El gobierno de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, rechazó que haya inducido la devaluación del peso iniciada el miércoles y que continuó este jueves al cotizarse el dólar en 8 pesos, 86 centavos más que la víspera.
Al igual que ayer el Banco Central no intervino durante esta jornada en el mercado cambiario, lo que provocó sorpresa entre los operadores.
Por lo pronto, agentes de la policía federal, del Banco Central e inspectores de la Administración Federal de Ingresos Públicos realizaron 29 allanmientos en sociedades de bolsa de esta capital, señaladas como cuevas para la venta y compra ilegal de monedas extranjeras.
El operativo ocurre cuando el peso sufre su peor caída en 12 años, y el gobierno restringió a dos veces al año las compras por Internet que ingresen al país por correo y no superen 25 dólares, en un intento por detener la fuga de divisas.
No ha sido una devaluación inducida por el Estado, aseveró el jefe de gabinete Jorge Capitanich, al responder también a opositores que criticaron que en su primera aparición en semanas, la presidenta no haya hablado de la depreciación de la moneda.
Resaltó que Fernández tampoco habló de sus logros, entre los que mencionó el repunte de la industria automotriz y el incremento del turismo doméstico.
En lo que va de 2014, la moneda argentina se devaluó 18.6 por ciento contra una depreciación de 24 por ciento en todo 2013. Las reservas monetarias se desplomaron de 52 mil a 29 mil millones de dólares desde 2011 y casi mil millones desde enero pasado.