Diciembre 26, 2024

Educación: “Expertos”, lucro y movimiento estudiantil

Pese a las luchas estudiantiles recientes el panorama de la educación superior en Chile no ha variado ni un ápice. Al punto que algunos analistas políticos hablan de un movimiento estudiantil “derrotado”. Expresémonos más bien en términos de reflujo normal que, eso sí, sin una ofensiva bien preparada en aras de obtener sus históricos objetivos puede/podría, saldarse con una batalla perdida más. Los tecnócratas de la Nueva Mayoría están prestos a maniobrar para acomodar las demandas en el sistema capitalista neoliberal que funciona a full. Pese al triunfo innegable que significó el retiro de la denominación de la DC Claudia Peirano como subsecretaria de Educación. Porque lo que ella nombra sigue vigente: salvar el sistema que permite que clanes capitalistas privados vinculados a sectores políticos representados por la Nueva Mayoría se enriquezcan con la producción de educación y títulos. 

 

Así es, el pago de matrículas siderales y el consiguiente endeudamiento de las clases medias asalariadas sigue como si nada. A ningún dirigente estudiantil se le ha ocurrido plantear una huelga de pago de matrículas y una moratoria en el pago de la deuda crediticia. Lo peor de la paradoja: las universidades públicas chilenas son tan caras como las privadas. Y la ciudadanía que vive de un salario aguanta y aguanta. 

No obstante que las pruebas de que este es un sistema basado en la circulación de capitales en busca de ganancias llueven. En el marco del diseño neoliberal del sistema educativo chileno la mentada prohibición legal al lucro debe leerse como una pura declaración formal. El Mercurio ( editorial del 25/02/2014) le echa la culpa a “la falta de herramientas apropiadas para cautelar el cumplimiento de prohibición del lucro”. El Mercurio justifica a la multinacional “educativa” estadounidense Laureate cuando ésta persevera en hacer jugosos negocios lucrativos en Chile con la Universidad de las Américas, de la cual es propietaria (sostenedora se dice). Y si lo hace Laureate es porque los vericuetos de la normativa lo permiten. La situación ha sido denunciada hace algunos días por Víctor Pérez, rector de la Universidad de Chile. Este critica a la ministra Schmidt y sostiene que “es inaceptable que no se investiguen con rigor y, a tiempo, todos los antecedentes que hay sobre la forma en que el grupo Laureate ingresó y opera en Chile”. Cosa que la Concertación nunca hizo ni la Nueva Mayoría hará, a menos de masivas movilizaciones estudiantiles y ciudadanas.

Los enormes montos de dinero del y con aval Estado que circulan para que funcione el dispositivo mercantil privado de educación y satisfacer la demanda han generado enriquecimiento privado y su corolario en la formación orgánica de poderosos intereses económicos y políticos. Estos se esconden detrás del discurso ampuloso y tecnicista de los expertos que, pese a los floreos y escarbando un poco, en el fondo, siempre terminan por defender una concepción mercantil de la educación y un sistema de producir conocimiento ajustado a los parámetros de la libre circulación global de capitales prestos a invertirse donde haya posibilidades de ganancia. 

El ministro PPD designado de Bachelet, Nicolás Eyzaguirre, por haber sido empleado del grupo económico Luksic y alto funcionario del Fondo Monetario Internacional —una de las instituciones clave en el  “buen” funcionamiento del capitalismo neoliberal planetario e impulsor en los ochenta del Consenso de Washington— sabe de más como funciona el sistema. En otras palabras, como hacer ajustes estructurales a todo nivel para que el capital privado nacional y global se expanda. Y sobre todo a proceder con tacto a reformas “adaptativas” (el término es de R. Lagos) tan necesarias para preservar un sistema cuestionado por sus rigideces neoliberales. No es posible que el mercado y el capital manden siempre y en cada espacio social logren ahogar las iniciativas de emancipación social y creatividad cultural, se dicen los ciudadanos. El silencio de Eyzaguirre con respecto al tema de Laureate dice más acerca de sus convicciones que las desleales declaraciones sobre sus antiguos compañeros de colegio y de adolescencia.

Las cosas por su nombre  

El escándalo del negociado educativo de Laureate fue rápidamente sacado de la escena pública mediática. Opinólogos,  jóvenes políticos de “izquierda” incapaces de tomar distancia crítica con el democratismo formal de moda (Gabriel Boric) y comentaristas de la derecha y de la NM se dedicaron a darle crédito democrático a la conspiración destituyente derechista-imperialista contra el Gobierno del Presidente Maduro de Venezuela. La Comisión Nacional de Acreditación (CNA) comprobó que el 24% de las operaciones de la Universidad de las Américas correspondían a transferencias al grupo empresarial Laureate. En un documento oficial del organismo regulador se puede leer: “Los pagos a empresas controladoras representan un 12% de los costos operacionales totales anuales en el período 2006-2012 y corresponden a servicios de apoyo educacional, administrativos y derechos de propiedad intelectual”. Forma de obtener ganancias pese a la prohibición de lucro. 

Hay que cotejar el discurso con la realidad, es decir, con el conjunto de prácticas, intereses, mecanismos, modus operandi y principios ideológicos basados en la “libertad” de los mercados y en una visión de la educación destinada a formar mano de obra asalariada preparada bajo el calificativo abominable de  “capital humano”. Estos son postulados con los cuales Eyzaguirre está completamente de acuerdo en el fondo, pero, bien sabemos, su tarea será, precisamente, embolinarle la perdiz al movimiento estudiantil. 

Saltó Peirano (defendida hasta el final por Bachelet, Eyzaguirre y Peñailillo), el fusible, y quedó su esencia bajo la forma Eyzaguirre, el “buena onda”. El “converso” Eyzaguirre no es, como dice el rector Peña de la UDP, un “converso” al estilo Paulo de Tarso, sino uno al estilo de los marranos (forzados a la conversión) o judíos españoles que para salvar sus vidas de la represión desatada por la Inquisición (XV) debieron aparentar una conversión a la fe católica, pero sin renunciar a sus profundas convicciones y prácticas rituales judaicas. En el caso de Eyzaguirre, que es un economista neoliberal y lo seguirá siendo, no hay una conversión a posturas socialdemócratas o keynesianas. Lo que se juega, en el caso del ministro designado, es el poder, el prestigio y su incondicional adhesión al clan de los poderosos, pero no la vida. La única manera de demostrar su fe en la educación pública concebida como un derecho social y un bien público gratuito sería anunciar la creación en regiones de una universidad pública y gratuita por año con fondos del Estado. Imitar en ese aspecto las políticas públicas universitarias de Argentina, Brasil y Venezuela. No por algo esta política, que significa gasto público y alza de impuestos a ese grupo social del 1 al 5%, es tan odiada por el FMI (el Alma Matter del ministro de Educación de Bachelet) que ha demostrado ser un guardián de la austeridad y de políticas que favorecen al capital en detrimento de los trabajadores. 

La realidad es que los enormes montos de dinero del y con aval Estado que circulan en el modelo educativo chileno han generado poderosos intereses económico-políticos que asoman en el discurso de los intelectuales orgánicos de los empresarios educativos: los Brunner, Aylwin, Oliva, Matte, Peirano, Schmidt y Cía. Los llamados “expertos” defienden una concepción mercantil de la educación, un sistema de producir conocimiento sujeto a los parámetros de la circulación de capitales prestos a invertirse donde haya posibilidades de ganancia y, también, una mentalidad o subjetividad meritocrática; léase: individualismo competitivo. La esencia de la filosofía neoliberal.     

El caso Laureate y sus vínculos con la derecha y el Estado, por intermedio de la ministra Schmidt y de su esposo Gonzalo Molina, abogado del bufete que asesora al grupo Laureate, es un ejemplo entre otros de las poderosas redes de intereses políticos y económicos que se despliegan en el lucrativo negocio de la educación.  El otro caso, no menos significativo, esta vez en la Nueva Mayoría, es el de las ramificaciones del empresario de la educación secundaria y dirigente DC Walter Oliva, financista de la senadora Ximena Rincón y, por lo tanto, una real influencia en el gabinete entrante.  

Estamos frente a una endogamia clánica en un capitalismo concentrador de la riqueza social. Y ante una Nueva Mayoría dedicada a aceitar la infraestructura del poder económico y político. La especialidad del bacheletismo es construir puentes con los poderes neoliberales. Todos los ministros y subsecretarios aseguran y preservan estrechos vínculos con los grupos económicos (bancos, AFPs, Isapres, Minero-exportador, empresariado educativo, retail, farmacias, telecomunicaciones, energéticos) que controlan la economía nacional.  

Pero el fenómeno es extensivo a todo el sistema privado de educación superior. No hay universidad privada que esté por encima de toda sospecha. Basta darse el tiempo de investigar los vínculos de los miembros de los comités de administración de cada una para constatar el entramado transversal de intereses. Como, de la misma manera, basta con seguirle la huella curricular a cada subsecretario de Bachelet-Peñailillo para saber cual es el sector económico capitalista o de poder (FFAA) con los que se vinculan para representarlos con el fin de preservar su poder e intereses. En términos políticos: la alternancia del duopolio político en la administración del Estado asegura la hegemonía o dominio de fracciones de la clase dominante que coinciden hoy en proceder a pequeñas reformas que ni siquiera corresponden a un proyecto socialdemócrata sino que se enmarcan en la misma racionalidad capitalista-neoliberal del modelo impuesto a sangre y fuego por la dictadura cívico-militar.    

Si la dirigencia estudiantil no enfrentó política ni discursivamente a Bachelet-Eyzaguirre-Peñailillo, en las próximas semanas tendrá que hacerlo en el terreno de la intervención pública con propuestas y argumentos claros y contundentes  y, por sobre todo, con el trabajo de construcción de una relación favorable de fuerzas con despliegue asambleístico y movilizador desde abajo y con un discurso y prácticas articuladoras y solidarias con las expresiones del movimiento de trabajadores. Fiel a la clave del éxito de la política transformadora. Unica manera de galvanizar al movimiento estudiantil en pos de masivas movilizaciones y de reconquistar el apoyo ciudadano. 

  

 

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