“Ese diario no es un paquetería donde las personas van a comprarse un par de medias y ellos pueden decir ‘no, no vendemos’. Es un medio de comunicación y no puede conculcar un derecho garantizado por la Constitución. Eso es un escándalo (…) Voy a pedir también que intervenga el Colegio de Periodistas, que haga una denuncia internacional, porque esto es claramente una vulneración atroz a la libertad de expresión. Y además voy a demandar al Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque la demora en entregar justicia es inmoral”, recalca la abogada.
A la abogada Carmen Hertz no le gustan los eufemismos. No los usa ni siquiera al referirse a la ceremonia que se realizará el domingo 13 de abril en el Cementerio General en el Memorial de los Detenidos Desaparecidos para despedir simbólicamente a su esposo, Carlos Berger, fusilado el 19 de octubre de 1973 junto a otros 25 prisioneros políticos en las afueras de Calama.
-Esto va a tener las características de una ceremonia fúnebre, aunque son restos de restos de restos lo que nos entregaron de Carlos. Tenemos para enterrar lo que se les cayó a los encubridores cuando sacaron los cuerpos de las víctimas de la fosa clandestina con una retroexcavadora, ahí se cayeron estos fragmentos óseos que nos permitieron identificar a Carlos. Eso es lo que vamos a sepultar-, recalca.
La abogada concluyó parte de su duelo en enero pasado, cuando el juez Leopoldo Llanos, confirmó que se habían identificado osamentas de seis de las víctimas del denominado “Caso Caravana de la Muerte-Episodio Calama”. Entre ellos estaba Carlos Berger Guralnick, militante comunista que fue detenido el 11 de septiembre 1973 en radio El Loa de Chuquicamata -donde era director-, tras haber continuado, después del Golpe de Estado, transmitiendo mensajes a los trabajadores.
Carmen ha asegurado que sólo cerrará la etapa cuando exista justicia y hoy, ante la censura de El Mercurio del obituario de su esposo -se le pidió a la familia eliminar del texto una parte que decía “asesinado en dictadura hace 40 años y cuyos restos han sido recientemente identificados”-, afirma que está claro que aún falta bastante para eso, por lo mismo, va a demandar al Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por denegación de Justicia y a El Mercurio ante los tribunales chilenos.
-El hermano de Carlos, Ricardo y su hija, concurrieron el lunes a la agencia de calle Bandera con un texto para el obituario, una suerte de in memoriam, anunciando la ceremonia fúnebre que se va a llevar a cabo el 13 de abril a las 12.00 horas y explicaba que Carlos había sido asesinado hace cuarenta años y sus restos recién habían sido identificados. Ellos se negaron a publicar eso y entregaron de vuelta el formulario modificado al que mi sobrina le sacó una foto que subió a twitter. Fue trending topic la palabra obituario, sin más, sin el avatar de la Flavia, en fin. Ese tuit de Flavia tuvo más de 1.000 retuiteos.
-Fue bastante condenada la acción de El Mercurio en twitter.
-Eso te da cuenta de que al menos en las redes sociales hay una sociedad que no están por soportar este tipo de conductas que conculcan la libertad de expresión en un diario que alega que es en Venezuela donde está este problema. Lo que hicieron es indecente e inmoral. Voy a emprender acciones legales contra El Mercurio. Ese diario no es un paquetería donde las personas van a comprarse un par de medias y ellos pueden decir “no, no vendemos”. Es un medio de comunicación y no puede conculcar un derecho garantizado por la Constitución. Eso es un escándalo. Así es que o publican el obituario completo, dando cuenta de cómo Carlos fue asesinado, o los llevo a tribunales, porque esto no se puede tolerar. Voy a pedir también que intervenga el Colegio de Periodistas, que haga una denuncia internacional, porque esto es claramente una vulneración atroz a la libertad de expresión. Y además voy a demandar al Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque la demora en entregar justicia es inmoral.
-Publicaron una nota en la edición de este martes, tú criticaste la forma en que se redactó porque se habla de que Carlos “murió”, no que fue asesinado.
-La nota fue una reacción al revuelo de twitter. Me llamaron muy tarde -no es esto responsabilidad del periodista, por supuesto-, para pedir antecedentes y van y publican una nota que tiene un eufemismo grotesco para referirse al asesinato de Carlos. Dicen ahí que Carlos Berger ”murió” el 19 de octubre, como si hubiera tenido un accidente o muerto de peste, y mencionan que estaba en manos de una comitiva militar, lo que puede significar cualquier cosa. Y estamos hablando de un hecho acreditado judicialmente, por el que están procesados todos los integrantes de la Caravana de la muerte. Hubo una explosión en la memoria colectiva por los cuarenta años del Golpe, en este caso en particular por Ecos del Desierto, entonces no sé qué pretenden, pero lo que sea es peligroso.
-¿Por qué peligroso?
-Porque da cuenta de una mentalidad instalada en un sector en este país. Me da mucho miedo, porque al negar una realidad así de brutal lo que están diciendo es que si estuviéramos otra vez en una dictadura, actuarían de la misma manera. Si vieran otra vez sus privilegios amenazados, otra vez propiciarían el Golpe. Además esto no tiene parangón. Si en Alemania un diario censurara el obituario de una víctima del Holocausto, de un recordatorio, de inmediato ese medio sería pasado a tribunales internacionales. Se iría a Strasburgo inmediatamente.
-¿Te sorprende este proceder de El Mercurio?
-No me sorprende, pero me indigna.Todos sabemos con que criterios se maneja El Mercurio, pero debe tener ciertos límites, los escrúpulos mínimos. Cuando ha informado sobre el caso Caravana de la Muerte ha debido informar sobre lo que se está investigando: crímenes cometidos por una comitiva al mando del general Arellano Stark, delegado especial de Pinochet para este fin. Y eso lo han tenido que decir, entonces claro, en estas otras cosas aplican la censura, porque hoy, en abril de 2014, decir que Carlos Berger “murió” el 19 de octubre de 1973, es un exceso, que si bien no es sorpresivo, es inaceptable