Diciembre 26, 2024

Antihistoria de un luchador: la historia de un incansable predicador

Soy un incansable predicador de la unidad de la clase trabajadora chilena, porque cuando la clase trabajadora chilena está unida, es invencible. Nadie se atreve contra ella”, decía Clotario Blest Riffo, reconocido como la mayor figura del sindicalismo chileno.

El año pasado, Mónica Echeverría junto a LOM Ediciones publicó “Antihistoria de un luchador”, biografía de Clotario Blest Riffo.

 

Presentado como ensayo, la obra indaga desde su nacimiento (17 de noviembre de 1899) hasta su muerte ocurrida el 1º de junio de 1990, aunque la autora indaga con anterioridad al nacimiento de Clotario ya que empieza la historia con el nacimiento de su padre en 1823. Blest cursó sus estudios primarios en una escuela pública para luego ingresar al Seminario Pontificio de Santiago y durante los nueve años que estuvo en el internado, tuvo como profesores a los sacerdotes José María Caro y Fernando Vives Solar, quienes influyeron en su forma de pensar.

Clotario Blest luchó toda su vida por organizar, lograr la unidad y poner en acción a la clase trabajadora y los ciudadanos más humildes. Se esforzó por hacer ver a sus seguidores que sólo la unidad, la coordinación y la movilización de esfuerzos permitirían asegurar avances concretos para los trabajadores. Luchó incansablemente por la independencia de la clase trabajadora respecto de organizaciones ideológicas y políticas. Sostenía que la unidad de los trabajadores se lograba cuando se deponían aspiraciones e intereses partidarios y se enfatizaba en los objetivos de la clase trabajadora.

Alrededor de 1920, ingresó a un círculo de estudios llamado “El Surco”, dirigido por el sacerdote Guillermo Viviani Contreras. Esta organización pretendía luchar por una legislación a favor de la clase trabajadora, promoviendo principalmente la creación de sindicatos.

 

En el marco del Proyecto sobre “Formación Sindical” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), Víctor Ulloa habla sobre el proceso de constitución del movimiento de los trabajadores chilenos desde sus primeras formas de organización, a principios de siglo, hasta la fundación de la CUT en 1953 y, luego hace un desarrollo y caracterización histórica del período que transcurre hasta el golpe militar de 1973

En el documento consta que “a comienzos del siglo XX, las condiciones de vida de los obreros y trabajadores de las grandes ciudades eran paupérrimas. Grupos de 5 a 8 personas vivían en cuartos de 40 metros cuadrados y los conventillos eran el centro larval de variadas pestes. Entre 1909 y 1914, más de 100 000 chilenos morían a causa de enfermedades. El alcoholismo era un mal endémico, lo mismo que la prostitución. En 1916, sólo en Santiago había 543 burdeles legales y 10 000 casas de tolerancia al margen de la ley. La expectativa de vida promedio de los chilenos en 1920 era de 30 años.

 

Luego de la Guerra del Pacífico, las contradicciones entre ricos y pobres se hicieron evidentes y ofensivas, agudizándose los conflictos en la primera década del siglo pasado. Es así como mineros y trabajadores urbanos comenzaron a protestar buscando mejores condiciones salariales, laborales y previsionales realizando las primeras huelgas. La movilización de los trabajadores contaba ya con una base organizacional previa ya que en 1910 había más de 400 organizaciones mutuales que dieron lugar a la aparición de los sindicatos de trabajadores y en algunas ciudades, como Iquique, establecieron alianzas con las mutuales dando origen a las mancomunales”, prosigue el documento. Un dato muy significativo que está consignado en el trabajo es que “entre 1890 y 1915 entre huelgas generales, parciales, mítines, manifestaciones e incidentes hubo 78 actos de protesta, estimándose que solamente entre 1902 y 1908 hubo 200 huelgas. El 50% de estas huelgas se produjo en la zona salitrera y en Santiago.

Clotario Blest fue elegido presidente en el Congreso de Fundación de la Central Única de Trabajadores, CUT cargo que ejerció durante más de 8 años, hasta agosto de 1961.

El lenguaje sencillo, concreto y directo de Clotario Blest llegaba a los trabajadores que constantemente los llamaba a la unidad y a la acción. Desde la presidencia de la CUT, encabezó huelgas y movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones sociales y salariales de los trabajadores.

Clotario Blest, desde la presidencia de la CUT, encabezó permanentes huelgas y movilizaciones sociales para protestar por las malas condiciones económicas de los trabajadores y a favor de reajustes de sueldos. En el artículo “Chile: Los 110 años de Clotario Blest, inspirador del sindicalismo chileno” se explica que “bajo su presidencia e influencia, la CUT desencadenó grandes huelgas nacionales. Las más destacadas movilizaciones de aquella época fueron los Paros Generales de mayo de 1954, el de 7 de julio de 1955, el de enero de 1956, y las huelgas generales de 1960 y 1962. La gran fuerza que adquirió la CUT lleva a que el gobierno encarcele y relegue por largos periodos al sindicalista; siendo catorce veces encarcelado por Carlos Ibáñez del Campo, tres por Jorge Alessandri y una por Eduardo Frei Montalva.

Siempre dijo que su deber era luchar por la justicia y la unidad de los trabajadores chilenos hasta el último minuto de su vida.

Gonzalo Miranda, en un artículo publicado en “El Observatodo” el 26 de octubre de 2006 expresaba que “podría considerarse a Clotario Blest como uno de los dirigentes que luchó por los derechos de los trabajadores con pasión y privilegiando el interés de estos por sobre el interés personal al igual que otros dirigentes sindicales como Luis Emilio Recabarren (1876-1924), Tucapel Jiménez (1921-1982) y Manuel Bustos (1943-1999).

Ni siquiera la dictadura pudo ir en contra de él. Mónica Echeverría recuerda con emoción cuando Blest recorrió el camino hacia los hornos de Lonquén con una cruz a cuestas, seguido de miles de personas sin que nadie se atreviera a hacer nada en contra de ellos.

Por esa razón, este libro es un reconocimiento a su trayectoria, siendo un ejemplo de honestidad y compromiso con los trabajadores, sin dejar de mencionar que los encarcelamientos, las presiones, los amedrentamientos, las amenazas y las golpizas que sufrió en su vida, hasta muy avanzada edad, nunca debilitaron su lucha o sus argumentos.

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