual e injusto.

 

Nos pusimos de pie ante ella cuando se quedó sentada en el homenaje que la Cámara hizo al auspiciador número uno del genocidio como fue Jaime Guzmán. Y, nótese, lo hicimos mucho antes que su propio partido le diera su apoyo. Es cierto que relativizando algunas cuestiones, pero algo es algo.

 

Pero del mismo modo debemos reconocer que hoy o se equivoca, o cambió. El caso es que ahora se pone del lado de los sinvergüenzas que han despostado al Estado durante demasiados años, a condición de mantener a los más abandonados por la suerte, en la pobreza y la marginación.

 

Así, la defensa de una dieta que es claramente ofensiva para los descamisados seguidores de Camila, la deja en una situación sólo comparable a los sujetos despreciables, colegas suyos como el diputado Pepe Auth, para quien es un deber del Estado financiarles hasta sus ex esposas.

 

No toma en cuenta Camila, que esos niveles de ingresos son tanto números de escándalo, como un símbolo de lo mal que está pelado el chancho en este país.

 

El proyecto de ley no se propone terminar con la desigualdad. De hecho, en el proyecto no existe la palabra desigualdad entendida de la manera que la entiende Camila. Por lo demás, sería una ofensa a la más mínima inteligencia pensar en algo así.

 

Pero la iniciativa sí apunta a develar la escandalosa forma de cómo los poderosos se regalan a sí mismos, con dineros de todo el resto. De cómo reajustan sus ya enormes ingresos sin que sea una ley, por lo menos, la que disponga el modo en que esto debe hacerse. Y como, por contraste, demoran las leyes que suben las miserables pensiones, los escuálidos sueldos de todo el resto que no tiene el privilegio de ser Honorable. Pensemos que los pobres también pueden tener ex esposas o ex esposos.

 

Camila cree que es necesario abordar temas que sí apuntan a combatir la desigualdad: el sueldo mínimo, el sueldo ético, la definición de pobreza, porque según ella, en esos aspectos estamos muy atrasados.

 

Eso es exactamente lo que propone la iniciativa de Boric y Jackson: poner en discusión el sistema de casta que consagra que quien llegue a la Cámara pasa a ser millonario sin más. Y todo el resto que se salve como pueda.

 

Pero toda crítica a Camila estaría demás si hubiese recordado que no hace mucho, en el mes de diciembre del años 2013, se refería a los sueldos de los diputados como “…excesivos en comparación a lo de los parlamentarios en Europa”.

 

En esa ocasión agregó que el dinero que recibiría como parlamentaria lo distribuirá entre su familia, el PC y las actividades que realice en su distrito.

 

O Camila cambió de ideas o su familia cambió de costumbres o su partido aumentó los sueldos. De otra manera no se entiende.

 

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